Fútbol

Entrevista

Szymanowski, dos años y medio luchando contra las lesiones: “Fue como estar en Normandía”

El futbolista del Recre, ex del Leganés, cuenta a LA RAZÓN cómo ha sido su proceso para ganar su batalla personal y volver a sentirse futbolista

Alexander Szymanowski (Buenos Aires, Argentina, 13-10-88) cosechó sus mejores años como futbolista en el Leganés. Máximo goleador durante las temporadas 2015/16 (12 goles) y 2016/17 (8), fue el principal baluarte del club pepinero para conseguir un ascenso histórico a Primera División y su posterior permanencia en la categoría.

Sin embargo, las lesiones frenaron de golpe su progresión haciéndole estar inactivo durante dos años y medio. Un 9 de diciembre de 2017 comenzó su batalla personal. Tan solo pudo jugar un partido en la 2018/19 y la pasada campaña fue en blanco.

Pero todo eso ya lo ha superado. Tras ganar su batalla a las lesiones, Szymanowski vuelve a sentirse futbolista en el Recreativo de Huelva, club por el que fichó el pasado mes de octubre y donde confiesa sentirse “muy cómodo” tras adaptarse rápidamente gracias a su etapa anterior en el conjunto onubense.

En una entrevista con LA RAZÓN cuenta cómo ha sido su odisea personal para volver a los terrenos de juego: “Era fútbol o nada”. Ahora mismo se encuentra muy bien físicamente y asegura que tiene ganas de reencontrarse “con el fútbol de élite lo antes posible”.

- ¿Qué tal de nuevo en Huelva?

La verdad es que muy bien. No sabía que tenía tantos recuerdos bonitos, uno los va recordando al volver. Cuando estuve fue un año muy intenso y, aunque venga de otra manera y en otra etapa de mi vida, el recuerdo es muy grato.

- ¿Se ha adaptado rápidamente al club no?

Sí, uno siendo futbolista ya se acostumbra con normalidad, es parte del trabajo, son gajes del oficio. También, haber estado anteriormente en el club y en la ciudad ha ayudado muchísimo.

- ¿Cómo ve al equipo? Se echa de menos a un histórico como el Recreativo en Primera o Segunda División.

Yo también lo echo de menos, lo echamos de menos todos. Las circunstancias son las que son y consiste en adaptarse a ellas. No hay que pensar de dónde venimos ni hacia dónde hay que ir, hay que pensar en el presente. Incluso yo también como futbolista que vengo de Primera y ahora estoy en Segunda B. Ahora hay que ponerse el mono de trabajo y adaptarse a la categoría, en la que se practica fútbol muy complicado.

Tengo ascensos de Tercera a Segunda B y de Segunda a Primera, pero no tengo de Segunda B a Segunda. El Decano es un club histórico que no merece estar donde está. La idiosincrasia del club y de la gente que viene aquí es esa grandeza y con ello hay que ponerse el mono de trabajo, pero teniendo en cuenta la realidad porque del pasado no se vive, para trabajar para reinventarnos.

- Desde su vuelta al fútbol el pasado mes de octubre, ¿cómo se encuentra físicamente?

Muy bien, muy contento y muy feliz. Han sido unos años complicados, siempre he intentado minimizarlo y darle tal importancia en cuanto a que son gajes del oficio. Lo único es que me ha sucedido todo seguido, una detrás de otra y eso ha hecho que me haya apartado un poco de la rutina de mi profesión. Pero bueno, he tenido la suerte de poder fichar por el Recre, que me está dando la oportunidad de poder demostrar otra vez mis características como jugador. Es historia todo lo que he vivido estos años, no tengo ningún tipo de molestia y en lo que estoy centrado ahora es en mejorar y en volver a encontrarme en mi mejor nivel físico, que si lo encuentro sé que el futbolístico va a estar ahí. No he venido aquí a estar de vuelta sino a encontrarme con la élite lo antes posible.

- ¿Qué lesiones ha tenido para estar dos años y medio fuera?

Cuando un jugador está tanto tiempo fuera simplemente es que se complica la recuperación, no existe lesión tan larga ni tan grave. Eso es lo que me ha pasado a mí.

En diciembre de 2017 arrastraba unos problemas de pubis y seguí jugando, forzaba por querer ayudar por aquel entonces al Leganés. Entonces uno va forzando y el 9 de diciembre tuve una lesión distinta a la del pubis, una pequeña rotura en el tendón del isquio izquierdo. Por precipitarme, por querer entrenar y jugar, se me transformó en una lesión más o menos crónica que, aunque hice todo lo posible por evitarlo, desembocó en quirófano en marzo de 2018.

