Todo el mundo quiere a Ricardo Darín

El actor argentino recoge el Premio Donostia: «Siempre me sentí familiar en esta tierra».

Es el más español de los actores argentinos y el más argentino de los españoles. Tan majo que lo quisiéramos solo para nosotros, para nuestra cena de Navidad. Como suegro de la hermana pequeña o novio de mamá. Queremos tanto a Ricardo Darín que no concebimos que, allá donde hay premio, no esté él para recogerlo. En San Sebastián se le venera. Lleva años viniendo al Festival y en 2015 ganó la Concha de Plata al mejor actor por el entrañable protagonista de «Truman». Ahora regresa para recoger la máxima distinción, el Premio Donostia, el primero que se le entrega a un actor latinoamericano en 65 ediciones. «Siempre sentí que se me recibía de forma cálida y familiar en esta tierra. Este es un reconocimiento muy fuerte para mí», dijo. Darín valoró su carrera, «aunque normalmente no miro hacia atrás», y consideró que su éxito residía en «no perder esa sensación vertiginosa de cada proyecto, no sentirte en la zona de confort». La autocomplacencia no va con él: «Los actores no nos soportamos».

A San Sebastián viene, además, con otra interpretación de peso: la de un ficticio presidente de Argentina en una cumbre de líderes suramericanos acosado por problemas familiares y de alta política. Es «La cordillera», el nuevo filme de Santiago Mitre, que se estrena este viernes. Al día siguiente de la visita de Schwarzenegger, «gobernator», la pregunta es de cajón: ¿le tienta la política? «No me considero capaz de tener la frialdad para estar en un territorio minado». Y, cuando la cosa se pone peliaguda con la Prensa, el argentino sabe tirar balones fuera con su desarmante simpatía: «¿Cataluña? ¡Ya tengo bastante con la política argentina!».