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Coronavirus

El fin de la abundancia en el fútbol

El deporte camina hacia un nuevo modelo, más austero. La implantación de un tope salarial para los jugadores y la ausencia de grandes traspasos pueden marcar el futuro

«Cada crisis encierra también una oportunidad. Desde hace mucho, los salarios de los jugadores y el precio de los traspasos han tenido una evolución malsana. La crisis llevará a que eso se detenga», afirma Karl Heinz Rummenigge, dos veces Balón de Oro y ahora presidente del Consejo de Administración del Bayern de Múnich.

Rummenigge se apoya en la experiencia. El fútbol alemán ya tuvo que sobrevivir a la crisis provocada por la quiebra del imperio Kirch en 2002, la plataforma que poseía los derechos televisivos de la Bundesliga. Mientras el resto de grandes ligas europeas se armaban con el dinero que llegaba de las televisiones, en Alemania se acostumbraban a pelear con menos recursos. Eso ha llevado a que el Bayern no se anime a hacer fichajes que no pueda pagar con el dinero que tiene en caja. Eso le permite, por ejemplo, pagar 80 millones al Atlético de Madrid por el traspaso de Lucas Hernández, pero le impide competir realmente por las grandes estrellas mundiales fuera de Alemania.

La cultura alemana, más conservadora, y la memoria «obligan» a los clubes germanos a no incurrir en gastos desmesurados, como admitía hace unos meses en una visita con su equipo a Madrid el consejero delegado del Bayer Leverkusen, el español Fernando Carro.

El coronavirus puede extender esa prudencia de manera obligatoria al fútbol mundial. El modelo se muestra incapaz de sostenerse al primer contratiempo, como demuestra la multitud de ERTEs que están aplicando los clubes. No sólo los grande españoles, como el Atlético y el Barcelona, sino también el propio campeón de Europa, el Liverpool.

La política económica del Bayern explica también por qué el campeón alemán no ha tenido que recurrir a esa medida. «Los ingresos de los clubes prácticamente bajaron a cero. Eso afecta también al Bayern. Tenemos la suerte de haber creado reservas en los últimos años y justo eso nos permite ser solidarios. Los hombros más fuertes deben soportar más carga», afirma.

El modelo se ve obligado a cambiar. «No habrá tanto dinero y en la ventana de verano habrá más intercambios de jugadores», explicaba hace unos días el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu. Los grandes traspasos parecen haberse acabado, al menos de momento. Y los próximos mercados de fichajes volverán a distinguir entre los clubes que tienen de verdad una economía saneada de los que no. Aunque queda por ver la influencia de los jeques en un fútbol liberado temporalmente de cumplir con el juego limpio financiero.

En Italia ya se cuestiona la posibilidad de que la Juventus tenga que deshacerse de Cristiano Ronaldo la próxima temporada por no poder hacerse cargo de su salario. El club turinés ha llegado a un acuerdo con sus futbolistas para suspender el pago de los salarios de esta temporada entre los meses de marzo y junio, aunque el acuerdo es reversible si la temporada se completa.

Los jugadores también se verán afectados. No sólo faltará el dinero para pagar los traspasos, también para cumplir con los exagerados salarios que asumen los clubes. Así lo explica Carlos Cantó, CEO de la consultora SPSG y experto en márketing deportivo en una entrevista concedida a la web del World Football Summit, el mayor congreso mundial de fútbol. Cantó advierte de la posibilidad de que el modelo evolucione hacia la implantación de un tope salarial para los jugadores. «Sería algo similar a lo que funciona ya en las ligas estadounidenses y estarían basadas no sólo en porcentajes sobre los ingresos de los clubes sino en parámetros mucho más sofisticados», explica Carlos Cantó.

Las pérdidas estimadas para la industria deportiva mundial, no sólo futbolística, por la crisis del coronavirus son de 60.000 millones de euros.