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Turquía, una joya entre Europa y Asia

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Entre los continentes europeo y asiático se encuentra uno de los países más hermosos del planeta: Turquía, una nación cuyas influencias culturales, religiosas y sociales recibidas a lo largo de toda su historia le han proporcionado unos atractivos que la hacen ser única en el mundo.
Debido a su ubicación entre el mar Negro, el Mediterráneo y el Egeo, este país emergente fue en su día el refugio de varias grandes civilizaciones y el lugar en el que muchas batallas tuvieron lugar a lo largo de la historia.
Cuando uno tiene previsto visitar esta preciada tierra, debe saber que se va a adentrar en un país lleno de historia y arte por todos sus rincones. Pero más allá de eso, debe saber que va a regresar a casa con muchísimas nuevas amistades debido a la enorme hospitalidad que te ofrecen sus habitantes a la mínima que pueden sin pedirte nada a cambio.
Para volar desde Madrid a Estambul no dudamos en contar con los servicios de Turkish Airlines, nombrada mejor aerolínea de Europa estos tres últimos años de forma consecutiva y que actualmente enlaza seis ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia, Bilbao y Santiago de Compostela) con 239 destinos en 104 países, convirtiéndola en una de las cinco compañías aéreas que más destinos opera en todo el mundo.
Desde el momento en que subimos al avión, todo el personal de la aerolínea turca se preocupó muchísimo por nosotros a fin de hacernos sentir que nuestras vacaciones comenzaban desde el mismo momento en el que embarcábamos hacia el avión. Esto es realmente importante, dado que un viaje aéreo de cuatro horas de duración siempre puede resulta difícil de digerir para determinadas personas.
Uno de los aspectos que más endulzó nuestro trayecto hasta Estambul fue el menú que nos sirvieron amablemente para cenar las azafatas del avión, compuesto por un primer plato, un segundo y un postre. De primero nos pusieron un riquísimo salmón ahumado, de segundo nos dieron a elegir entre berenjena rellena con carne picada y brocheta de pollo con especias árabes (ambos platos acompañados con arroz) y de postre una deliciosa Pannacotta de vainilla.
Una vez que aterrizamos en el aeropuerto Atatürk de Estambul, nos estaba esperando con un letrero a la salida de la terminal uno de los chóferes de Delil Travel, una de las mejores agencias turísticas de Turquía y la compañía que nos guiaría por todo Estambul, Cappadocia, Pamukkale, Hierápolis, Éfeso y Kusadasi durante los próximos días.
Si me preguntasen que sería lo que más destacaría de Delil Travel diría que su excelente atención al cliente -dado que siempre te reciben con una gran sonrisa y entablan fácilmente cualquier tema de conversación contigo- y la enorme predisposición y facilidades que muestran a la hora de crearte el mejor programa para tu viaje según tus necesidades.
Pese a que la mayoría de sus calles están más bien deterioradas y de que su nivel de vida no es el de otras capitales, Estambul es sin duda una de las más hermosas ciudades de Europa y también una de las más interesantes. Entre sus muchas atracciones, hay que recalcar que sus mezquitas están entre las más bellas del mundo.
Para las excursiones que haríamos por la antigua Constantinopla de la mano de la agencia Delil Travel, contamos con los servicios de Ali Yilmaz, un guía del cual guardamos muy gratos recuerdos por su gran amabilidad y sus amplios conocimientos de la historia de Turquía.
Ali acudió a recogernos al Gran Yavuz, un cómodo y elegante hotel de 4 estrellas que nos facilitó Delil Travel y que se encuentra ubicado en el distrito de Sultanahmet. Nuestra primera parada fue en el Palacio de Topkapi, situado entre el Cuerno de Oro y el mar Mármara, y desde el que se tiene una espléndida vista del Bósforo.
