De familia rica a «hippies» con alucinaciones

Los padres de los pequeños Amiel e Ichel no pasaban desapercibidos en Godella. Su estilo de vida «hippie» llamaba la atención aunque los vecinos nunca pensaron que tuvieran problemas mentales, sino que llevaban un estilo de vida bohemio. La madre, quién presuntamente estaría detrás del asesinato de sus pequeños, María Gombau, viene de una «familia bien» de Rocafort pero muy pronto eligió una vida radicalmente distinta. Era muy activa en las asambleas del 15-M, incluso llegó a tener algún altercado por desórdenes públicos o atentado a agente de la autoridad. Según se desprende de sus redes sociales, era muy crítica con el cambio climático y luchaba por la defensa de la naturaleza. Al parecer, el consumo de sustancias estupefacientes habría podido activar alguna patología o rasgo psicopático en su cerebro, que ha desembocado en esta tragedia. De hecho, ante los agentes que investigan las circunstancias del asesinato de los pequeños, habría comentado temas del más allá y las ciencias ocultas.

Llevaba bastantes años manteniendo una relación sentimental con el padre de sus hijos, Gabriel Salvador, de origen belga. A diferencia de ella, que no tenía trabajo conocido, el chico sí habría estado empleado en varios negocios de hostelería de Rocafort pero no tenía un comportamiento muy formal y no habrían contado más con él. Tenía un canal en Youtube donde compartía vídeos sobre extraterrestres y cómo producir «Gans» de forma artesanal. Esto es, según este movimiento, «gas en estado nano sólido», para obtener «variaciones en la energía del plasma». Al parecer, según el tipo de plasma que se produzca, se crea una energía beneficiosa para el sistema nervioso, el sistema linfático, etc. «Al producirlo es importante hacerlo con tranquilidad, porque el campo emocional interactúa con el Gans», explican en el vídeo. Gabriel también cantaba y tocaba la guitarra. Su mujer compartió por las redes sociales su tema «La magia está en el no pecar» con la leyenda «Te amooooo».

Mientras, en Godella solo se vislumbra tristeza y horror por lo sucedido. Los vecinos no dan crédito. Nadie se lo esperaba, pese a que la familia siempre había tenido una actitud esquiva con los vecinos. Aparentemente no tenían problemas económicos, pese a que vivían de okupas en una de las casas vacías del pueblo. Tampoco había problemas graves de convivencia con ellos. Solo parecían reservados con su vida privada. A veces se oían discusiones, pero parecían propias del devenir normal de una familia con pequeños a su cargo. No había denuncias previas por maltrato ni antecedentes penales. Por lo menos hasta ahora. En el pueblo empiezan a creerse lo sucedido. Cuando un drama lo ves venir, puedes estar preparado para lo peor.