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"Terminator: destino oscuro", peor que la muerte

Arnold Schwarzenegger, en un fotograma de "Terminator: Destino oscuro"
Arnold Schwarzenegger, en un fotograma de "Terminator: Destino oscuro"larazon

Fue la franquicia dorada antes de las franquicias, sobre todo cuando Arnold Schwarzenegger todavía no calzaba aspecto de pureta recauchutado o abuelo adicto a la jeringa. Pero «Terminator: destino oscuro», la sexta película de la saga, apenas ha logrado recaudar 28 millones en Estado Unidos. Los datos, publicados por «Variety», hablan también de 9,8 millones en Corea del Sur y 6,9 en Reino Unido. Las pantallas Imax representaron 9 millones de dólares en ventas de boletos globales, de los cuales 2,9 fueron destinados a la cinta. En total, apenas alcanzó 123 millones. Son cifras de requiem, de carta de ajuste, despedida y cierre, para uno de los grandes transatlánticos del gigante Disney, la productora y distribuidora china Tencent Pictures y la legendaria Paramount, que habían invertido más de 182 millones en el largometraje con Schwarzenegger, Linda Hamilton, Gabriel Luna, Mackenzie Davis y Natalia Reyes, y dirigido por Timothy Miller, del que apenas conocíamos «Deadpool». Al público ni siquiera parece haberle interesado el reencuentro entre los mitos de las dos primeras cintas, Schwarzenegger y Hamilton, con el cerebro de la saga, Cameron, que en los últimos años parece más interesado por la exploración submarina que por el cine. El contraste con «Jocker» y la participación de un Joaquin Phoenix desatado no podría ser más sangrante. No en vano «Variety» recuerda que esta semana el payaso psicópata y oscuro ha recaudado otros 37 millones de dólares, lo que hace un total, de momento, de 934 millones de todo el mundo. Unas cifras con las que «Terminator 6» no puede ni soñar, y que establecen a las claras que uno de los mitos de los ochenta y noventa es ya un auténtico caramelo envenenado en taquilla. El robot asesino, el robot del futuro, el robot que viajaba al pasado, el robot de piel líquida y potencia inimaginable, el robot que salvaba a los niños y condenaba a los hombres, que deslumbró al planeta con su capacidad para tomar casi cualquier forma, ha terminado quedándose para los festivales de nostálgicos y las reuniones melancólicas de espectadores disfrazados. Una ópera post apocalíptica, estancada en otro tiempo, que pierde fuelle y que quizá haya dicho hace tiempo todo lo que tenía que decir. Ni siquiera la crítica, que enloqueció con la primera entrega, la del 84, y celebró considerablemente la segunda, parece ir más allá de mero aprobado. «Terminator: destino oscuro» apenas si rebaña 54 puntos sobre 100 en el agregador de Metacritics, que compila y suma las reseñas y puntuaciones de 46 críticos. Pocos más letales que Joe Morgenstern en las páginas del Wall Street Journal, que dinamita sin piedad la historia y habla de una película peor que la muerte. En su opinión Hollywood, como la serpiente que se devora así misma, uróboro caníbal, antropófago de sí mismo, con un guión que no tiene sentido y unos personajes que son pura ruina. Mal entierro y peor epitafio para uno de los mitos indiscutibles del cine de género.