Este majestuoso museo de la época imperial, también conocido como el Palacio de la Puerta de los Cañones al estar situado cerca de una puerta con ese nombre, fue el centro administrativo del Imperio otomano desde 1465 hasta 1853, año en el que el sultán Abdulmecid decidió trasladar su residencia allí.
Su construcción fue ordenada por el sultán Mehmed II en 1459 siguiendo las normas de la arquitectura seglar turca. Es un entramado complejo de edificios, unidos por patios o jardines y rodeados por una muralla bizantina.
Tras salir maravillados del increíble Palacio de Topkapi, la Mezquita Azul nos esperaba muy cerquita, concretamente en la Plaza de Sultanahmet, el centro neurálgico de la ciudad. Tanto la plaza como la mezquita reciben su nombre de Ahmet I, el sultán que la ordenó construir para apaciguar a Alá trayéndose consigo a los mejores artesanos del Islam.
A pesar de que muchas personas creen lo contrario, el sobrenombre de esta mezquita -la cual es la única en Estambul que posee 6 alminares- no procede de la piedra de su exterior, sino de los azulejos de su interior traídos de Iznik, lugar donde se encontraban las mejores fábricas de la época.
El impacto visual que experimenta uno al adentrarse en este mezquita es brutal, ya que aunque su exterior supone ya un ejemplo de belleza y armonía, probablemente no preludia la deslumbrante magnificencia de su interior, la amplitud de la gigantesca sala de oración, la luminosidad y la delicadeza de su decoración.
Justo en frente de la Mezquita Azul se encuentra Santa Sofía, reconvertida en museo después de haber sido construida como iglesia por Justiniano hace casi 1.500 años y de haber pasado siglos convertida en mezquita.
Esta antigua basílica patriarcal ortodoxa, que contiene una gran colección de reliquias de santos, destaca por su enorme cúpula, gracias a la cual se crea un grandioso espacio diáfano que resulta impactante, tanto como la lujosa decoración que todavía perdura a través de los siglos: mosaicos de increíble belleza, mármoles traídos de África, etc. Está considerada como el epítome de la arquitectura bizantina y se dice de ella que cambió la historia de la arquitectura.
De nuevo las magnitudes adquieren importancia en nuestra impresión; Santa Sofía es tan grande que uno no puede dejar de sentirse aturdido, pero al mismo tiempo también hay pequeños detalles que nos sorprenden y nos cuentan algo de la increíble historia del edificio, como los grafitis dejados en una barandilla por los vikingos que saquearon Constantinopla en el año 907.
La Mezquita de Solimán es un edificio imperial otomano situado en la tercera colina de Estambul. Es la mezquita más grande de la ciudad y con una de las mejores panorámicas de la misma.
Esta obra de arte fue construida entre los años 1520 y 1566 por Mimar Sinan, el arquitecto otomano más importante de la historia, bajo petición del sultán Solimán I "El magnífico", uno de los sultanes otomanos más ricos y poderosos de la historia y, por otro lado, uno de los más terribles enemigos de la Cristiandad.
Esta mezquita nos llamó bastante la atención también por su tamaño, su sencillez, sus excepcionales azulejos de Iznik que decoran el mihrab, por sus preciosas vidrieras que proyectan una inmensa luz a través de sus 138 ventanas y por sus imponentes columnas. Posee cuatro minaretes, dos de ellos con tres balcones y los otros dos con dos. Los ordenó construir así Solimán para recordar que fue el cuarto sultán desde la conquista de Estambul y el décimo desde la creación del imperio otomano.
Más que una mezquita, se podría decir que era un complejo en el que, además del edificio dedicado al culto, tenía otras partes: un hospital, una escuela coránica, un comedor para los pobres convertido hoy en restaurante para los no tan pobres, etc.
