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«El médico»: Ciencia y exotismo... con mucha música

"El médico", de Noah Gordon, se ha versionado tanto en el teatro como en el cine
"El médico", de Noah Gordon, se ha versionado tanto en el teatro como en el cinelarazon

Autor: Noah Gordon. Compositor y director musical: Iván Macías. Libreto: Félix Amador. Director escénico: José Luis Sixto. Intérpretes: Adrián Salzedo, Sofía Escobar, Alain Damas, Ricardo Truchado, Noemí Mazoy... Teatro Nuevo Apolo, Madrid. Hasta el 30 de abril.

Contra toda lógica, los materiales literarios de naturaleza épica están encontrando en los últimos tiempos mejor acomodo en el género musical que aquellos otros que tienen una esencia más lírica. O, aal menos, están encontrando mayor repercusión entre el público, que es de lo que se trata. No es extraño, por tanto, que le haya llegado el turno de saltar a las tablas, con partitura y batuta, a la novela «El médico», de Noah Gordon. Desde luego, nada hay en el texto original que favorezca el trasvase de género, salvo la oportunidad que se brinda al espectador –igual que en otros musicales recientes– de reencontrarse con un héroe conocido para verlo ahora cantando y bailando. Sin embargo, mucho menos había en la novela original de Los miserables que pudiera permitir una feliz adaptación y... ahí está su éxito incontestable. Con el público y con las modas nunca se sabe. Es comprensible, pues, que la productora Escrito en las estrellas decidiese embarcarse en este ambicioso y complicado proyecto, como es igualmente comprensible que la gente lo agradezca llenando la sala y aplaudiendo un resultado que ofrece, en realidad, las mismas satisfacciones que otros productos de índole parecida. Esas satisfacciones son, básicamente, que el héroe se mantiene fiel a la comercial historia que planteó Gordon para él en su libro y que, además, ahora canta divinamente. De hecho, es precisamente la composición de Iván Macías, también director musical del espectáculo, lo mejor y fundamental de un montaje con algunas vigorosas canciones, muy bien interpretadas, que sacuden como un vendaval el patio de butacas. En cuanto a la dramaturgia, Félix Amador se limita a sintetizar y condensar eficazmente la trama, para favorecer el ritmo que marca la partitura sin que nada de lo que es sustancial en la acción se quede fuera. Es el director escénico José Luis Sixto quien lo tiene más difícil: por un lado, ha de encajar, sin desatender el mencionado ritmo, a las varias decenas de actores y cantantes que conforman el elenco, bajo la multiplicidad de exóticos ambientes que proponía la novela –buen trabajo de Caprile en el vestuario– y dentro del limitado espacio que permite una sala teatral; por otro lado, tiene el difícil reto de dar consistencia actoral a un equipo que, todo hay que decirlo, tiene mejores dotes musicales que dramáticas. En él figuran, como protagonistas, Adrián Salzedo, dando vida a ese insólito médico medieval capaz de predecir la muerte que es Rob J. Cole, y Sofía Escobar, en el papel de su amada Mary.