Crítica de teatro

"El corazón del daño": Descafeinado estreno de Marini en España

El debut en nuestros escenarios de la reputada y veterana actriz argentina Marilú Marini no ha tenido, por desgracia, el brillo que muchos hubiéramos deseado

Primera vez de la veterana actriz argentina Marilú Marini en España
Primera vez en España de la veterana actriz argentina Marilú MariniVanessa Rábade

Autora: María Negroni (adaptación de María Negroni, Alejandro Tantanian y Oria Puppo). Director: Alejandro Tantanian. Intérprete: Marilú Marini. Teatro Español (Sala Margarita Xirgu), Madrid. Hasta el 28 de octubre.

El debut en nuestros escenarios de la reputada y veterana actriz argentina Marilú Marini no ha tenido, por desgracia, el brillo que muchos hubiéramos deseado y prácticamente todos habíamos esperado. Y no lo ha tenido, sobre todo, porque El corazón del daño no es una función que lo permita fácilmente. Basado en la novela homónima de María Negroni, este monólogo cuenta la compleja y ambigua relación de una mujer –posible trasunto de la propia Negroni– con su madre; y lo hace amalgamando perspectivas del yo y de la memoria, planos temporales y registros literarios.

Ya de entrada, cuesta hacer convincente la asunción de ese yo literario por parte de una actriz de la edad de Marini, toda vez que las preocupaciones y reflexiones que atraviesan al personaje son propias de otra etapa vital. Además, la obra, adaptada por la autora de la novela junto al director Alejandro Tantanian y a Oria Puppo –estrecha colaboradora de este y responsable de la escenografía, la iluminación y el vestuario–, conserva del original un lenguaje cuya poesía es demasiado hermética para que pueda emerger con la consistencia debida en el hecho escénico, donde la oralidad impone una descodificación más inmediata. De poco sirve que ese lenguaje se quiera refrescar volando desde el pensamiento profundo hacia otras anécdotas ligeras, porque estas tampoco resultan tan simpáticas ni interesantes como pretenden.

Al final, uno está en su butaca mucho más tiempo infiriendo significados que sintiendo cosas de manera directa. Incluso diría que a veces esa inferencia de significados se torna casi imposible, por el uso de recursos de dudosa precisión o belleza, como ocurre, por poner algún ejemplo, en la siguiente comparación: “Tuve que rendirme a lo inaudito, lo que llega porque sí, callado y sabio, como alimento cuyas propiedades se ignoran”. ¡Ahí es nada! Como consecuencia de todo esto, la relación del público con la historia se va enfriando de manera irremediable, y pronto el primero tiene que hacer esfuerzos para no desconectar de la segunda. En el camino, eso sí, quedan algunas interesantes reflexiones relacionadas con la creación literaria, y queda también el esfuerzo de la actriz y el director por dar ritmo y sentido de la acción a una obra que hubiera necesitado, más que cualquier otra cosa, un poco más de emoción.

  • Lo mejor: La propuesta permite ver por primera vez aquí a toda una celebridad del teatro argentino y francés
  • Lo peor: La historia no termina nunca de golpear emocionalmente al espectador.