Por otro parte Sinan, que alcanzó la increíble cifra de 477 edificios realizados a lo largo de su vida, fue el gran arquitecto de Estambul y de la Turquía otomana y posiblemente se convirtiera en el arquitecto más prolífico de la historia. Concibió el diseño arquitectónico de la Mezquita de Solimán en contraposición a la bizantina Santa Sofía, la cual sirvió como modelo para numerosas mezquitas otomanas de Estambul.
No obstante, Sinan tuvo una concepción más simétrica, racional y simple que los arquitectos otomanos precedentes. Posiblemente el intercambio de ideas entre Italia y Estambul contribuyó al apoyo del arquitecto de las líneas simétricas y las formas racionales.
El famoso Gran Bazar de Estambul es uno de los bazares más grandes del mundo. Ubicado en el centro de la ciudad vieja, cuenta con casi 60 calles y 4.000 tiendas, recibiendo entre 250.000 y 400.000 visitantes cada día.
Entre sus diversas áreas de negocio podemos encontrar joyerías, orfebrería, tiendas de especias y tiendas de alfombras. Estos comercios se encuentran agrupados por tipo de actividad, en plan gremio.
A través de una de sus 22 puertas se puede acceder al Gran Bazar, el cual acostumbra a vender más de 12.500 artículos diferentes y trabajan más de 20.000 personas en este recinto cerrado. Entre sus numerosos servicios, el turista puede encontrar un centro de enfermería, una oficina de Correos, servicio de seguridad y varias oficinas bancarias. Si el Palacio de Topkapi era el centro político del Imperio Otomano en su día, el Gran Bazar era el centro económico del mismo.
Por otro lado, una de las actividades que no podíamos perdernos al visitar Estambul con Delil Travel era la de realizar un crucero por el Bósforo, el famoso estrecho que separa la parte europea de la asiática.
Nuestra recomendación es hacer este viaje cuando se acerque la puesta de sol a fin de disfrutar de unas mejores vistas. Una vez en la embarcación, navegamos por el Bósforo hasta el Mar Negro, apreciando las espectaculares vistas de Estambul por la noche, pasando por debajo de los puentes de suspensión, para posteriormente deleitarnos con las envidiables vistas a los palacios que usaban los otomanos en verano, las mansiones y las modernas villas que bordean las costas de Europa y Asia.
Otra de las excursiones que hicimos con nuestro guía Ali, y que realmente mereció la pena, fue la de coger un ferry y dirigirnos hasta las Islas Príncipe. Una vez que llegamos allí sentimos como si retrocediéramos hacia el pasado, hacia un lugar en el que no existen los coches ni el tráfico. Los únicos sonidos que percibimos allí fueron los de los pájaros, los turistas y el trote de algún que otro caballo tirando de un carruaje.
Al ver tanto carruaje por cada calle en que nos movíamos, nos entró el gusanillo de subirnos a uno de ellos para dar una vuelta relajadamente por la isla. Disfrutamos muchísimo del recorrido mientras pasábamos por bellas mansiones de madera que ejemplificaban la arquitectura de la era otomana.
Las Islas Príncipe están compuestas por un total de nueve islas frente a la costa sur de Anatolia, en Estambul, que en el pasado fueron el hogar de exiliados (gobernantes bizantinos, sultanes otomanos, León Trotsky), y es de estos personajes desterrados de donde proviene su nombre. Actualmente, las montañosas Islas Príncipe suponen un centro de vacaciones para ricos y famosos y un lugar de merecido descanso para aquellos que buscan tomarse un respiro de la ciudad.
Una vez visto lo más importante de la isla, tocaba coger el ferry de vuelta para recoger las maletas de nuestro hotel y despedirnos de nuestro guía y amigo Ali, agradeciéndole todo el cariño mostrado para que nos sintiéramos como en nuestra propia casa. Tras esto, llegó la hora de dirigirnos hacia el aeropuerto de Atatürk para coger un vuelo nuevamente con Turkish Airlines hasta Kayseri, una ciudad situada en el centro de Anatolia y cuyo aeropuerto es el más cercano a la zona de la Cappadocia.
