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Olmedo, un festival contra los elementos

Queda aún toda una semana por delante en la que se sucederán algunas propuestas tan interesantes como la Comedia aquilana de Torrres Naharro
larazon

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Queda aún toda una semana por delante en la que se sucederán algunas propuestas tan interesantes como la Comedia aquilana de Torrres Naharro.
Con Las mujeres sabias de Molière, en versión de la compañía Vértice, y el Otelo de Shakespeare, bajo la batuta de Julio Fraga, se inauguraba este fin de semana la 13ª edición de un Festival Olmedo Clásico amenazado por lluvias cuya programación, el domingo, dejaba de lado el riesgo de los dos primeros días y apostaba por la experiencia de un director como Eduardo Vasco, siempre aplaudido en los años que ha estado en cartel y que, en esta ocasión, además, acudía con la obra del Siglo de Oro por la que esta localidad vallisoletana siente lógica predilección: El caballero de Olmedo, de Lope de Vega.
Mezclando lo dramático y lo musical, y con una clara vocación popular en la forma de entender el texto de Molière, presentaba el director Andrés Alemán el pasado viernes su aproximación a Las mujeres sabias, una obra que habla de la libertad de la mujer para elegir el papel que quiere jugar en la sociedad y que, sobre todo, denuncia la pedantería, la vanidad y el escaso talento de algunos literatos y artistas a los que el vulgo convierte en apócrifos genios.
Subrayando exageradamente los caracteres ideados por el autor francés y, por si eso no fuera suficiente, adjudicando a un actor –Daniel Acebes- un papel femenino -en este caso, Belisa- para que su amanerada interpretación genere el supuesto humor que algunos siguen viendo en este anticuado transformismo, Alemán explota los recursos de la comedia convencional en una función en la que busca el mero entretenimiento sin más pretensiones. En la propuesta, adorna con algunas canciones sencillas, destaca el trabajo, un poquito más rico en matices que le resto, de la actriz Teresa Ases dando vida a la díscola, y a la vez tradicional, Enriqueta.
La compañía Clásicos Contemporáneos, por su parte, ponía en escena el sábado un Otelo de aroma distópico –recuerda en su estética a la serie cinematográfica Mad Max- en el que el veterano Chete Lera, en su habitual estilo histriónico y gritón, da vida al celoso “moro” protagonista.
Con un reparto poco brillante –es incomprensible, por ejemplo, la lectura que hace el actor Juan Luis Corrientes de Rodrigo, el enamorado de Desdémona-, la conocida historia de un hombre que, teniéndolo todo, desciende a los infiernos del crimen por simple desconfianza en su amada, discurría sobre las tablas despertando mucho más aburrimiento que emoción.
Cuando por fin, el domingo, llegaba el turno de Eduardo Vasco y de su poética e introspectiva visión de El caballero de Olmedo, protagonizada por un soberbio Daniel Albaladejo, las tormentas desbarataban una representación que, hasta el momento de la definitiva suspensión –hubo un intento fallido de reiniciarla cuando parecía que iba a escampar-, estaba concitando el interés y el entusiasmo del público que abarrotaba la corrala. No pudo el mal tiempo, al menos, impedir que la compañía se llevara un merecido aplauso en pago a su buen trabajo y a sus esfuerzos por concluir la función.
Queda aún toda una semana por delante en la que se sucederán algunas propuestas tan interesantes como la Comedia aquilana de Torrres Naharro, en un montaje de la aclamada compañía Nao d´Amores, el shakesperiano Rey Lear que pone en escena Atalaya o el disparatado e ingenioso homenaje a la historia del teatro que hacen los exitosos RonLalá en Crimen y telón.