San Isidro

Sergio Serrano, capaz de todo con un buen Victorino

Desigual encierro del ganadero de Galapagar y gran actuación del albaceteño en la Corrida de la Prensa

Sergio Serrano
Sergio SerranoAlfredo Arevlao/ Plaza1La Razón

La Corrida de la Prensa celebraba nada menos que su 120 aniversario y lo hacía con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, acompañada por Juan Caño, presidente de la Asociación de la Prensa. Era el año que se recuperaba la Oreja de Oro y también cuando su permanencia está en el aire, por la redacción del nuevo pliego de condiciones que rige un delirante concurso de esta plaza. No debería ser así. Mientras, hoy seguíamos de celebración y de despedida. Adiós San Isidro después de un mes ininterrumpido de toros y más toros. Y reencuentros, que la vida sin feria no ha sido lo mismo. Los tendidos vuelven a ponerse cara, que no es lo mismo que llenarse. Es saludar a la gente de siempre, el ambiente, los amigos, las buenas costumbres, la vida que nos arrancaron sin fecha de caducidad un mes de marzo de 2020. Hemos vuelto, no sabemos si más fuerte, pero aquí estamos.

La de Victorino Martín cerraba feria, ciclo, las puertas de la gloria que dan al cielo. El cielo de Madrid. El que abrió plaza apretó en banderillas por los adentros hasta la negritud. Hay que ser mucho toro para sacar los colores a Chacón y Fernando Sánchez. Se desmonteraron después de jugársela. En esas apreturas no hay resquicio a la trampa. El toro de Victorino había ido al caballo de lejos, pero otra cosa es apretar. A la muleta de Antonio Ferrera llegó a la espera y con escaso poder. La faena no se elevó por encima de las condiciones del toro. Costó verlo.

Lo de Fernando Sánchez en el cuarto fue descomunal. El toro esperaba y cortaba e hizo sudar a los compañeros. El último par resultó una explosión. El victorino no dejaba indiferente al menos en los primeros compases. Apostó por él Ferrera y lo toreó con la diestra sin ayuda. Hubo muchos toros en uno. La faena se le fue larga en esa montaña rusa.

Sergio Serrano se fue a portagayola. Hay que tenerlo muy claro para hacerlo con este encaste. Las posibilidades de que se frene son muchas y más todavía de que quiera hacerte presa y devorarte sobre la arena. Lo llevan en el ADN. A Sergio Serrano lo cogió de salida. Bestia. Se repuso y le robó unos cuantos lances que conectaron con el público. Un despropósito fue la suerte de varas. En esencia. Olvidarse de las reglas del juego. Sergio lo vio claro y exprimió cada una de las buenas arrancadas de este victorino, que tomó el engaño con largura, repetición y entrega. Y así, muy despacio, cosió Serrano las embestidas. Soberbias las tandas de naturales. Lo gozó, seguro, con mucho aplomo y un temple exquisito. Meritorio con su rodaje y con lo que pesa una plaza como Madrid y con un toro de estos. La espada le traicionó. Maldita sea.

A toriles se fue de nuevo con el quinto, que no se entregó ni una sola vez durante la faena. Serio y sincero el matador. Por encima de la infinidad de pitones del victorino, que no tuvo el pequeño detalle de usarlos para humillar.

Román reapareció después de la cornada en esta misma plaza hace unos días. Fue muy vivo el tercer toro a la hora de revolverse raudo. Tragó el valenciano en una labor que costaba ligar, porque al segundo muletazo el toro pesaba mucho por dentro.

Orientado y peligroso el sexto por el izquierdo. Pasaba más de largo por el derecho, pero no tenía dos embestida iguales. Román puso todo lo que tenía. Y así se nos fue la la tarde. Y la feria.

Ficha del festejo

LAS VENTAS (MADRID). Corrida de la Prensa. Se lidiaron toros de Victorino Martín. El 1º, de escaso poder y a la espera; 2º, bueno, de larga y entregada embestida; 3º, encastado y de corta arrancada; 4º, desigual en el viaje y encastado; 5º, sin entrega ninguna; 6º, desigual e incierto. Lleno.

Antonio Ferrera, de blanco y oro, pinchazo, estocada (silencio); bajonazo, aviso (palmas).

Sergio Serrano, de corinto y oro, tres pinchazos, aviso, estocada, cuatro descabellos (saludos); pinchazo, bajonazo (silencio).

Román, de verde hoja y oro, tres pinchazos, aviso, tres descabello (silencio); estocada (silencio).