Nada más llegar al diminuto aeropuerto de Kayseri nos estaba esperando fuera de la terminal otro simpático chófer de Delil Travel llamado Servet, el cual nos acompañaría desde entonces a todas nuestras excursiones junto con nuestro nuevo guía.
Servet nos trasladó durante 85 kilómetros hasta Göreme, el lugar donde se encuentran las increíbles formaciones rocosas de la Cappadocia y también nuestro lugar de alojamiento, el Cappadocia Cave Suites, un precioso lugar para hospedarse y para conocer la mitología de los hititas y el hermoso paisaje de una de las maravillas naturales de la tierra.
Para visitar la Cappadocia, Pamukkale, Hierápolis, Éfeso y Kusadasi contamos con los servicios de otro guía de Delil Travel. Su nombre era Baris Sahin y, al igual que su compañero de Estambul, estuvo siempre muy atento de nosotros y su trato fue único y exquisito. Su buen dominio de la información, unido a su juventud, hizo que nuestras excursiones se hiciesen muy amenas y divertidas cada día.
Comenzamos nuestro periplo por la Cappadocia visitando el Museo al Aire Libre de Göreme, que forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1984, y el cual se asemeja mucho a un complejo monástico compuesto por decenas de monasterios colocados lado a lado, cada uno con su propia iglesia. Es sin duda el lugar más visitado de la Cappadocia, ya que se encuentra ubicado en el mismo centro de la región, a tan sólo 15 minutos a pie del pueblo de Göreme.
Este fantástico parque nacional ofrece la mejor de las iglesias excavada en la roca, con hermosos frescos (pinturas murales) que representan escenas de la Biblia, y cuyos colores aún conservan la frescura original. También hay ejemplos únicos de arquitectura rupestre y diferentes tipos de fresco. La mayoría de las iglesias del Museo al Aire Libre pertenecen a los siglos X, XI y XII.
Tras esto tocaba dirigirnos a las cuevas de Uchisar, situado en un castillo en el punto más alto de la Cappadocia, a 5 kilómetros de Göreme. Desde la parte superior del castillo se puede divisar un magnífico panorama de los alrededores.
Muchas de las habitaciones excavadas en la roca se encuentran conectadas entre sí con escaleras, túneles y pasajes. En las entradas de las habitaciones, hay puertas piedra de molino, al igual que los de las colonias subterráneas, que se utilizaban para controlar el acceso a estos lugares. Debido a la erosión en los lugares de este castillo de múltiples niveles, desgraciadamente no es posible llegar a todas las habitaciones.
La mayoría de las habitaciones, situado en el lado norte del castillo, se utilizan como casas de las palomas a día de hoy. Los agricultores utilizan estos palomares para recoger los excrementos de las palomas, ya que suponen un excelente fertilizante natural para los huertos y viñedos. Una gran parte de estas cuevas para las palomas fueron pintadas de blanco para atraer a las aves.
A continuación de esto visitamos Pasabag, el famoso "valle de los monjes"donde se encuentran situadas las chimeneas de hadas, formaciones rocosas de forma cónica con cabezas de piedra. Algunas capillas rupestres fueron excavadas dentro de estas rocas y aún se pueden visitar. A raíz de que estas capillas tuvieron demasiada importancia espiritual se las denominó chimeneas de hadas.
Una capilla dedicada a San Simeón y una vivienda de ermitaño están construidas en una de las chimeneas de hadas con tres cabezas. La entrada de la celda está decorada con cruces. San Simeón vivió en aislamiento en el siglo V cuando los rumores de que hacia milagros comenzó a extenderse por la región.
Preocupados por toda la atención, comenzó a vivir en la parte superior de una columna de dos metros de altura, y más tarde se trasladó a otra de 15 metros. A partir de ahí sólo descendió de vez en cuando para comer y beber con sus discípulos. Los ermitaños de la Cappadocia se distanciaron prácticamente del mundo entero mientras vivieron en las chimeneas de hadas.
