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Dembélé, ¿por fin?

Es un verso libre en el Barça y empieza a asomar tras pasar un infierno con las lesiones. Repetirá titularidad ante el Athletic. «Es importante tener un jugador con profundidad», dice Koeman

Dembelé dispara a puerta en el partido contra el Huesca
Dembelé dispara a puerta en el partido contra el HuescaAlvaro BarrientosAP

A Ousmane Dembélé llevan tiempo esperándolo en el Barcelona. Aterrizó en la Ciudad Condal con parte del dinero que el club ingresó por Neymar y tres años y medio después sigue siendo una incógnita. Es más, no se sabe si puede llegar a ser un buen jugador para el equipo o no, porque no ha tenido continuidad. Al mes de llegar sufrió la primera lesión grave, a la que siguió otra más pequeña, y otra y otra; no importaba que cambiara sus hábitos y su alimentación. No hay músculo de sus dos muslos que no haya sufrido un desgarro o una rotura de fibras, en un futbolista que fichó procedente del Borussia Dortmund sin apenas partes médicos en su historial. En el Barça ha estado 544 días de baja. No ha escapado esta temporada a su infierno particular, pero una vez recuperado los aficionados barcelonistas se preguntan si llegará por fin su momento. Tampoco hay que olvidar que sólo tiene 23 años.

Lo que se ve de él es que es un delantero diferente. Pura anarquía en el fútbol quirúrgico que suele practicar el Barcelona cuando ataca en posicional. Se dice que se juega como se es y Dembélé da fe de ello: en el pasado dejó muestras de indisciplina (llegar tarde a entrenamientos, ocultó una lesión...), pero cada técnico que ha pisado el Camp Nou, al verle en el día a día se frota las manos al intuir lo que podría darle si tuviera regularidad y si pudiera maximizar lo que hace bien y minimizar lo que hace mal. Valverde lamentó su pérdida justo antes de visitar al Liverpool, pensando en el daño que hubiera hecho ante un rival que se iba a volcar a remontar el 3-0 y que iba a dejar muchos espacios. Después pasó lo que pasó. «Vamos a hacer un gran fichaje con Dembélé», aseguró Setién en el verano de 2020. Pero el futbolista no se recuperó a tiempo para la Champions, en la que también pasó lo que pasó. De momento, con el francés, todo es más lo que puede llegar a ser que lo que es. Koeman parece dispuesto a darle continuidad hoy ante el Athletic, ahora que ha acumulado dos partidos positivos. «Es un jugador que nos falta, porque además no está Ansu Fati. Son futbolistas que dan profundidad, uno contra uno, pueden jugar en las dos bandas... Para mí es importante tener siempre uno arriba con profundidad. Si Dembélé está como hoy [el día del Huesca] y físicamente está bien tiene muchas posibilidades de jugar», dice el preparador holandés, que también expuso lo que no le gusta de él: «Todavía puede mejorar en cuanto a saber cuándo debe tener profundidad y cuándo no».

Es un futbolista capaz de descolocar incluso a sus compañeros, de fallar un control que parecía fácil y que le dejaba frente al portero, para desesperación de Messi en El Alcoraz; pero también de arrancar desde su campo y empezar a dejar rivales atrás con su velocidad y su capacidad para manejar las dos piernas. Estamos hablando de una persona que cuando estaba en Alemania dijo: «Soy zurdo, pero los penaltis los tiro con la derecha; disparo mejor» (!). La toma de decisiones tampoco es su fuerte, porque a veces, cuando tiene opción de tirar busca un último regate y al revés. Pero se está entendiendo bien con Alba y tiene cierta relación con el gol. Suma cinco entre todas las competiciones en 711 minutos y el Barcelona anda muy necesitado en esa faceta, pese a ser el equipo más anotador del campeonato. «Si marcáramos el segundo no tendríamos problemas en el tramo final con los balones largos. No somos un equipo que defienda bien este tipo de acciones. Tenemos que matar los partidos», pidió Koeman.