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Felipe VI: «El siglo XXI debe ser el siglo del español con todos sus acentos»

Los Reyes inauguran el IX Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebra en Cádiz y apelan a que nuestra lengua sea cada vez más «global»

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El IX Congreso Internacional de la Lengua Española, que se había convocado en Arequipa y cuya celebración ha malogrado la agitación política que se vive en Perú, ha terminado inaugurándose en Cádiz, aunque manteniendo el programa y la idea original: «Lengua española, mestizaje e interculturalidad. Historia y futuro». Nuestro idioma llega a esta cita respaldado por el peso que supone tener un valor económico del 10 por ciento del PIB mundial, según un informe sobre el valor económico publicado por Telefónica, y la conciencia de que el uso de nuestras lenguas en transacciones comerciales es un seguro (si no se utilizara, dichas transacciones se reducirían un tercio).
En el acto de apertura en el Gran Teatro Falla, el Rey subrayó estos buenos augurios al afirmar que «el español es el segundo idioma más hablado del mundo, tras el chino mandarín, y la segunda lengua de comunicación internacional, únicamente superada por el inglés. Con unos 496 millones de habitantes nativos, alcanza los 595 millones si se les suman los usuarios potenciales, es decir, los que tienen competencia limitada y los que lo estudian. Esta cifra se ha incrementado un 30 por ciento en los últimos diez años. Pero el dato quizás más llamativo es que en el año 2100 se prevé que el 6,3 por ciento de la población mundial podrá comunicarse en español». Durante estas jornadas se abordarán retos cruciales para el castellano, como es la interacción con el inglés y las hibridaciones que resulten de su contacto, además de los retos que implica internet y la inteligencia artificial. El Rey aludió a estos dos últimos desafíos al señalar que el castellano «es la tercera lengua en internet, donde casi el 8 por ciento de los usuarios se comunica en español y en más de 23 millones de alumnos que estudian español como lengua extranjera».
"La lengua es uno de nuestros grandes patrimonios que tenemos que preservar"Felipe VI
Felipe VI hizo un inciso para precisar otro aspecto: «América es un continente en el que se pueden atravesar sus diferentes y diversas naciones de Norte a Sur sin cambiar de idioma: el español, con toda su rica variedad, es lo que hace de nuestra lengua un idioma vivo, abierto, que se construye entre todos cada día a medida que nuestras sociedades cambian». Por esto mismo adelantó que «si tenemos esta potencia, esa fortaleza, si ante nosotros se está abriendo un horizonte nuevo para la Humanidad, tenemos la oportunidad de que nuestra lengua, además de universal -y más trascendente quizás ahora en estos tiempos-, sea cada vez más global. La lengua es uno de nuestros grandes patrimonios que tenemos que preservar, que cuidar, pero también impulsar».
"La lengua es un proyecto de futuro para el mañana"Felipe VI
El Rey, que repasó en su discurso los logros que se alcanzaron en todos y cada uno de los congresos internacionales, insistió en el poder que tiene la lengua para transmitir conceptos y hacer «llegar nuestros sentimientos y nuestros afectos». Y apuntó: «La lengua nos une ahora y, por tanto, es un proyecto de futuro para el mañana. Tenemos que saber aprovechar el momento. Esta es la hora del español, con todas sus voces, sus giros y matices, con todos sus acentos, con toda su riqueza y diversidad. No dejemos pasar la oportunidad que la historia nos pone por delante. El siglo XXI debe ser el siglo del español».
Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, no obvió la relevancia que tiene el mestizaje en nuestra lengua y nuestra cultura. «El mestizaje fue consecuencia de la convivencia y la absorción. La valoración dominante de los expertos estima que las relaciones interculturales hicieron surgir mejores comunidades para organizarse y ser felices». Con sus palabras quiso refrendar el papel de la lengua como transmisora de palabras nuevas y de ideas rompedoras, originales, («ciudadanía», «pueblos libres»), y cómo esto posibilitó la difusión de derechos que después han contribuido a erigir sociedades más avanzadas, más justas y más modernas. «La lengua de la libertad siempre ha viajado entre las dos orillas del Atlántico. Preservar su unidad y mantenerla lejos de los que pretenden arrebatar al pueblo sus derechos sobre ella es uno de nuestros objetivos».
