Pablo Castañón: «Es un tópico, pero el amor de verano es fascinante»
Protagoniza «Amores minúsculos», revelación de la pasada temporada que ahora ha conquistado en el Teatro Nuevo Apolo.
Programaron dos semanas de obra y ya llenan su tercer teatro. Eso fue hace un año y el camino tomado ha ido de la Nave 73 al Off del Lara y ahora está en el Nuevo Apolo. «Amores minúsculos» se reinventa cada función con un elenco doble. Eso y que cuente aquello que todos hemos vivido o que queremos que nos pase, clave del éxito que analiza uno de los dos protagonistas, Pablo Castañón: «Empezamos sin ninguna expectativa más allá de dos semanas. Y ahora, después de toda la trayectoria y de llenar todos los días, hemos llegado al Nuevo Apolo. La gente sale encantada, feliz, y si te soy sincero, no sé muy bien cuál es la fórmula. Escucho que es una obra diferente, que emociona, que hace reír y pasarlo bien, también llorar, que toca la fibra muy bien... Ya el cómic de Alfonso es una maravilla por cómo lo plasma y después la adaptación de Iñaki Nieto es fabulosa».
–¿Qué tiene de diferente? Además de haber salido de un cómic.
–No es por el tema que se toca, sino por el cómo se aborda y por la puesta en escena. No hay una fórmula exacta, y parece que ya está todo inventado, pero aquí se han reunido los factores necesarios para que triunfe y guste.
–¿Cómo evoluciona la obra de sala en sala?
–Con muchas ganas, ilusión y adaptándonos a los cambios. Hemos formado una familia y eso hace que nos readaptemos a cada espacio juntos. De la Nave al Off podía ser otra historia, pero al final cada día el teatro se llenaba, cada función era diferente, respiraba. Y ahora en el Nuevo Apolo ya ha sido todo el despliegue de medios. ¡Creo que es la definitiva!
–¿Cómo respiraba Jaime al principio y cómo respira tras afianzarse en el éxito?
–Según marcha mi vida, así va el personaje, en este caso Jaime. Cuando recibí la propuesta para estar dentro de «Amores minúsculos» me tocó mucho el tema que se trataba y el cómo. He ido evolucionando según he ido transcurriendo por la función y la verdad es que la etapa del Off del Lara es donde la obra se hizo compacta. Todos crecimos muchísimo en ese periodo y en este verano nos hemos refrescado para volvernos a juntar y entrar en un teatro grande. Ahora se requiere otra proyección y otra energía hacia el público. Todavía estamos ajustando e investigando por dónde ir.
–Ha hecho hincapié ya dos veces en el cómo.
–Son historias que todos hemos vivido o que estamos queriendo vivir. Según leo el guión o cuando me pongo como espectador son historias que se conocen de una forma o de otra, porque la has sentido en tus carnes o porque algún amigo te lo ha contado. Esa cercanía hace que el público conecte.
–¿Qué tiene Jaime de Pablo?
–Cuando estamos en un proceso creativo o artístico hay momentos de parón, en los que parece que no evoluciona la cosa, pero en realidad no es así. Es un poco lo que le pasa a Jaime y lo que a mí me ha ocurrido. Mi personaje tiene una clave, una palabra, que es que está «esperando». Creo que a veces es mejor saber esperar a que llegue esa inspiración. Hay que buscarla y salir a por ella, por su puesto, pero, cuando ves que no aparece, pararse a ver qué ocurre no es mala opción.
–Le da su personalidad al personaje y al día siguiente llega Álvaro y le da otro punto. ¿Cómo marca diferencias?
–Durante el proceso de ensayos no nos veíamos. Entonces partimos de cero y de nuestra propia creatividad. En alguna función nos hemos visto, nos ayudamos nos nutrimos unos de otros, pero siempre está el alma y el espíritu de cada uno. Es lo que hace que sea diferente cada día.
–¿Cómo se encarna un cómic? ¿Intentó convertirse en el Jaime del papel?
–Tampoco es que sea un lector asiduo de cómic, siempre me han gustado, pero sin más. Tenía mucho terreno ganado con las viñetas. En el proceso de creación de los dibujos está muy bien plasmada la idea. Es investigar «Amores» y la línea que sigue Alfonso en sus otros cómics. Lo primero a lo que me agarré fue a algo corporal. Me gustó mucho imaginarme cómo sería el cuerpo real de Jaime a través del dibujo, y por ahí empecé.
–Dice que investigó el cómic, pero buscó sus propios amores minúsculos.
–(Risas). Claro, nos nutrimos de la experiencia y de todo lo vivido, del imaginario y lo que nos rodea.
–Y ¿cómo van esos amores fugaces del metro, calle, autobús...?
–Pues me ha ocurrido con Jaime una sincronía entre la persona y el personaje. Es lanzarte a ver qué ocurre e investigar cuando estás hablando con alguien cómo reaccionaría. Pero luego en casa, empiezas a pensar en ello, cómo hubiese reaccionado Jaime ante la situación...
–¿Cuándo deja de ser minúsculo un amor?
–¡Bua! Por lo que se cuenta en la obra, cuando te toca de verdad, cuando la historia no es un simple rollo, que la otra persona no se te va de la cabeza. Como dice Jaime, cuando se sufre una desconfiguración entre el estómago y la cabeza. No sabes muy bien qué ocurre, que no puedes dejar de pensar en esa persona...
–¿Hay que tener muchos minúsculos para llegar a uno mayúsculo?
–Todos son importantes. El amor es muy importante en esta vida y hacer las cosas con y por amor. Uno minúsculo puede aportar mucho más que uno mayúsculo por todo lo que te ha nutrido y por la experiencia. De todos los amores aprendes algo para el siguiente.
–¿Cuánto duran los amores de Pablo Castañón?
–Depende de las ganas y la motivación, por ambas partes.
–¿Un amor minúsculo idílico?
–Es un tópico, pero el amor de verano es fascinante. Es una gran época para enamorarse.