La operación consistía en mínimo cuatro meses de baja. Estuve ese tiempo de baja pero no me recuperaba porque la operación no había surtido efecto. Por lo cual, intentamos tratamientos conservadores que me llevó otra vez a un segundo quirófano en septiembre de 2018 para operarme de otra manera. Digamos que la primera operación fue un poco conservadora, el doctor no quiso meter mucha mano en el tendón del isquiotibial, pero en la segunda sí que tuvo que hacerlo. Después de esa operación la cosa fue muy bien, tanto con el isquio como con el pubis. Ya en enero y febrero de 2019 empecé a encontrarme muy bien pero no me dieron la oportunidad de jugar hasta el final de esa temporada.

Yo me fui a las vacaciones para prepararme para volver a tope la siguiente temporada. Volví en julio de 2019 con el Leganés para hacer la pretemporada, todo estaba perfecto, no tenía molestias. Y en un partido contra el Alcorcón (31 de julio de 2019) me rompí el ligamento cruzado.

Fue un despropósito tras otro. Cuando ya me estaba recuperando del cruzado, España tuvo que ser confinado por el coronavirus. Desde mi apartamento seguí la recuperación, que me costó mucho. Cuando volvimos del confinamiento, en Primera División con el Lega, tuve que volver a atravesar un proceso de adaptación por la gravedad de la lesión que había tenido.

Cuando ya estuve bien, me incorporé los entrenamientos para estar disponible y, de hecho, los últimos cinco o seis partidos fui convocado, menos los últimos dos por una molestia muscular. Seguro que iba a tener la oportunidad de jugar porque el equipo estaba muy mermado. Fue una molestia leve, pero me hizo irme a las vacaciones del 2020 sin poder disputar ningún partido.

- ¿Es normal que una pubalgia se alargue tanto?

El problema es que el pubis, si no paras no te lo curas. Vas forzando y como es una cosa que solo depende el dolor pero no te incapacita para jugar va doliendo más. Seguir forzando va mermando otras partes del cuerpo, incluso cambias tu forma de caminar o de correr para proteger. Al final por algún lado salta y a mí me saltó por mi isquiotibial izquierdo. Al principio te provoca unas molestias, luego no te deja dar pases, no te deja correr… Te va provocando cada vez más dolor y se te pasa a la otra pierna, juegas y entrenas con dolor. Cuando te tomas un antiinflamatorio no sientes dolor porque baja la inflamación, pero cuando se pasan los efectos te duele mucho y cuesta entrenar. Cuando tienes una pubalgia tienes que parar porque luego desencadena cosas peores.

- ¿Cómo se afronta todo esto psicológicamente? Sobre todo, cuando llega la lesión del cruzado tras tanto tiempo de espera…

Yo lo llevé muy bien, ya había vencido a la anterior lesión que para mí fue algo muy duro. Mi problema no fue el cruzado, fue la anterior lesión donde me he visto con mis dudas de poder continuar mi carrera futbolística. Es una lesión que, tras operarme dos veces, no sabía por qué me seguía doliendo. He ido a Venecia y a Finlandia, he estado en mil sitios para intentar recuperarme. Cuando todo el mundo te dice que está bien al mirar las pruebas pero a ti te duele, no lo entiendes. No sabes que vas a volver, porque el optimismo y las ganas de volver a jugar nunca las he perdido, pero no ves la luz.

Entonces le gano la batalla a la lesión, porque para mí fue una batalla muy dura, y vuelvo a jugar sin ningún tipo de molestias. La rotura del cruzado la he visto en los sitios a los que he ido a recuperarme y sabía que la recuperación era sota, caballo y rey. Es larga, puede durar seis o nueve meses, pero nadie se retira por el cruzado. Es verdad que, cuando me dan la noticia, no me esperaba tener el cruzado roto porque me retiré del campo tranquilamente, andando sin problema. Cuando me dieron la noticia fue un choque, pero me duró cinco segundos. Automáticamente me dije ‘se lo que me espera’ y ‘manos a la obra’.

Quien más sufre es la familia, a mí no me supuso ningún problema salvo los cinco segundos en los que conoces la noticia. De hecho, aquella noche me fui con mi familia a cenar un Goiko. Me fui a celebrar lo que me esperaba (risas). Saber que te va a tocar una lesión que sabes cómo vencerla de antemano es poca cosa para lo que yo había pasado.

El cruzado también se me complicó un poco, en medio de una pandemia y de un confinamiento que lo imposibilitó todo mucho más. No me han tocado recuperaciones fáciles, esa sido mi gran problema. Eso es lo que me ha hecho estar tanto tiempo fuera.

- Dice que llegó a tener dudas de si podría continuar con su carrera. ¿Esas dudas llegaron a convertirse en algo más serio?

