Certamen
Una zurda genuina pone a Castrejón "Camino a Las Ventas"
El novillero gana el certamen madrileño celebrado en la Monumental de Madrid
La final del Camino hacia Las Ventas era el preámbulo a todo lo bueno que está por llegar en Madrid estos días. No es cualquier cosa. Huele a Curro (Vázquez) por esta plaza. Dicen que ha venido a sentirla, presentirla antes de la gran cita del domingo. La escultura de Antoñete, por lo que vino todo esto a instancias de Morante de la Puebla se descubrirá 24 horas antes. Se llega a la cita con la misión cumplida. Da gusto cerrar el círculo en tiempo y hora, como que todo tiene sentido en esencia.
También que ganara el certamen Samuel Castrejón, porque tiene algo que es difícil de explicar, pero dentro de esa perfecta imperfección cuando toma la zurda te agarra el corazón. Hay un pedacito que te lo descalabra. Y eso en definitiva es el toreo. Contar lo inexplicable, asumir que las emociones se encuentran en ese estadio y que el toreo está muy lejos de ser una suma de muletazos. Las emociones rompen los candados. Es por eso que andamos locos con lo que está por venir en la mañana del domingo, por la ilusión de ver hacer el paseo a Curro Vázquez y revisitar en esta plaza a César Rincón. Qué mágica locura es esta. Mientras, Ángel Luis Peña nos regaló un buen encierro para aligerar la tarde. Se movió la novillada con ese punto de las sin caballos de no parar. Samuel Castrejón quiso hacer las cosas bien con el segundo de Peña, que repitió y reponía. Quiso reducirlo y a veces lo consiguió. Buen concepto, bonitos muletazos. Mala espada. En la ecuación lo que pesa son las maneras. Castrejón no nos dejó indiferentes en el quinto. El novillo tuvo mucho motor y prontitud y en el intento de un pase de pecho se llevó un volteretón feo. Se repuso como si nada y se fue al de Ángel Luis Peña, que repitió en la muleta del novillero. Quiso siempre con un toque muy personal y un gran concepto del natural. Tiene eso que no sabes bien qué es, pero que más allá de las perfecciones o imperfecciones te llega. Tras la estocada vino la oreja. Merecida. Y el buen sabor de boca que había dejado en el ruedo madrileño. Casi nada.
Pedro Gómez lo intentó con un primero pegajoso y dejó buena voluntad y contundencia con la espada. A la puerta de toriles se fue con el cuarto y a la larga inicial le siguieron otras. Puso banderillas también, la última en el tercio con un ajustado quiebro. Colocó la cara muy abajo el novillo y empujó en la muleta de Gómez.
De México
Ignacio Garibay impuso quietud y valor con el tercero, que tuvo nobleza y repetición, pero costaba que aquello trascendiera. Puso toda la carne en el asador y fue eficaz con los aceros. El sexto tuvo más complicaciones y ya lo vimos desde los lances de salida cuando recibió un volteretón a los muletazos del final cuando se llevó otros dos. Entre tanto, lo intentó todo con lo que tenía en una extensa faena con valor y amor propio. El peón Agustín Serrano se cortó la coleta. Feliz descanso. Siempre emociona.
Ficha del festejo
Las Ventas. Quinta de feria. Algo más de media entrada. Novillos de Ángel Luis Peña.
El 1º, pegajoso; 2º, con movilidad y repetición y ese punto de repone; 3º, noble y repetidor; 4º, bravo; 5º, bravo; 6º, complicado.
Pedro Gómez, de azul y oro,
estocada (saludos); estocada defectuosa, estocada (saludos).
Samuel Castrejón, de rosa y oro, dos pinchazos, aviso, estocada (saludos); estocada (oreja)
Ignacio Garibay, de azul y oro, estocada (silencio); estocada, tres descabellos (silencio).
El banderillero Agustín Serrano se cortó la coleta.