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Jardiel vuelve a la vida

Ernesto Caballero reinventa «Un marido de ida y vuelta» para dar voz a un autor que considera menospreciado y poner en valor la comedia, «un género tan noble como cualquier otro», dice

Jacobo Dicenta y Lucía Quintana se desdoblan para interpretar a dos personajes cada uno sobre un escenario que continúa la estética del patio del María Guerrero
Jacobo Dicenta y Lucía Quintana se desdoblan para interpretar a dos personajes cada uno sobre un escenario que continúa la estética del patio del María Guerrerolarazon

Ernesto Caballero reinventa «Un marido de ida y vuelta» para dar voz a un autor que considera menospreciado y poner en valor la comedia, «un género tan noble como cualquier otro», dice

No se ha abierto todavía el telón y ahí está Jardiel. Aunque sólo sea con su voz. El dramaturgo recita un poema inacabado que escribió en los años cincuenta y que todavía hoy no tiene solución. Ya se sabe desahuciado por un cáncer que le diagnosticaron en el 45. No va a tardar en morir, aunque todavía le quedan fuerzas, pocas, para narrar sus penalidades, achaques, problemas para escribir, asfixia económica... Un texto «pre mortem» que termina con el escenario al descubierto y haciendo visible el espectro del madrileño. En un limbo por determinar, el fantasma de Jardiel se encuentra con su mujer ideal: Eloísa –de «Eloísa está debajo de un almendro»–. Juntos asisten al deambular de una compañía de actores que han perdido a la pareja protagonista de «Un marido de ida y vuelta» y se encuentran maniatados. Es entonces cuando Jardiel le propone a ella llenar el vacío de la función y convertirse en Pepe y Leticia...

Es el preámbulo que ha preparado Ernesto Caballero para introducir la obra y homenajear a un autor y un género para él menospreciados. Poner en relieve la propia figura de Jardiel: «Sus vicisitudes, su peripecial vital, sus contradicciones y su excepcional personalidad. Fue todo un personaje y ésa es la razón por la que hago que aparezca en un espacio indeterminado, volviendo después de muerto, como dice el título y como hace el personaje de Pepe, al mundo de los vivos».

- La apuesta del director

Si el director del Centro Dramático Nacional tenía un montaje en mente para la presente temporada era éste: «Jardiel, un escritor de ida y vuelta», un montaje en el que une la obra íntegra de Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) y aprovecha para abordar su figura desde diferentes facetas –relaciones sentimentales, planteamientos teatrales y posicionamiento político–. «Este montaje subraya el marcado contraste entre la pura comicidad de la dramaturgia de Jardiel frente al retrato de sus propios conflictos vitales. Un homenaje a este creador visionario que debiera ocupar su lugar entre los más grandes del siglo XX. Hay poco teatro de humor en el repertorio universal a su altura. Es un escritor fuera de serie, un creador adelantado a su tiempo en muchos aspectos. Pocos como él saben articular los mecanismos del humor, es un virtuoso de la maquinaria teatral y su mirada humorística sobre la condición humana sigue estando vigente», defiende el director.

Si reivindicar al dramaturgo es una de las premisas del montaje, el otro gran propósito de la programación del CDN de este curso es situar la comedia en su lugar. Al mismo nivel de «otros géneros supuestamente más nobles a los que nada tiene que envidiar», apunta Caballero. Ya anticipó Jardiel que «Un marido de ida y vuelta» tenía progenitores: «El padre se llama Humorismo y la madre Poesía». Y define el primero como «violento, a veces acre y descarnado, a veces ingenuo y bonachón; profundo y superficial; en juego a menudo con las ideas y con frecuencia saturado de gracia verbalista».

Una comedia que «tiene miga más allá del mero divertimento que es», puntualiza Caballero, y en la que Jardiel Poncela encierra la gran premisa de que lo único que nos redime es el amor y, a su vez, reflexiona sobre la incapacidad de recuperar lo imposible. Postura para hablar de la muerte que adopta desde un optimismo que ahora el CDN ha buscado mantener «de forma deliberada –comenta su director– por la necesidad de recuperar la alegría y el sentido del humor frente a posturas sectarias que tienden a empequeñecernos y enfrentarnos».

- Cuentas pendientes

Es una vez que termina el prólogo cuando comienza la trama que imaginó Jardiel a finales de los treinta. Pepe (Jacobo Dicenta), marido de Leticia (Lucía Quintana), fallece durante la preparación de una fiesta de disfraces, no sin antes hacerle prometer al apuesto Paco Yepes (Paco Ochoa) que no se casará con la viuda. Punto que, al no cumplirse, obliga, dos años después de su muerte, a que Pepe regrese en formato espectro para pedir cuentas a la familia sobre el incumplimiento de lo sellado. La trama sirve de excusa para adentrarse en los fantasmas del pasado. Porque por mucha comedia que imaginasen, antes Jardiel y ahora Caballero, todas encierran un dolor: «Donde hay un chiste hay un conflicto», apunta el director del CDN.

En las transiciones de los tres actos se aprovecha para profundizar en la vida del autor. Reaparece Jardiel para que los actores le pregunten sobre su ideario político y su relación de altibajos con el género contrario. Punto en el que no se ha evitado entrar porque «no fue el machista que se dice. Sólo hay que ver su juventud, rodeado de mujeres cultas y libres de su familia, y el protagonismo que le da a los papeles femeninos», argumenta Paloma Paso Jardiel –Etelvina en la obra y nieta del autor–. Por su parte, Lucía Quintana reconoce no haber encontrado esa misoginia y «sí el gran acto de amor que hizo con mi personaje». Respecto a su ideología, fue un hombre marcado por su detención en una checa que, aun así, no se inclinó hacia ningún bando. Hijo de un fundador del Partido Socialista, sus obras fueron prohibidas por la República y por el franquismo. «Sus colegas de profesión no le perdonaron el éxito», recuerda Caballero.

Noel Coward, un simple copión

«Humorismo español (comicidad) ciento por ciento, o ‘‘hundred per cent’’, para decirlo a la inglesa, ya que ‘‘Un marido de ida y vuelta’’ ha sido tan plagiado fuera de España», lo escribía Jardiel Poncela como crítica de su propio espectáculo y en referencia a la polémica que mantuvo con Noel Coward tras el estreno en 1940 de «Blithe Spirit» –«Un espíritu burlón»– por parte del dramaturgo inglés. El madrileño siempre consideró que el británico se había inspirado más de la cuenta en el manuscrito que él mismo le había enviado de «Un marido de ida y vuelta», estrenada en Barcelona en el 38 y en Madrid un año después.

- Dónde: Teatro María Guerrero (Tamayo y Baus, 4). Madrid.

- Cuándo: desde hoy al 12 de febrero.

- Cuánto: de 6 a 25 €.