¿Quién quiere matar a Pablo Neruda?

Las teorías sobre las causas de su fallecimiento no dan tregua. Un grupo de expertos concluirá en 2016 si una bacteria pudo acelerar el final del escritor

Como si de un fantasma se tratase que aparece y desaparece cada cierto tiempo, Pablo Neruda no puede descansar en paz. Fallecido en septiembre de 1973, su muerte se ha convertido en una incógnita que ha generado casi tantos titulares como el asesinato de Federico García Lorca. Un estudio del Ministerio de Interior chileno que señala como “altamente probable” que en su muerte intervinieran “terceros” devuelve a la actualidad una historia que parece no tener fin.

Que al autor de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” se lo llevó al otro mundo un cáncer de próstata es un hecho que está ahí, que ha sido confirmado y que, al tiempo, no es óbice ni obstaculiza que el Partido Comunista de Chile haya esgrimido una serie de teorías más o menos “conspiranoicas” sobre las últimas horas del escritor. Todo hacía sospechar que tras los resultados de la investigación realizada en 2013, en la que participaron destacados expertos españoles, Neruda podría convertirse en un “caso cerrado”. Sin embargo, el testimonio del chófer,

Manuel Araya, sobre la inyección que se le suministró al escritor en la Clínica Santa María ha servido como apoyo en el que basar una serie de sospechas que son inasumibles para muchos de su entorno, como aseguraba a este diario el director de la biblioteca y archivos de la Fundación Neruda, Darío Oses: “A partir de un testimonio se ha creado algo desproporcionado”. El sobrino del poeta, Bernardo Reyes se mostraba contundente en enero de 2015 cuando se le preguntaba si creía que su tío había sido asesinado: “Lo descartamos. He hecho mis porpias investigaciones, he sido amigo de su viuda, Matilde Urrutia, he asistido con ella a actos de la resistencia. Y todo lo que he indagado me ha permitido llegar a la conclusión de que no es posible el homicidio”.

¿Fue envenenado durante la dictadura de Pinochet? Quizá el siguiente capítulo de este culebrón que parece no tener fin se resuelva en el primer trimestre de 2016, cuando los investigadores, tanto nacionales como extranjeros, concluyan sus resultados sobre una bacteria, estafilococo dorado (responsable de diferentes tipos de infecciones más o menos graves), pudieran haber precipitado la ya precaria salud y casi segura muerte de Pablo Neruda.