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¿Quién es el nuevo propietario del misterioso retrato de Velázquez?

Jonathan Brown, máxima autoridad en el pintor de Sevilla, reconoce que “este cuadro encaja muy bien en la obra de Velázquez de la etapa de Sevilla”. Adquirido por 9,6 millones de euros en una puja con un único cliente, la tabla se ha declado “inexportable” por el gobierno español
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Adquirido por 9,6 millones de euros en una puja con un único cliente, la tabla se ha declado “inexportable” por el gobierno español.
Suena el teléfono a primera hora de la mañana en casa del hispanista estadounidense Jonathan Brown, la máxima autoridad en el estudio de la vida y obra de Diego Velázquez. Como suele ser habitual, contesta su mujer. Y como suele ser también habitual, antes de preguntar por el experto en el pintor sevillano, al escuchar el nombre del periódico LA RAZÓN, interrumpe: “Ah, sí, claro. Un momento. Ahora se pone”, indica. Y alza la voz para llamar a su marido. Ya sabe que se le va a preguntar por Velázquez, y el cuadro que se acaba de subastar en Abalarte.
Es un retrato de 1617 de una niña que mira al visitante con las manos en actitud de oración. Vestida con una saya marrón, lleva una blusa blanca y un mantón enrollado en la cintura de color verde. El experto en pintura antigua Richard Willermin lo atribuye a Velázquez. Y, de ser confirmada su autoría, tendría un gran valor al ser uno de los pocos cuadros que hay en España de la primera etapa del artista, que coincide con “Vieja friendo huevos” (1618) en la National Gallery de Londres, “El almuerzo” (1617-18) en el Hermitage o “La adoración de los Reyes Magos” (1619) en el Museo del Prado.
Ante todo, Jonathan Brown reconoce que “tengo ganas de ver el cuadro. De tenerlo delante de mí. Pero, quiero saber quién es el comprador, sobre todo. ¿Quién es el nuevo propietario? Estoy seguro de que el nombre de esta persona saldrá. Pero, hay que esperar”, indica del nuevo dueño de la tabla, vendido en la casa de subastas Abalarte por un precio de remate de 8 millones de euros (9,6 con la comisión de la galería). De momento, sólo se sabe que en la puja sólo participó el misterioso nuevo dueño de “Retrato de una niña”. Ya se rumorea que quizá se habría pactado la venta antes de sacarlo al mercado. Mientras, desde el gobierno español, se ha seguido la transacción con suma atención. De momento, ya ha anunciado a la casa de subastas la imposibilidad de sacarlo de España al declarar la tabla “inexportable”, debido a su valor artístico.
Sin embargo, Jonathan Brown está seguro de algunos detalles. “Parece que sí es una obra de juventud de Velázquez, aunque no he visto el cuadro original. Pero, a partir de las fotografías que han aparecido, no tengo dificultad en reconocer la atribución a Velázquez, de joven”, confirma el hispanista que a continuación explica cómo se identifican este tipo de piezas. “Las atribuciones se suelen hacer por comparación. Y en este caso, este cuadro encaja muy bien en la obra de Velázquez de la etapa de cuando se encontraba en Sevilla”, apunta Brown del pintor que abandonó la ciudad andaluza a los 24 años para irse a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV.
“Sólo hay algunos retratos de Velázquez, y éste encaja muy bien en la colección de la obra de Velázquez, como ya he dicho antes. Creo que es un cuadro interesante. Así sería cualquier Velázquez que aparezca. Estoy pensando en el retrato de Pacheco que estaría en el Prado (por Retrato de caballero)”, hace referencia el hispanista.
A su juicio, la cifra por la que cambió de manos “es siempre muy subjetiva. Sobre todo porque no aparecen muchos cuadros de Velázquez. Pero, el precio parece adecuado. Hay que tener en cuenta que Velázquez pintó muy poco. Por eso, cualquier obra es importante en sí. Aunque también hay grados de importancia”, matiza el hispanista.
De esta forma, parece que el cambio de manos no evita romper con el misterio, al menos de momento, que siempre parece haber estado unido a esta pieza, que ha estado entre las posesiones de una misma familia durante cien años. Sin embargo, se desconoce lo que le ha ocurrido durante los trescientos años anteriores desde que la ejecutase Velázquez. Jamás ha sido estudiada. Y sus propietarios han desconocido siempre su valor artístico y, por ello, económico.