Feria de Abril

A pesar de Sevilla: Morante. Y nadie más

Javier Ambel resultó herido en el tercero y Manzanares y Talavante cortan un trofeo en la Feria de Abril

A pesar de Sevilla: Morante. Y nadie más.
A pesar de Sevilla: Morante. Y nadie más. Pagés/toromedia

En días así debe ser difícil hasta ser Morante. Por la dimensión de tu propia sombra. Volver a Sevilla después de la tarde anterior es una resaca que ni el propio torero puede aguantar. La plaza se llenó hasta la bandera de la misma manera que el otro día nos fuimos de aquí con el alma llena y las ganas de compartir y festejar, porque el toreo es un rito tan íntimo y sagrado como festivo. Y cuando ocurre algo que parte en dos hay que celebrarlo por aquello de saber que eso te acompañará de por vida y la alegría de haberlo vivido con amigos amplifica las emociones. La vida misma. Luego salió el toro de García Jiménez, casa Matilla, y pareció confabulado en contra del arte. Morante dibujó una verónica que nos estampaba en la memoria las alegrías casi al mismo tiempo que el toro las destruía rodando por el albero. Al final asomó el pañuelo verde y fue para atrás.

Con el sobrero

A los medios tuvo que ir a buscar al toro Morante. Se quiso arrebujar el de La Puebla y casi le sale caro, porque cuando se torea tan asentado y convencido salir de ahí cuesta mucho y el toro se defendió con mala clase. Belleza tuvo el comienzo de faena. Estatuarios muy pegado a tablas con esa personalidad tan enigmática y una gran tanda de derechazos en la que el toro se dejó. Después hubo un momento como si Morante recalculara la ruta de la faena e inició la tanda con un adorno antes de proseguir con naturales. Estuvo en el abismo constante porque el de Matilla se vencía y hacía hilo y Morante torea tan encajado y con tanta verdad que se quedaba a merced. Se pasa los toros muy por la barriga. Ahí no hay lugar a ventajas. Lo intentó todo y más allá de los logros ver a un torero así es una joya.

Colosal en los ayudados del prólogo de muleta al cuarto. Macerada la tanda diestra cuando el toro todavía iba. Lo mejor estaba por llegar de este torero descomunal que pone las cosas tan en su sitio, que destruye lo demás. Un valor de otro planeta tuvo todo lo que hizo. De principio a fin y arrancó una faena jugándose la femoral, porque este pone la barriga, los muslos y la verdad en honor del toreo. No se tapa, no se esconde, por eso estruja el alma de los que tienen sensibilidad para ver lo excepcional que es y el peso de su legado en la tauromaquia. Es como una torre de hierro infinita delante del toro. Una barbaridad lo que le pone, lo que expone, la fuerza para estar con esa plenitud. Insistió más de lo necesario, forzó una máquina sobrehumana, como su toreo. Y la emoción corría a través de las venas de un torero icónico para elevarse por los poros de esta Maestranza que ya sí es suya, pero de pronto racanea para jalear y romperse después con lo liviano.Sevilla, cuánto te quiero sin entenderte. La oreja pareció una broma. ¿Igualarla al ilusionismo de Manzanares con lo que había ocurrido sobre el albero?

Manzanares

Hubo un momento, qué bonito fue, en el que pensamos que Manzanares cuajaría al segundo, que se dejó hacer en la muleta. Una tanda diestra aterciopelada. La de naturales que manda el guion, pero solo una. Hace años que no pasa de ahí, da igual que el toro sea extraordinario. Y vuelta a la diestra para quedarse por detrás y que el toro gire y rematar con adornos. Al público le vale y lo jalea. Perfecto. ¿Para qué más? Pensará Manzanares. Después el animal se vino abajo, como abajo cayó la estocada. Y paseó un trofeo.

Bravo fue el quinto, con motor, transmisión y necesidad de mando. Una barbaridad lo que embistió por el izquierdo. Manzanares quiso más que pudo. Sin acabar de definirse, para aquí y para allá, (superó la monotanda), pero no cuajó al toro con el que podría haber reventado Sevilla.

Cogida de Javier Ambel
Cogida de Javier AmbelPagés/Toromedia

El toro de la cornada

Javier Ambel resultó herido por el tercero y le llevaron rápido a la enfermería. El mismo toro con el que Talavante abrevió en actuación discreta. Iba y venía el toro mirón. Brindó el sexto al público para después comenzar de rodillas con arrucina incluida. Tenía el toro movilidad con ese punto protestón. Tuvo disposición Talavante, también más escenografía y recursos que toreo. El toro acabó por rajarse y resolvió con florituras. Y un trofeo de esta Sevilla, que pidió el doble y se enfadaron. El que había toreado, con perdón, había sido Morante.

Ficha del festejo

Sevilla. 10ª de abono. Toros de García Jiménez y Olga Jiménez, 5º y 6º. El 1º, bis, va y viene punto por dentro y repone; 2º, noble; 3º, va y viene mirón; 4º, complicado; 5º, bravo y repetidor. Lleno de «No hay billetes».

Morante, de turquesa e hilo blanco, pinchazo, estocada (saludos); estocada, dos avisos (oreja).

José María Manzanares, de azul e hilo ocre, estocada baja (oreja); pinchazo, estocada (saludos).

Alejandro Talavante, de blanco y oro, bajonazo (silencio); estocada (oreja con petición).

Parte médico: cornada de 30cm muslo derecho. Menos grave.