F.C. Barcelona
El trauma del Barça
El equipo de Koeman afronta la competición que le produce pesadillas y en la que últimamente cada año empeora su papel después de que pareciera haber tocado fondo
El Barcelona entra en la consulta del psicólogo y se sienta.
–«¿Qué problema tiene?», pregunta el especialista.
–«Tengo que disputar ''esa" competición... Otra vez. No me atrevo ni a decir su nombre», es la respuesta.
Y sigue la conversación:
–«Supongo que habla de la Champions. Pero si se trata de uno de los mejores torneos que existen, escenario de esos partidos que todos los futbolistas quieren jugar, donde lucirse ante todo el mundo, pese a la complicada situación que estamos atravesando por el maldito coronavirus. ¿Qué sucede?».
–«Ya, pero es que hace tres años, en los cuartos de final, nos enfrentábamos a la Roma. Éramos mejores y el encuentro de ida vencimos por 4-1. Todo parecía hecho, pero fuimos a su campo y menudo desastre: encajamos un 3-0, petrificados, sin ofrecer nada, sometidos por un buen delantero como Dzeko, pero tampoco una figura de primerísimo orden, y abatidos por un cabezazo de Manolas. Se habló de derrota histórica...».
–«Bueno, señor Barcelona. Eso pasa en las mejores familias. Es un error, exceso de confianza, un mal día... Un borrón y ya está».
–«Sí... Y al año siguiente superamos los cuartos».
–«¿Lo ve?».
–«Y nos enfrentamos al Liverpool en semifinales con las típicas frases hechas de que habíamos aprendido de nuestros errores. En el duelo del Camp Nou vencimos 3-0 y para la vuelta no podían jugar sus tres delanteros titulares, su tridente estrella: Mané, Salah y Firmino».
–«¿Y cómo les fue después en la final?»
–«Es que no hubo final... Perdimos 4-0 en Anfield. Y mira que pese a encajar un gol pronto, no hicimos una mala primera parte, pero después del descanso, ¡ay! Ni pensarlo quiero. Hay como un vacío en mi memoria, quizá porque no hicimos nada, pero lo que no se me ha olvidado es el último gol. Estábamos atolondrados y en un córner en contra, todos mirando al cielo, sin prestar atención a lo que debíamos, despistados, ¿ya rendidos? Sacaron rápido y Origi hizo el cuarto. No hay excusa. Fue una humillación. Uno de los capítulos más negros en la historia de un club centenario».
–«Pues a eso se llama tocar fondo, pero la forma positiva de mirarlo es que a partir de ahí sólo se puede ir hacia arriba...».
–«Mmm... No exactamente».
–«¿Cómo?».
–«El curso siguiente, que es el pasado, mantuvimos el mismo bloque y se siguió confiando en el entrenador, Valverde, en junio, para despedirlo en enero cuando íbamos primeros en Liga. De locos. En esta competición no es como en ''ésa'' de la que hablamos; en ésta sí somos los reyes los últimos años. Fichamos a otro técnico, Quique Setién, con el que los jugadores no congeniaron, y a partir de ahí... Llegó el terrible Covid-19, el parón, del que regresamos líderes, pero perdimos LaLiga de forma clara. La pandemia también cambió ''ésa'' competición y se iba a jugar sin público y a un solo partido desde cuartos, ronda a la que sí logramos clasificarnos. Y en una sede neutral como Lisboa».
–«Menos presión, era un esfuerzo corto... No pintaba mal».
–«Fue peor que mal. Lo de Liverpool se convirtió casi en una anécdota. 2-8 nos ganó el Bayern Múnich. Sí, 2-8, y menos mal que el partido terminó porque pudo ser peor».
El psicólogo en ese momento se toma un respiro. Está claro que el paciente tiene un trauma con la Champions.
–«Pues la única solución es afrontarla de nuevo hasta que su cerebro se libere y después de haber analizado lo sucedido. ¿Se ha hecho ese análisis?».
–«Hombre, es que teníamos a Messi. Siempre decíamos aquello de: “Cuidado, que Leo juega con nosotros”. Y está claro que es mejor que sea tu compañero que tu rival, pero parece claro también que no es suficiente. Que hace falta intensidad, además de calidad, presionar en bloque, meter más ritmo... Vamos, lo que hacen equipos como el Bayern o el Liverpool, los últimos que nos derrotaron. ¿O es que Goretzka es mejor que De Jong o Gnabry que Dembélé o Boateng que Piqué o Lewandowski que Messi? Después del último despropósito, el presidente habló de una profunda renovación».
–«¿Y qué ha pasado con Messi y con esos cambios anunciados en el equipo?».
–«Uy Messi. ¿No le he dicho que se quiso ir en agosto después del desastre de ese mes, de cómo trataron en el club a su amigo Luis Suárez y de lo que había sucedido antes con el presidente? Bueno, en realidad las peleas con Bartomeu siguen, ahora por la bajada de sueldo, y eso tampoco ayuda. Y los refuerzos, pues no había dinero y no han sido tantos, pero sí hay un entrenador nuevo».
–«Eso sí lo he visto. Entonces, al final Leo se quedó y es otro proyecto con Koeman».
–«Vamos a ver, calidad hay en la plantilla no se sabe si para ganar, pero sí para competir, si se consigue una sintonía en el campo y recuperar la mejor versión de futbolistas como Griezmann, De Jong, Busquets, Jordi Alba, Piqué, Dembélé, Coutinho... Que acompañen a Messi».
–«Espera... Mira, he leído aquí en una entrevista al diario holandés “AD” que Koeman ha dicho que la actitud del capitán es de diez, aunque no haya empezado la temporada en una versión súper. Y mira lo que dice también el entrenador en la previa del partido contra el Ferencvaros: ''El Barça no es el favorito este año para ganar la Champions, pero el equipo puede llegar lejos. Aquí hay que jugar para ganar títulos en la Liga y en Europa. El partido ante el Ferencvaros será complicado, pero soy optimista". Así que nada, a jugar toca».
Habrá que seguir la evolución del paciente. La terapia es casi todos los martes o los miércoles hasta diciembre, con sesiones duras como la de la Juventus, y después desde febrero la hora de la verdad para saber si se pasa o no página.
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