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Purita Campos: «Es surrealista: si quiero un dibujo mío de Esther tengo que pagarlo»

Dibujante de «Esther y su mundo». A sus 77 años sigue en la brecha lanzando nuevos cómics del personaje que creó en 1971
larazon

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Realmente Purita Campos es diseñadora de moda, pero todo el mundo la conoce como la dibujante que en 1971, y junto al guionista Philip Douglas, creó «Patty’s World», que en España en 1974 se editó como «Esther y su mundo»: las aventuras de una jovencita, adelantada a su tiempo, que revolucionó el mundo femenino desde el cómic. Ahora acaba de lanzar junto al guionista Carlos Portela el libro «Esther cumple 40» (Espasa), en el que se narra la semana del cumpleaños de la pecosa protagonista, sus paces con su mejor amiga, los problemas con su hija adolescente y el reencuentro con su amor de toda la vida, Juanito. Sorprendentemente, lo primero que hace alguien cuando habla con ella es confesarse.
–Mi hermana, sus amigas y un servidor leíamos las aventuras de Esther ¿sorprendida?
–No es el primero que me cuenta eso. La que fue ministra de Cultura, González–Sinde, me dijo que algunos de sus amigos la leyeron escondidos en un baño. Hay que tener en cuenta que no era sólo una historia romántica, también explicaba los problemas de una familia.
–¿Cómo fue su trabajo con Douglas?
–Tuvimos una relación muy buena. Él escribía las historias, pero me confesó que las ideas se las daba su mujer. Decía que si no hubiera sido por ella no existiría Esther.
–¿Por qué se llamó así en España?
–Me lo sugirió el director de la editorial Bruguera. A él le gustaba ese nombre y no me pareció mal.
–¿Qué fue lo que hizo tan especial al cómic?
–Esther era una chica tímida, pero muy avanzada para la época. En España se vivía de otra manera y por eso tuvo tanto éxito. Conecté con el personaje y sabía que iba a pasar lo mismo con las lectoras.
–¿Qué le gustó?
–Que no hablaba siempre y sólo del amor entre Esther y Juanito, sino que se expande por otros derroteros como los problemas del padre, que es policía. Todo eso ayuda a que sea una historia mucho más completa.
–¿Creyó que viviría tanto el personaje?
–Cuando hice el primer dibujo pensé en la ilusión que me haría que durase un año. Lo hizo durante 20 en Inglaterra; también se lanzó en Alemania y Holanda.
–Ahora está recuperando el cómic con el guionista Carlos Portela, ¿cómo va?
–Están muy bien. Ya ha salido hasta el número tres y quedan otros tantos para cerrar el ciclo. Seguiremos dependiendo de muchas cosas. Yo estoy dispuesta a continuar, pero Portela tiene 40 años y toda una vida por delante.
–Y llegó la novela, ¿qué narra?
–Esther cumple cuarenta años. No es una continuación de los cómics. Explica cosas que no saldrán en éstos. Sucede durante la semana de su cumpleaños.
–¿Cómo han actualizado al personaje?
–Yo estoy muy al día aunque sea viejecita. Pero eso ha sido Carlos Portela, que se documenta de todo. Cuando comenzamos las nuevas aventuras de Esther ya pensé que era bastante actual. Ahora ella es un personaje muy europeo. Carlos lo hace todo menos la ropa, que siempre me dice que ponga lo que quiera.
–Y, ¿no le da pena verla envejecer?
–No. Hacer que los jóvenes pasen a ser mayores es mi trabajo y disfruto. Esther debe evolucionar.
–¿Es cierto que se la han escapado muchos dibujos?
–En la época de Bruguera no había fotocopias, todo eran originales y tras utilizarlos los destruían para que no los llevases a otra editorial. Si yo quiero un dibujo mío tengo que pagarlo. Un coleccionista se las compró a la editorial inglesa y tras 20 años trabajando ni siquiera me han devuelto las páginas; es muy surrealista.
–¿Es cierto que tiene a la realeza entre sus lectoras?
–Sí, y me sorprendió muchísimo. Me dieron la Medalla de Oro de las Bellas Artes hace tres años en Jerez, junto a personajes que considero muy importantes como la Duquesa de Alba, Julio Iglesias y Tricicle. Cuando terminó el acto nos quedamos con los entonces Príncipes. La Reina Letizia vino hacia mí, me abrazó, y me dijo que me leía de pequeña. Me emocioné y me hice fotos con ellos que no se si podré publicar; nunca lo haría sin su consentimiento.
–¿Se podría hacer una serie con el personaje?
–Estaría muy bien. Lo que pasa es que se hacen cosas y algunas son una birria, pero el personaje de Esther da para bastante. Veo difícil convertirlo en carne y hueso, aunque si se acierta puede estar muy bien. Siempre que yo pueda controlarlo (ríe).
–Al ser multidisciplinar, ¿qué tiene en mente Purita Campos?
–Ahora espero a que me envíen los guiones para continuar los cómics. Tengo otros proyectos; como hice Bellas Artes, he pintado bastante y he hecho exposiciones. Además, doy clases, no paro. Si dejo de trabajar me moriré, porque estar ocupada me da la vida, la ilusión, y no me acuerdo de la edad que tengo. En mi cabeza soy la misma que con 30 años.