Para finalizar nuestro primer día en la Cappadocia, nuestro querido guía Baris nos llevó por la tarde-noche a contemplar y disfrutar de la puesta de sol en Rose Valley, un lugar secreto de la región para deleitarse uno con una fabulosa panorámica de las chimeneas de hadas.
Nuestro segundo día iba a resultar bastante excitante y madrugador, dado que la compañía Anatolian Balloons vino a recogernos a nuestro alojamiento a las 4 de la mañana para que viviésemos una auténtica experiencia: sentir la magia que supone dar un paseo en globo por la Cappadocia.
El clima en la Capadocia es excepcional para realizar vuelos en globo debido a su naturaleza extremadamente tranquila y predecible. La razón principal de por qué estos vuelos generalmente se llevan a cabo en la madrugada es porque el clima es más estable.
La verdad que disfrutamos de esta experiencia lo que no está escrito, ya que volamos a varios miles de metros de altura para observar toda la majestuosidad de la Cappadocia y sus preciosos valles. Y para rematar la mañana nada más aterrizar, el piloto de Anatolian Balloons nos ofreció una copa de champán junto con un certificado personalizado del vuelo realizado, como grato recuerdo de la experiencia.
Tras esto vino a recogernos nuestro guía Baris junto con Servet, nuestro chófer, para dirigirnos a la sorprendente ciudad subterránea de Derinkuyu. Este tipo de ciudades en cuevas trogloditas fueron excavadas en los tiempos de los hititas, y ampliadas a lo largo de los siglos por diversos ejércitos merodeadores que atravesaban el centro de Anatolia en busca de los cautivos. Hay un total de 36 ciudades subterráneas en la Cappadocia, pero la más profunda es la de Derinkuyu.
La ciudad subterránea de Derinkuyu está situada a 40 kilómetros de Goreme. Cuenta con cerca de 600 puertas exteriores a la ciudad, escondidas en los patios de las viviendas de la superficie. La ciudad subterránea es de aproximadamente 85 metros de profundidad y presume de tener todas las habitaciones de costumbre en una ciudad subterránea (establos, bodegas, almacenes, comedores, iglesias, bodegas, etc.). Aparte de estas habitaciones, había también una gran sala con un techo de bóveda de cañón y una escuela de misioneros en el segundo piso.
Desde el tercer piso y el cuarto, el descenso se hace por medio de escaleras verticales que conducen a una iglesia de planta cruciforme en la planta baja. Derinkuyu también contiene unos 15.000 conductos de ventilación que proporcionan aire fresco en lo profundo de la ciudad subterránea, la cual se abrió a los visitantes en 1965, pero hasta ahora menos de la mitad se pueden visitar. Resulta difícil afirmar que las ciudades subterráneas fueron construidas para vivir de forma permanente, pero sí que fueron hechas para resistir cualquier ataque enemigo.
Se presentaba un día bastante duro, dado que nos tocaba recorrernos unos 600 kilómetros por carretera para llegar a Pamukkale, una zona natural que está considerada como la octava maravilla del mundo. Sin embargo, para que el viaje no se nos hiciera tan pesado, nuestro guía de Delil Travel decidió que hiciéramos una parada en Konya, la segunda ciudad más importante del centro de Anatolia que fue fundada por los romanos en el siglo II antes de Cristo y que presume de tener un amplio patrimonio histórico.
La principal joya de esta ciudad es el Museo de Mevlana, un lugar que fue construido en el siglo XVI por el ya conocido arquitecto Sinan, y que guarda varias tumbas, instrumentos de música sacra y alfombras de gran valor. Los monjes que vivían en este convento disponían de una sección dedicada a la etnografía, que es el estudio de los pueblos.
