Feria de Abril
El Fandi castiga a un gran "Profesor" en Sevilla
David Galván pincha el trofeo con la espada a una corrida de Alcurrucén, que lidia un precioso y entipado encierro con un toro extraordinario en Sevilla
Alcurrucén sí trajo una señora corrida de Sevilla. Todavía hay esperanza. Aunque El Fandi nos hiciera caer en la desesperanza cuando se puso a torear al primero a la contra, sin tener en cuenta todo el trabajo que se deja atrás también el ganadero. El toro quería perseguir el engaño, con su sosería, con sus miraditas… Pero encontraba una muleta difusa que no ayudó a la continuidad en sus arrancadas y que pudiéramos ver al toro en su plenitud ni una tanda con entidad. Cuando crees que lo has visto todo... Créeme que la vida puede empeorar. Y fue entonces cuando empezó a correr Fandi con el cuarto, pero no desde las banderillas sino con el capote y no estaba muy claro si aquello era la plaza de Sevilla, un tentadero o una capea. ¿Por qué estaba anunciado en la feria además de por el apoderamiento de Matilla? Bueno. Sigamos… El toro fue extraordinario. Ya lo vimos en el comienzo de rodillas de El Fandi. Se perdía el animal detrás de la muleta con bravura, entrega y transmisión. Qué delicia de animal: Codicia, entrega… Una maravilla este «Profesor» que fue castigado por El Fandi sin medida, sin temple y sin gusto. El de Granada puso el velocímetro a todo lo que daba y no lo paró de aquí para allá, rodilla, pie... Un barullo que acabó con un pinchazo, una estocada, una gran ovación al toro que fue a morir donde lo hacen los bravos de verdad y una ovación, con división, para el torero....
David Galván y el casi premio
David Galván hizo todo lo contrario. Poco, despacio y esteta. Los pases de pecho a la hombrera desde el minuto cero, casi con desprecio, con torería, su sello, los cambio de mano, una forma de estar con el toro que presagiaba bueno cada muletazo. El toro tenía muchas cosas porque la arrancada era larga, aunque salía desentendido. A Galván se le vio disfrutar a pellizcos y así lo vivió la Maestranza, como es su forma de estar delante de los animales. Pinchó la oreja. Los olés perduran.
El quinto fue otro toro bien presentado de una corrida excelsa de principio a fin en presencia. Y bueno por dentro. Galván había robado el interés en el primero y comenzó la faena con seguridad, pero sin ajuste y eso pesó en la labor. La mecha no se prendía a pesar de las bondades del Alcurrucén y no superaba la liviandad. En esos terrenos anduvo Galván hasta que hundió la espada.
Bonito era el tercer toro y colocó abajo la cara. Lástima que le costará empujar hasta el final y acudiera con falta de transmisión. Ginés Marín anduvo muy centrado, pero llegamos al ecuador del festejo sin emociones mayores.
Caía la noche con el sexto. Otro bellezón, pero flojo de remos y muy a menos. El gas se le fue en cuanto Ginés Marín le obligó y vio el esfuerzo. La vida misma. El quehacer del torero quedaba en nada.
Mañana será otro día. Mejor dicho, es el día. El gran día. La cita del arte. Del sentido o el sinsentido. Morante, Ortega y Aguado juntos en la Feria de Abril de Sevilla con la corrida de Domingo Hernández. ¿Quién da más? Felicidad máxima. Que nadie nos la quite.
Ficha del festejo
Sevilla. Quinta de feria. Toros de la ganadería de Alcurrucén, muy bien presentados. El 1º, sosote y mirón pero dejándose; 2º, se desplaza mucho y sin celo; 3º, noble y sosote; 4º, extraordinario, 5º, bueno; 6º, deslucido. Más de media entrada.
El Fandi, de nazareno y oro, pinchazo, estocada tendida, descabello (silencio); pinchazo, estocada (saludos con división).
David Galván, de malva y oro, estocada, cuatro descabellos (saludos); estocada, dos descabellos (saludos).
Ginés Marín, de azul y oro, pinchazo, media estocada (saludos); estocada (silencio).