Pamplona
Miura: el encierro más veloz de todos los sanfermines (parte médico)
2 minutos y 16 segundos de carrera en el último encierro de los sanfermines de Pamplona
El 14 de julio, mientras los pañuelos ya huelen a despedida y el "Pobre de mí" asoma en la nostalgia colectiva, los toros de Miura volvieron a poner punto final a los Sanfermines. Como manda la tradición, con su paso lento, poderoso y ese misterio que no se disipa con los años.
Emocionante ha sido la última carrera protagonizada por los toros de Miura, en la que ha estado reunida la manada, pero a partir de Mercaderes, los toros han liderado y han permitido carreras muy espectaculares hoy con algo menos de corredores durante el recorrido.
Un encierro muy veloz, que se ha completado en dos minutos y 16 segundos, el más corto de todos los sanfermines y hasta al momento parece que ha sido limpio.
Los Miuras, pesados y corpulentos, se han caracterizado por su nobleza durante la carrera.
Parte médico provisional
El parte provisional lanza tres heridos por contusiones.
Los toros
Luminario, 595 kg, negro mulato listón bragado meano
Chileno, 575 kg, cárdeno oscuro
Embajador, 610 kg, cárdeno oscuro
Divorciado, 585 kg, negro zaíno
Chorizero. 620 kg, cárdeno oscuro
Jabato, 615 kg, cárdeno oscuro
Hablar de Miura es hablar de una leyenda viva. No hay otra ganadería como esta: fundada en 1842 y aún en manos de la misma familia, más de 180 años después. En el campo bravo español, eso no es historia; es mito. Su sangre viene del encaste Cabrera, una línea que apenas pervive, y su comportamiento —feroz, listo, distinto— también es único.
Los toros pastan en la finca Zahariche, en Lora del Río (Sevilla). Son animales de alzada alta, huesudos, serios, con expresión desafiante. Negros, castaños, colorados, con frecuencia superan los 600 kilos, y sus ojos parecen medir cada centímetro del terreno antes de embestir. Son toros que imponen desde lejos, y que nunca perdonan un error de distancia o de respeto.
43 años de tensión en las calles de Pamplona
Miura ha cumplido en 2025 su encierro número 43 en Pamplona. Casi medio siglo de fidelidad, de emoción y de peligro. Porque si bien no siempre dejan corneados, sí siembran inquietud entre los corredores. Sobre todo, en el último tramo del recorrido, donde su sentido les permite adivinar movimientos y atacar con precisión quirúrgica.
Los datos lo confirman: en sus 42 participaciones anteriores, habían dejado 20 corneados —una media de 0,48 por carrera—, aunque su verdadera amenaza no se mide solo en heridas, sino en el modo en que controlan el espacio. En 2024, por ejemplo, no hubo heridas por asta, pero sí siete traumatismos. El encierro duró apenas 2 minutos y 19 segundos, pero cada uno de ellos fue una lección de potencia y presencia.
Un cartel con cuentas pendientes
Por la tarde, los toros de Miura serán estoqueados por un cartel que conoce bien su lidia. Manuel Escribano, veterano en estas lides, vuelve tras su paso del año pasado; Damián Castaño, torero castellano de corte clásico, completa la terna; y cierra el venezolano Jesús Enrique Colombo, que ha abierto dos veces seguidas la Puerta Grande de Pamplona y ya sabe lo que es triunfar con Miura.
Si todo encaja, el broche de oro a las fiestas podría tener un aroma clásico: el del miedo bien toreado, la emoción sin trampa y el respeto ganado a sangre y arena.