El exterior del museo es una auténtica obra de arte gracias a su cúpula estriada de azulejos color turquesa. Debajo precisamente de esta cúpula se encuentra el sarcófago de Mevlana, y a su alrededor se encuentran otras tumbas de diversos personajes. Estas tumbas se encuentran cubiertas por terciopelos bordados, dándoles así una excelente impresión de majestuosidad.
Mevlana fue un poeta místico musulmán persa y erudito religioso. También era conocido como Rumí, que significa "originario de la Anatolia romana", ya que la Anatolia estaba denominada por los turcos selyúcidas como la "tierra de Rum (los romanos)", en referencia al Imperio Romano de Oriente más conocido como Imperio bizantino.
La importancia que ha tenido Mevlana ha trascendido lo puramente nacional y étnico. A través de los siglos ha tenido una significativa influencia en la literatura persa, urdú y turca. Sus poemas son leídos diariamente en los países de habla persa como Irán, Afganistán y Tayikistán y han sido ampliamente traducidos en varios idiomas alrededor del mundo.
Después de esta interesante parada en Konya tocaba regresar a la carretera rumbo a Pamukkale ("castillo de algodón") para posteriormente hospedarnos en el Pamukkale Pam, un hotel termal de 5 estrellas situado en una colina, rodeado de pinares y jardines verdes.
El origen de Pamukkale lo hallamos en que el agua que brotaba de los manantiales subterráneos de allí a una temperatura de 34 grados discurría por la de la llanura de Menderes con un alto contenido de bicarbonato cálcico, emanando gas de monóxido de carbono. Esto, al juntarse con el bicarbonato de calcio, se disolvió y formó de esta manera los travertinos de color blanco.
Con una altura de 160 metros, y una extensión de unos 2,5 kilómetros, la montaña de Pamukkale está en su totalidad cubierta de una sustancia blanca que, en la distancia, puede recordar a la nieve. Merece mucho la pena disfrutar de un baño terapéutico en sus aguas termales.
Una mañana bastante soleada nos esperaba en Pamukkale con los brazos abiertos para que visitásemos la ciudad helenística de Hierápolis, una ciudad sagrada que fue construida en el año 180 a. C en lo más alto de Pamukkale para dar acogida a todos los peregrinos que llegaban atraídos por las leyendas terapéuticas de las aguas termales.
Desgraciadamente esta construcción quedó destruida por un terremoto en 1354, pero aún hoy quedan restos que se pueden visitar, como el teatro, los baños romanos, el templo de Apolo, las puertas de la ciudad o las tres grandes necrópolis que rodean la ciudad y que están circundadas de algodón blanco. Pamukkale, pues, es un lugar estéticamente extraordinario.
Hierápolis fue establecida en su día por Eumenes II, rey de Pérgamo. Sin embargo, tuvo significativas transformaciones en los siglos II y III que le hicieron perder todo su antiguo carácter helenístico para convertirse en una urbe típicamente romana. En ese período, se convirtió en importante centro de descanso veraniego para los nobles de todo el imperio, que acudían a ella atraídos por las aguas termales.
Después de que nuestro guía Baris nos deleitara con historias y anécdotas de Hierápolis, nos dirigimos hacia Laodicea, ciudad del antiguo Imperio Seléucida, establecida entre los años 261 a. C. y 245 a. C. por el rey Antíoco II Theos y nombrada en honor de su esposa Laodice.
Fue una próspera ciudad comercial, ubicada en la intersección de dos importantes rutas, y famosa por sus textiles de lana y algodón. Era un importante centro comercial y bancario que vendía una pomada muy conocida para los ojos que contribuía a su riqueza, y también prendas de vestir de alta calidad hechas de excelente lana negra allí mismo.
Después de disfrutar del encanto de Pamukkale e Hierápolis, llegaba la hora de dirigirnos hacia el último lugar que nos falta por visitar de nuestro programa con Delil Travel: Kusadasi, una ciudad balneario en la costa egea de Turquía.
