Especulación de la vivienda

Pascual Ariño, propietario de 16 viviendas: "Compré un piso por 43.000 euros, lo reformé y lo vendí en 86.000"

El inversor revela los métodos que emplea para prácticamente doblar el valor de sus inversiones en el sector inmobiliario

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Pascual Ariño, propietario de 16 viviendas: "Compré un piso por 43.000 euros, lo reformé y lo vendí en 86.000"La Razón

La crisis de la vivienda en España se agrava a medida que los precios continúan escalando sin un freno aparente. En el tercer trimestre de 2025, los datos reflejan un aumento interanual del 10,9 % en el precio del alquiler, mientras que la vivienda en propiedad se encareció aún más, con una subida del 17 %. Esta tendencia no solo pone en jaque a las familias con rentas medias y bajas, sino que también genera un clima de incertidumbre entre los jóvenes que buscan emanciparse y entre quienes necesitan cambiar de hogar por razones laborales o personales. El acceso a la vivienda se convierte así en un desafío estructural que sigue sin encontrar respuestas efectivas.

Uno de los factores señalados por diversos analistas como causante de esta escalada es el creciente papel del inversor especulador en el mercado inmobiliario. Se trata de un perfil que adquiere propiedades no para habitarlas, sino con el único fin de obtener rentabilidad, ya sea a través del alquiler o de la reventa a precios más altos. Esta figura, que ha ganado protagonismo en los últimos años, despierta un profundo rechazo en parte de la opinión pública, especialmente cuando su actividad se concentra en zonas urbanas donde la demanda supera con creces la oferta. Su presencia es vista por muchos como un obstáculo para quienes buscan vivienda para vivir y no para especular.

La acumulación de viviendas por parte de estos inversores reduce significativamente la oferta disponible para compradores e inquilinos con necesidades reales de acceso a una vivienda digna. Al dejar vacías muchas de esas propiedades o destinarlas al mercado turístico, contribuyen a distorsionar los precios y a alimentar un problema que ya afecta a millones de personas en todo el país. La falta de una intervención decidida por parte del Gobierno para regular o limitar este tipo de prácticas añade una capa más de frustración, al percibirse que los intereses económicos pesan más que los derechos fundamentales. La vivienda, reconocida como un derecho en la Constitución, queda en demasiadas ocasiones supeditada a la lógica del beneficio privado.

16 pisos en propiedad y vive de alquiler

Pascual Ariño es un inversor inmobiliario que cambió el noble oficio de policía con el fin vivir de las ventas de residencias. El susodicho, ha comparecido en varias ocasiones en el programa de televisión "laSexta Xplica" y en sus redes sociales se encarga de mostrar sus avances en el mundo de la inversión. En una de sus últimas comparecencias, asistió al pódcast de Mowlihawk, donde explicó con todo lujo de detalle su carrera en este sector y los sorprendentes beneficios que ha obtenido a lo largo de estos años. Actualmente cuenta con 16 viviendas en propiedad, todas ellas alquiladas a terceros, pero, paradójicamente, él también vive en otro domicilio pagando una renta mensual todos los meses. Pero, ¿por qué razón a tomado esta decisión?

"El piso en el que yo vivo vale más de un millón y se alquila en 4.500 euros. Eso da una rentabilidad muy baja. Yo prefiero destinar ese millón a pisos más baratos y, con ese dinero, pago el alquiler y aún me sobra todos los meses para hacer lo que me da la gana", indica. De esta suerte, todos aquellos pisos en los que ha invertido una gran cantidad de dinero, consiguiendo su propiedad total, están destinados a la rentabilidad en el largo plazo con la amortización progresiva del mismo en el corto. Sin embargo, uno de los negocios con los que más dinero ha obtenido ha sido con su fórmula estrella: comprar, reformar y vender.

Comprar, reformar y vender: la técnica de la rentabilidad

En este sentido, el profesional cuenta al youtuber sus múltiples logros a través de esta estrategia. Si bien es verdad que conlleva un trabajo extra, la realidad es que, según se encuentra la demanda hoy en día, esta clase de movimientos casi siempre suelen traer consigo un gran índice de rentabilidad. "Por ejemplo, cogí un piso de 43.000 euros, lo reformamos gastando 10.000, y lo vendimos en 86.000", asegura. Si hacemos cálculos, el inversor obtuvo el 62% de rentabilidad con esa compra. Pero la realidad es que su mejor venta es la siguiente: "El chalet que voy a vender ahora me costó solamente 180.000 euros. Le hice una piscina, un sótano, amplié el salón y añadí más de 100 metros a la vivienda, y gracias a eso ahora se vende en 550.000 euros", sentencia Ariño.