Champions League

Fútbol

Real Madrid-PSG 2-2. Empate de gigantes

Dos goles rápidos igualaron los dos de Benzema

REAL MADRID PARIS SAINT GERMAIN
El francés Zinedine Zidane y el delantero del Paris Saint Germain Kylian Mbappé durante un partido en 2019JuanJo MartínEFE

Hazard amagó en una dirección y se fue en otra o pisó el balón o se lo cambió de pierna o hacía eslalons sobre la hierba, Hazard era eléctrico y a su energía se subió el Real Madrid para firmar una gran actuación que no se vio después reflejada en el marcador. El PSG mostró su orgullo al final del encuentro y empató un encuentro en que durante tres cuartas partes de él estuvo a merced del conjunto blanco y agarrado a su portero, a un Keylor Navas reivindicativo y salvando a su equipo de una derrota. Fue un partido tremendo y hermoso, muy de Champions, de dos equipos orgullosos y con distintas armas. El Madrid fue más bonito,el PSG más guerrillero. El equipo español llevó el mando, el contrario supo adaptarse a las circunstancias, resistir y aparecer cuando fue necesario para no dejar ganar al contrario. Al final pudo ganar cualquiera, pero no hubiese sido un mal final que la falta que lanzó Gareth Bale al final del choque, cuando no quedaba tiempo para más hubiese ido un poquito más a su izquierda, en vez de al palo donde acabó estrellándose

El PSG era la prueba para que el Madrid viese su verdadera medida y la impresión que dejó es que va a pelear con todos y contra todos, pero que necesita también ser más firme atrás en los momentos decisivos. Tuvo que ganar y no lo hizo, tuvo más ocasiones y no las marcó. El PSG de Mbappé y en la segunda parte también de Neymar, sufrió encerrado atrás, agarrado al portero y buscando un poco de aire en las rápidas transiciones. Fue un equipo al que minimizó el Real Madrid durante muchos minutos, en un episodio completamente distinto a lo vivido en París. Pero los grandes equipos no mueren nunca y el PSG también quería demostrar que este año no se arruga en los estadios importantes, como le suele suceder cuando viaja en Champions. Su reacción fue orgullosa y dejó claro que es un equipo que ha ganado personalidad en las sucesivas caídas.

El duelo era importante en eso en lo simbólico (pues en lo tangible, empezó con los dos equipos ya clasificados); el conjunto español tenía que demostrarse que lo que sucedió en el estreno de la Champions fue una mala racha ya dejada atrás, un pasado que ahora se puede ver como una manera de construir.

Sin embargo, el PSG, incluso echado atrás, es temible, en un segundo, en una jugada relámpago te puede destrozar, en una carrera, en un despiste. Lo hizo al final del partido, pero a punto estuvo de hacerlo al final del primer tiempo cuando Courtois derribó a Icardi dentro del área. El árbitro portugués señaló penalti y expulsión para el portero belga y a todo el madridismo se le cayó el mundo encima. Pero le llamaron del VAR y le dijeron que echase un vistazo a una jugada anterior que no había valorado bien: una falta a Marcelo, por empujón, cuando la jugada comenzaba.Eso anulaba todo lo anterior.

Ni siquiera esa jugada, que rompió el ritmo, cambió la actitud del Madrid, siempre buscando al rival, pero al que la lesión de Hazard le cambió la profundidad arriba. Salió Bale, entre pitos y esta vez, aplausos. Era un cambio lógico de un Zidane que nunca deja de sorprender.

En el partido con más nombre de la temporada hizo una de las suyas para romper cualquier apuesta por la alineación: Isco, que sólo había sido dos veces titular: contra el Valladolid y en la aciaga noche de Mallorca, estaba en el once, por delante de Modric y por delante de Bale y por delante de Rodrygo. Ni siquiera le cambió después, cuando dio salida a Modric en la segunda mitad. Sólo a falta de diez minutos le quitó por Rodrygo. El que se marchó antes fue Valverde. El Bernabéu despidió con una ovación a un jugador que se ha convertido en uno de los favoritos porque nunca flojea y cumple con lo que le digan: si tiene que jugar echado a la derecha, lo hace, sin problema, para que el Madrid esté más abierto, para que Hazard tenga más espacio, para que los delanteros tengan que trabajar menos.

La salida del uruguayo dejó más indefenso al Madrid. Benzema parecía que había resuelto el encuentro con sus dos goles y el Madrid se sentía satisfecho, feliz, en comunión con su público, perdonando a Bale. Había sido el equipo de los últimos días: armónico, junto, todos a una y con llegada. Pero el PSG despertó a tiempo para dejar clara su apuesta. Mbappé fue el que marcó el primer tanto, el primero que consigue en el Santiago Bernabéu...