El nombre proviene de kus (pájaro) y ada (isla), dado que la península tenía la forma de una cabeza de pájaro vista desde el mar. Algunas personas de la región egea acortan el nombre a Ada. Es importante mencionar que en la costa de esta zona afloran unas pequeñas especies de plantas que dan nombre a la región, las kudasaminas, que son potencialmente venenosas.
Nos alojamos en The Panorama Hill, un hotel de 4 estrellas ubicado a las afueras de la ciudad, pero que ofrecía unas increíbles vistas al mar Egeo desde nuestra habitación. Aprovechando que Kusadasi estaba cerca de la antigua ciudad de Éfeso, no dudamos ni un momento en visitarla con Delil Travel.
Éfeso es la ciudad clásica mejor conservada del Mediterráneo, y quizás el mejor lugar del mundo para contemplar cómo era la vida en la época romana. Sus ruinas cuentan con un valor y un significado especial entre los numerosos sitios de interés arqueológico. Esto se debe a su incalculable valor histórico y cultural y la inagotable belleza del lugar.
Era considerada entrada costera estratégica al mundo oriental, llegando a ser la segunda ciudad más grande del Imperio Romano. Éfeso es un lugar con mucha importancia cristiana y una de las siete maravillas del mundo antiguo. Cuenta la leyenda que la Virgen María, acompañada de San Pablo, vino a Éfeso en el final de su vida, alrededor de los años 37-45 después de Cristo, y se dice que los cristianos del lugar veneraban una pequeña casa cerca de la ciudad clásica, como la de María.
En 1967 el Papa Pablo VI visitó el lugar, donde se levanto la capilla, y confirmó la autenticidad de la leyenda. Así mismo, la Basílica de San Juan está situada cerca de Éfeso. Se dice también que San Juan vivió los últimos años de su vida aquí, y después de su muerte se construyó un santuario sobre su tumba.
Y aquí finalizaba nuestro periplo por tierras turcas, quedándonos con un buenísimo sabor de boca tanto con los lugares especiales y maravillosos que visitamos como con los servicios brindados por los compañeros de Delil Travel, haciendo que nuestras vacaciones fueran únicas e inolvidables gracias al buen programa de viaje que nos crearon y al facilitarnos los mejores guías posibles.
Para trasladarnos hasta el aeropuerto Adnan Menderes de Izmir decidimos contar con los servicios de A2B Transfers, una compañía fundada en 2005 por un grupo de jóvenes profesionales que se dieron cuenta de la necesidad creciente de unas vacaciones a medida entre los clientes y los agentes que buscaban una forma sencilla de organizar un buen paquete de vacaciones.
Todo el equipo de A2B Transfers cuenta con una rica experiencia tanto en el sector turístico como en la industria online. Es una empresa que proporciona tanto a particulares como a agentes de viaje una completa gama de traslados internacionales desde aeropuertos, puertos y lugares de vacaciones mediante taxis, microbuses, autocares e incluso helicópteros.
Pese a la tristeza que llevábamos encima por el hecho de abandonar la mágica Turquía, la aerolínea Turkish Airlines volvió a dejarnos boquiabiertos en nuestro vuelo de vuelta a Madrid gracias nuevamente a su buen servicio a bordo y al nuevo menú que nos ofrecieron para cenar, compuesto por una deliciosa ensalada de patatas, carne picada al estilo turco y de postre una riquísima tarta de queso. ¡Así da gusto viajar en avión!
Para más información:
TURKISH AIRLINES (www.turkishairlines.com)
Email: reservation@turkishairlines.es
Teléfono: 93 499 13 28
DELIL TRAVEL (www.deliltravel.com)
Email: info@deliltravel.com
Teléfono: +90 384 212 5483
A2B TRANSFERS (www.a2btransfers.com)
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Teléfono: +44 1 483 804808