Segunda División
El “garitanismo” ya gana partidos en el Leganés
Asier Garitano debuta con un triunfo en su vuelta a Butarque
En Leganés tienen una calle con su nombre Rosendo Mercado, AC/DC, Carlos Sainz y Fernando Alonso. Una lista en la que muchos aficionados pepineros echan de menos a Asier Garitano, el técnico más exitoso en la historia del club y que este lunes ha debutado con victoria ante el Lugo (3-2), en lo que era el arranque de su segunda etapa en Butarque. Lo que sí tiene el entrenador vasco es el título de Hijo Adoptivo de la ciudad, además de ser un leganense más en el día a día con el que uno se puede cruzar en el mercado o en el bar a la hora del desayuno. Garitano, guipuzcoano de Vergara, nunca había estado en Leganés hasta que fue a firmar su primer contrato y, en aquel momento, ni la directiva ni él sabían que aquel acuerdo los iba a llevar a la historia.
Cogió al equipo en Segunda B en agosto de 2013 y tras cinco temporadas y dos ascensos lo dejó asentado en la Liga Santander. Además llevó a los blanquiazules a unas semifinales de la Copa del Rey, donde cayó ante el Sevilla tras haber eliminado al Real Madrid de Zidane con un triunfo histórico en el Santiago Bernabéu.
Lo que hizo, en resumen, fue convertir en realidad logros que la afición de Butarque no se había atrevido ni a soñar, y reconocía en su momento que la frase que más le repetían por la calle era la de: «Muchas gracias por hacernos vivir cosas que pensábamos que nos moriríamos sin conocer». Él se sonrojaba y daba las gracias, aplicando ese método que muchos han querido llamar garitanismo y que él asegura que no existe.
Suma 223 partidos en el banquillo del Leganés, «emparedado» entre dos mitos de la entidad. Ya superó hace mucho tiempo los 130 encuentros que dirigió Luis Sánchez Duque y sólo tiene por delante los 314 de Luis Ángel Duque, el primero que consiguió un ascenso a Segunda.
Tras dos cursos en la élite, Garitano dejó Leganés ante la llamada del ambicioso proyecto de la Real Sociedad, donde no cuajó, y el curso siguiente aterrizó en Mendizorroza, pero a tres partidos del final de Liga fue relevado por el miedo a un descenso. Dos experiencias en el País Vasco que no le fueron bien a este ex futbolista que jugó a pelota de joven y que donde de verdad triunfa es en el sur de Madrid.
Ahora vuelve a Butarque sin miedo a que el segundo capítulo no sea tan bueno, y fiel a su filosofía de no mirar objetivos a medio plazo y sólo competir para «estar más cerca de ganar que de perder». Dos años y medio después, se han dado las condiciones para que vuelva a Leganés. Allí es algo más que un entrenador y ya se pidió una calle para él.
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