A mí la lesión del isquiotibial izquierdo me trajo loco de la cabeza, fue una auténtica batalla, yo vivía en Normandía a diario con esa lesión. No es que te replantees dejar el fútbol, pero sí que vas a entrenar y no sabes para qué vas. Lo has probado todo, has ido a todos los sitios y ya no sabes qué hacer. Yo nunca me he planteado dejar el fútbol, más que nada porque no sé hacer otra cosa. Era fútbol o nada, no había otra alternativa.

Sí que es verdad que algunas mañanas iba con tristeza a entrenar por no saber qué hacer en el entrenamiento. Nadie sabía qué hacer conmigo. Normalmente te dicen que hay que parar porque te vas a operar, pero es que yo ya me había operado dos veces. Entonces en ese momento no es que te replantees dejar el fútbol ni mucho menos, jamás, podría estar años intentando volver. Pero piensas en tu día a día y te preguntas ‘qué hago’, ‘a dónde voy’, ‘a quién acudo’, ‘soy yo el problema’... Te hace dudar de todo, pero nunca jamás se me ha pasado por la cabeza tirar la toalla.

- Es un guerrero, todo esto dice mucho de usted. ¿De dónde ha sacado la motivación para seguir adelante?

Hay varias cosas. Primero por, un lado, cuando te lesionas no sabes que vas a estar tanto tiempo fuera, para ti siempre queda poco. Creo que si te anticipasen que va a durar tres años sería distinto. Incluso cuando te rompes el cruzado son seis, siete u ocho meses, no son dos o tres años. Tienes ese horizonte.

Luego, está mi forma innata de ser, mi genética y mi educación. Yo aprendí que no hay que rendirse nunca. Por suerte, ya había tenido desencuentros de joven en mi carrera que me han hecho forjarme como soy.

Después, está mi familia. Mis padres y mis hermanas han sido la clave en todo esto, sin ellos no hubiera sido posible. Te diría que el 80% de los días que me levantado para ir a entrenar ha sido por ellos. Muchos, por uno mismo no lo hacen, pero por la familia sí. Cuando todo va bien, sueles estar rodeado de gente, pero cuando van mal tienes a tus hermanas y a tus padres, nada más.

- Vamos ya con la parte bonita de la historia. El 18 de octubre de 2020 volvió en un partido contra el Atlético San Luqueño. ¿Cómo fue el retorno?

Yo soy una persona, no sé si es una virtud o un defecto, que siempre veo el vaso medio vacío en cuanto a mi rendimiento futbolístico, siempre estoy pensando en lo que puedo mejorar. En ese partido salí, jugué 30 minutos y me encontré muy bien físicamente, sin ningún tipo de miedo, pero me fui con la sensación de que podía haber metido un gol, que podía haber dado una asistencia o que podía haber sido determinante para el equipo. Empatamos y no ayudé a que el equipo consiguiera la victoria. Sentí alegría pero automáticamente ya estaba pensando en el siguiente partido para mejorar lo que había hecho en ese partido. El fútbol es eso. Realmente no pensé en otra cosa.

- ¿Cuánta influencia puede tener el miedo en las recaídas?

El miedo no está mal porque es un sistema de alerta del cuerpo, el pánico sí sería malo porque te paraliza. Incluso tener un poco de miedo cuando vuelves a jugar tras una larga lesión es hasta bueno. Yo desgraciadamente no lo tengo, nunca lo he tenido y creo que mi cuerpo no tiene ese sistema de alerta. El cuerpo no me avisa y yo me tiro a la piscina sin agua, de cabeza. A veces mi familia tiene miedo por mí por eso mismo. De hecho, yo decía que la primera jugada después de la lesión iba a ser roja o gol porque iba a fuego (risas).

- Por tiempos, su lesión recuerda a la de Bruno Soriano. ¿Alguna vez ha podido hablar con él o con otro jugador que haya tenido una lesión de larga duración?

No, nunca se me ha ocurrido. Pero sí que es verdad que he pensado en Cazorla y en él, obviamente. A Cazorla y a Bruno les ha pasado exactamente lo mismo que a mí, han tenido lesiones que se les han complicado la recuperación. Nunca he hablado con ellos, nunca me ha llamado la atención, no por nada, pero sí que me hubiese gustado porque hubiéramos podido charlar largo y tendido. Yo le preguntaría a Bruno Soriano por qué no ha continuado jugando al fútbol. Ellos son otros guerreros.

- ¿Qué consejos le daría a alguien que pasa por una situación similar a la suya?

Cada uno lo vive a su manera, con su forma de ser y sus prioridades en su vida. Al final manda la pasión. Si se tiene esa pasión por el deporte, por sí sola, va a querer seguir. Al final, en mi caso, la pasión por el fútbol es lo que me ha hecho querer seguir haciéndolo. El esfuerzo vale la pena.

- Muchas gracias por atender a LA RAZÓN. Le deseamos mucha suerte para la temporada

Muchas gracias