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Festival de Teatro de Olite: más contemporáneo que nunca

Anoche se clausuró la 20ª edición del encuentro navarro con su abarrotado escenario principal puesto en pie para aplaudir ‘Federico García’, la ecléctica aproximación a Lorca del actor y director catalán Pep Tosar

La compañía Histrión ha representado “Lorca, la correspondencia personal”
La compañía Histrión ha representado “Lorca, la correspondencia personal”larazon

Anoche se clausuró la 20ª edición del festival navarro con su abarrotado escenario principal puesto en pie para aplaudir ‘Federico García’, la ecléctica aproximación a Lorca del actor y director catalán Pep Tosar.

Lo primero fue eliminar la palabra “clásico” en los encabezamientos de un evento que pasó el año pasado a denominarse, de forma más genérica, “festival de teatro”, abriendo así la puerta de su programación a propuestas de todas las épocas. Lo segundo, y más reciente, ha sido hacer hincapié en el sentido más amplio de la palabra “teatro” para englobar con ella todas las artes escénicas, prestando especial atención en esta 20ª edición que concluyó anoche a la danza. Esas dos líneas de actuación han definido el trabajo de Luis Jiménez este año al frente del Festival de Olite, tal y como se ha podido comprobar estos días en la localidad navarra, donde se han aprovechado las estancias y recovecos de su imponente castillo o palacio real para conformar algunos espacios teatrales verdaderamente únicos. “Hemos abierto el festival para que haya más programación, más espacios, más tendencias, más música y más danza”. Así resume el director esta edición, en la que también han tenido un papel importante las propuestas para el público infantil y familiar, a partir, según explica, “de algunas piezas del Siglo de Oro, de Lorca, de Valle-Inclán o de otros autores, en formatos informales y sencillos, que pueden servirnos para buscar nuevos públicos y para que los chavales, que serán los espectadores del mañana, se acerquen al teatro”. Además de esas “Poéticas teatrales”, que es así como se ha llamado este ciclo desarrollado por compañías navarras en espacios no convencionales, la programación “principal” en el escenario denominado La Cava ha permitido ver, con una enorme afluencia de público, los últimos trabajos de algunas compañías destacadas de otros lugares de nuestra geografía.

La Ferroviaria, que nació en Barcelona hace 20 años muy ligada a la danza contemporánea, ha traído a Olite su particular aproximación a Antígona’ en una propuesta muy simbólica en la que la plástica y el lenguaje corporal cobran tanta o más importancia que el texto. También hay algo de simbólico –al menos en el movimiento y en el uso de los elementos escenográficos- en el último trabajo de Atalaya; la formación andaluza dirigida por Ricardo Iniesta ha subido a las tablas un sombrío e inquietante ‘Rey Lear’, con la actriz Carmen Gallardo metida en la piel del complejo protagonista creado por William Shakespeare. Y, en un año en el que la Comunidad de Madrid celebra el centenario de la llegada de Lorca a la capital, la figura del poeta granadino también ha estado muy presente en el festival navarro: por un lado, la compañía Histrión, dirigida en esta ocasión por Juan Carlos Rubio, ha representado Lorca, la correspondencia personal’, una original y poética mirada al escritor a través de sus propios textos que exige un trabajo interpretativo de primer nivel, como el que realizan Gema Matarranz y Alejandro Vera; por otro lado, como exitoso colofón del festival anoche en La Cava, Pep Tosar se ha adentrado igualmente, pero desde otro lugar, en el mundo interior y en la biografía del autor de ‘Yerma’ concibiendo una función, titulada‘Federico García’, que se nutre de la narración, la música, el cante y el baile, y que ha sido tan aplaudida como la anterior haya donde ha ido.

Y no menos interés y entusiasmo ha despertado el nuevo trabajo de Sara Cano, cuyo estreno absoluto ha tenido lugar aquí, en el festival.‘Vengo’ es un homenaje a las raíces folclóricas de la danza en el que, no obstante, toda la tradición aparece revestida de la contemporaneidad en la que también bebe la aclamada bailarina y coreógrafa. Otro montaje muy destacado en el campo de la danza ha sido‘Erritu’, una hipnótica y hermosísima propuesta que se ha representado en un lugar a su vez mágico, como es una de las terrazas del castillo justamente al atardecer, y en la que Jon Maya –director invitado de esta edición- rinde tributo a los ritos que guían el encuentro del ser humano, en cuanto ente individual, con la colectividad a la que ineluctablemente habrá de pertenecer.

En el plano internacional, Portugal, país invitado en esta ocasión, ha estado representada por la inefable y desopilante Companhia do Chapitô, que ha dirigido un taller para actores y aficionados en el marco del festival y ha puesto en escena, además, su estupenda versión de‘Electra’. En ella, fieles a ese estilo sencillo e imaginativo que los caracteriza, los actores recrean con mucho humor el mito que Sófocles convirtió en alta literatura dramática sirviéndose, como únicos elementos escenográficos y de atrezo, de 200 cucharas.

También ha pasado por aquí el flamante director del Centro Dramático Nacional, Alfredo Sanzol, cuyo montaje‘La Valentía’, a tenor de la nueva ovación que recibió aquí, no deja de darle satisfacciones. Además, el dramaturgo fue protagonista de un encuentro con el público, junto a la popular periodista Rosana Torres, en el que desveló algunas de sus intenciones en su nueva andadura al frente del CDN: “No he llegado para inventar nada –dijo-; mi intención es tratar de sumar a lo que ya hay; continuar por la senda en la que ha estado trabajando Ernesto Caballero (actual director hasta final de año). Sí me gustaría abrir más la institución para abrigar algunos proyectos que se están llevando a cabo en salas alternativas”.

Patxo Tellería, autor de ‘Último tren a Treblinka’, la veterana compañía Morboria, con ‘El enfermo imaginario’, o los franceses de La Comédie de Caen (Centro Dramático Nacional de Normandía), con su musical ‘Retrato de Ludmilla en Nina Simone’, han sido otros de los numerosos protagonistas de un festival que, según su director, “es de verano, pero no de veraneo; en la medida en que trata de ofrecer propuestas diversas, y también arriesgadas, que no solo buscan el entretenimiento, sino, además, en muchas ocasiones, hacernos reflexionar sobre nosotros mismos”.