Resistencia

México se parte en dos: prohibiciones al toreo en unos estados, blindaje en otros

Michoacán se suma a la ola antitaurina, pero Aguascalientes y Tlaxcala responden con reformas para proteger la fiesta

Imagen de archivo de la Plaza de Toros de Nuevo Progreso de Guadalajara (México)
Imagen de archivo de la Plaza de Toros de Nuevo Progreso de Guadalajara (México)larazon

La tauromaquia en México vive un momento de tensiones y contrastes. Mientras algunos estados continúan cediendo a la presión antitaurina, otros refuerzan su compromiso con una de las expresiones culturales más arraigadas del país. La reciente prohibición de las corridas de toros en Michoacán, sumada a la llamada “tauromaquia sin violencia” aprobada en la Ciudad de México, ha encendido las alarmas en el sector taurino. Pero no todo son malas noticias: Aguascalientes y Tlaxcala están dando pasos decisivos para blindar jurídicamente la continuidad de la fiesta.

El pasado miércoles, el Congreso de Michoacán aprobó una reforma al artículo 68 de su Ley de Protección Animal, con la que se prohíbe de forma expresa cualquier espectáculo taurino, público o privado. La medida, que contó con 19 votos a favor, 9 en contra y 8 abstenciones, convierte al estado en el séptimo en México en prohibir la tauromaquia, tras Sonora, Guerrero, Coahuila, Quintana Roo, Chihuahua y la Ciudad de México. Esta última también ha aprobado recientemente una reforma que permite solo una versión “sin sangre” de la tauromaquia, vaciándola de su esencia.

En respuesta a este clima hostil, Aguascalientes, uno de los bastiones históricos del toreo mexicano, ha actuado. Bajo la iniciativa del alcalde Leo Montañez, se han aprobado importantes reformas al reglamento taurino local, fijando pesos mínimos para los toros en sus plazas más emblemáticas (460 kg en la Monumental, 350 kg en la San Marcos), exigiendo transparencia en el origen de las reses, regulando los abonos para proteger al aficionado y reconociendo expresamente La Trianada como “festejo popular”.

Además, el estado ha reforzado su defensa del impacto económico del toreo. Según datos oficiales, la tauromaquia representa el 3 % del PIB estatal, con una aportación de cerca de 10 millones de pesos, lo que demuestra su peso en el turismo, la cultura y la generación de empleo.

Por su parte, Tlaxcala, otra tierra de honda raigambre taurina, ha pedido públicamente una defensa jurídica real para garantizar la continuidad del toreo. La diputada Miriam Martínez, del PAN, llamó a la unidad del sector para aprovechar la situación provocada por la prohibición en la capital: “Tlaxcala puede convertirse en el epicentro taurino de América si se protege debidamente”, afirmó en la tribuna parlamentaria.

Mientras unas entidades claudican ante discursos ideológicos alejados de la realidad social y cultural de muchos mexicanos, otras eligen caminar con firmeza hacia una protección integral de la tauromaquia. Porque el toreo no es solo tradición: es economía, identidad, arte y futuro. Y como tal, merece ser defendido con argumentos, unidad y determinación.