El viento se llevó una corrida de Juampedro de triunfo en Madrid
Difícil tarde por el vendaval en la tercera de San Isidro; serio Daniel Luque y fea voltereta a Téllez
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No era su toro, sí su turno. Ángel Téllez, el triunfador de esta misma plaza, en este mismo ciclo el año pasado, se disponía a hacer el quite con el capote a la espalda. Era desafiante dado el vendaval que llevaba azotando Madrid todo el día. A la segunda se le fue derecho a la barriga, la misma que le estaba entregando en el cite al toro de Juan Pedro Domecq. Fue espeluznante la manera de cogerlo, tan derecho, tan seco, tan bestia e impresionante la forma en la que quedó en el albero sin moverse. Una de esas cogidas que perturban la imaginación. En nada estaba en la enfermería que sobre todo aquí son manos amigas. Era el toro de Daniel Luque. Se desfondó pronto el Juampedro y el vientazo no paró. A Luque no le importó, porque está en ese momento en el que le vale todo. Lo toreó con mucho ritmo y gusto en la distancia corta. No se le podía pedir más.
Se corrió turno también y lidió el tercero, que iba al paso y con poco fondo de bravura. Anduvo impecable Luque de principio a fin, a pesar de que no fuera una de esas faenas agradecidas. Estocada llena de entrega y verdad.
Escarbón y a la espera el segundo cuando tomaba la muleta lo hacía por abajo, con entrega y transmisión por ambos pitones. Francisco de Manuel, que toreó en segundo lugar al correr turno, lo esperó para comenzar la faena en el centro del ruedo de rodillas. Locura. Viendo cómo pasó el toro, más. La faena no logró alzar el vuelo, eso era precisamente lo que hacía la indomable muleta y así era muy difícil. Anduvo sólido De Manuel.
Se le vislumbró buena condición al quinto, pero el viento a estas alturas ya nos había robado la tarde. Le bajó la mano Francisco, buscó el toreo intentando dominarlo, pero de ahí al lucimiento hubo un abismo. Eran otras las circunstancias que imperaban.
Cuando tenía que salir el cuarto fue el momento en el que abandonó la enfermería Ángel Téllez y se le recibió con palmas. Había impactado la manera en la que lo cogió el primero. Ya su punto de partida, con el capote a la espalda y ese viento, era más que arriesgado. Dos toros le aguardaban en toriles. El primero, cuarto, tuvo opciones, fue toro con codicia, repetición y nobleza, a pesar de ese punto de desigualdad. Téllez quiso, pero sin cuadrar las piezas con exactitud. El viento convirtió el resto en una misión imposible.
Hubo estampida de gente en el sexto, porque hacía un frío que estaba muy lejos de la temperatura veraniega de estos últimos días. Ni pensar los casi cuarenta grados que habíamos dejado atrás hacía tan poco en Sevilla. El frío y el destemple a estas alturas hizo huir a unos cuantos. Se perdieron lo bien que estuvo Juan Navazo, porque puso un par con una exposición tremenda. Tuvo muchas cosas buenas el toro, entre ellas la codicia y la ambición por repetir. Otra cosa es que le saliera la brusquedad y más por la falta de temple (viento). No hubo entendimiento entre las partes. Y la tarde hacía mucho que estaba fría. Por todos lados. ¿Qué habría sido de esta corrida sin viento?
Las Ventas (Madrid). Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, de impecable presentación. El 1º, de poco fondo; 2º, escarbón, pero con mucha entrega y codicia; 3º, descastado; 4º, buen toro, codicioso y repetidor; 5º, con opciones; 6º, de buen juego. Tres cuartos de entrada.
Daniel Luque, de grosella y oro, estocada (saludos); estocada (saludos).
Ángel Téllez, de malva y oro, aviso, pinchazo, estocada (silencio); pinchazo, estocada (silencio).
Francisco de Manuel, de azulón y oro, aviso, dos pinchazos, estocada (silencio); dos pinchazos, estocada, aviso (silencio).