"La defensa de los derechos humanos y de los valores democráticos es una tarea de la comunidad que habla español"Luis García Montero
En este evento también participaron Elvira Lindo, que evocó sus raíces gaditanas y el humor del idioma y la libertad sediciosa que alberga su «gracejo»; Soledad Puértolas, que recalcó la importancia del mestizaje y el alto grado que existe hoy en día en los países y cómo, sin duda, esto marcará el futuro; y Sergio Ramírez, que defendió la fuerza que tiene palabra frente a la tiranía: «Los dictadores quieren dejarnos sin memoria, sin país, sin apellidos. El oficio de escribir es libre y el poder cuando quiere demostrar su poder absoluto, muestra su inquina hacia la letra escrita; hacia la palabra múltiple, que es contraria a la palabra única. Las tiranías castigan a las novelas y a quienes las escriben, que deben pagar siempre con el destierro. Pero las palabras nunca se silencian, vuelan libres».
Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, subrayó en su discurso la naturaleza hispánica que tiene nuestra lengua y dio por hecho que el mestizaje y la interculturalidad es «una lucha que no se negocia» (consigna que ha tomado del Cádiz Club de fútbol) y no dudó en afirmar: «Qué buena materia es la lengua materna para reflexionar sobre nuestra manera de ser y nuestro derecho a la felicidad».
Pero sus palabras, entre menciones poéticas y alusiones a grandes escritores, traían consigo también la intención de alertar sobre algunos signos de nuestro tiempo. Advirtió sobre cómo se «envuelven hoy los discursos del odio, el racismo, el irracionalismo y la mentira» y dijo que «la defensa de los derechos humanos y de los valores democráticos es hoy una tarea principal de los que amamos la lengua materna y la comunidad que habla en español».
Para García Montero, «el congreso nos invita a tomar conciencia desde la lengua y la cultura de todos los debates fundamentales heredados del siglo XX y ensanchados con la transformación digital en el siglo XXI. Lo que supuso para la identidad humana la revolución industrial de las grandes ciudades se ve ahora redefinido por las navegaciones de una nueva revolución digital». Y aseguró que «la lengua española es tan sólida y extensa que puede aspirar a mantener el adjetivo materna junto a la realidad de la globalización».
AL «LIQUINDOI Y APROVECHEN LA COLLÁ Y LA CONVIÁ»
José María González Santos, el alcalde de Cádiz, Kichi para los más cercanos, dio la bienvenida al Congreso Internacional de la Lengua Española a la manera más patria, o sea con palabras de Cádiz: «Estén al linquindoi, aprovechen la collá y la conviá, y disfruten bien del tangai para que cuando les toque guasnajarse puedan decir con tranquilidad y orgullo que este Congreso ha sido un bastinazo». La ciudad que acoge esta cita cultural, aparte de organizar mesas, encuentros de académicos y conciertos, ha empapelado las fachadas, paredes y muros con el léxico más autóctono, con el habla, llena de coña y cierta retranca, que se maneja en la calle y que es con el que muchas veces se entiende el vecindaje en su charla menuda.
Así que no pierdan comba: «Linquindoi» proviene del inglés, exactamente de la expresión «at looking doing», y es una manera de expresar que uno está «atento», «alerta», que no pierde una. Otra voz de semejante desparpajo es «guachisnai», que también procede de la pérfida Albión y su frase «What's your name?». En Cádiz es una forma rápida de señalar que alguien es de fuera, es un extranjero o, también, una persona corriente. Esto no para aquí. Hay bastante más. «Quillo» es «chiquillo»; cuando alguien sangra por la nariz se tiene «mosqueta»; «malaje» es para referirse al «mal ángel» y el «pimpi» es un «embaucador»; «jindoi» nació para referirse al «miedo» y es una herencia directa de la lengua calé; «ardentía» es el ardor de estómago y «tangai», el «jaleo». Ahora ya queda menos para traducir el mensaje que Kichi dio en su intervención. Faltan algunos términos y estos son «collá», que habría que traducir como «ocasión»; la «conviá» significa «invitación» y «guasnajarse», irse. Queda la última, «bastinazo», que habría que dejarlo en «una pasada». Ahora, ya, sí que sale.