Covid-19
Los Juegos que no fueron: de la incertidumbre a la adaptación
Se cumple un año del estado de alarma. Un estudio que comenzó en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla analiza cómo afectó el confinamiento a los deportistas y cómo ayudarlos
Se cumple un año de que la vida cambiara. El coronavirus dejó de ser algo de lo que todo el mundo hablaba sin saber nada para convertirse en algo de lo que todo el mundo seguía sin saber nada, pero que ya era una realidad contra la que había que tomar medidas duras. Para empezar, un confinamiento estricto. Y entre los deportistas la palabra era “incertidumbre”: ¿se podrá competir? ¿habrá Mundial? ¿podré seguir entrenando? Y para muchos de ellos la gran pregunta: ¿habrá Juegos en Tokio o no? La cita con mayúsculas es la olímpica, la meta tras una preparación de cuatro años, o de toda una vida, y estaba en el aire. Se echó el candado a los gimnasios, las piscinas, los pabellones, los Centros de Alto Rendimiento... Incluso a los parques para salir a correr. “Decidimos empezar a hacer un estudio sobre cómo podíamos ayudar a los deportistas porque todo se cerró y se tuvieron que volver a sus casas”, cuenta José Carlos Jaenes, profesor de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, investigador, psicólogo del deporte que trabaja con la selección española de remo, y maratoniano: ha corrido 26 veces la mítica prueba.
Diferente efecto en chicos y chicas
La muestra en España fue de casi 3.000 deportistas, pero no se quedó ahí. Se añadió la Universidad de Teherán en Irán, el departamento de psiquiatría de la escuela de medicina de Nueva York, con el doctor Manuel Trujillo, un sevillano que fue la persona que dirigió la asistencia psicológica en el 11 de septiembre; también formó parte el equipo Los Pumas de México, la Universidad de la UNAM de México y el Ministerio de Deportes de Chile, se extendió a Polonia... Se convirtió en una visión internacional. En el estudio, los deportistas puntuaron alto en esa sensación de temor e incertidumbre y una primera conclusión fue que no afectó igual a hombres y mujeres. “La diferencia fundamental es que los chicos y las chicas han reaccionado diferente. Las chicas han tenido un mayor número de sensaciones y emociones negativas que los chicos, han puntuado más alto en enfado, depresión, ansiedad... Sin ser una ansiedad clínica, estamos hablando de una situación de emergencia en la que a todos nos metieron en casa, y los cuadros reactivos se levantan. Los chicos puntuaban más bajo que las chicas en este tipo de reacciones emocionales. Sin embargo, ellas han mostrado una capacidad superior de vigor, es decir, de seguir entrenando, de ganas de cumplir las normas no sólo de covid, sino las normas de entrenamiento”, desvela Jaenes.
Entrenamiento en casa, la ayuda del entrenador, las fake news...
Pero, ¿cómo ayudarles? “Para ayudar a los deportistas fue importante que tuvieran material deportivo en casa. La Federación Española de Remo rápidamente se movilizó para que tuvieran ergómetros, gomas, pesas... lo que ha ayudado a aliviar las sensaciones negativas”, explica Jaenes. Las imágenes de deportistas tratando de seguir con su actividad como podían en casa para al menos no perder la forma se multiplicaron. Así, por ejemplo, se vio en redes sociales a Carolina Marín en bicicleta estática o con algunas de las máquinas que hay en la Blume, donde entrena en Madrid, que le pudieron mandar, aunque se tuviera que pasar tres meses sin tocar la raqueta de bádminton, algo que no le sucedió ni con la grave lesión que tuvo de rodilla. A los atletas, corriendo en cintas que les había enviado la Federación o Lydia Valentín improvisaba un gimnasio en el sótano de su casa.
“Era también importante el seguimiento por parte de los entrenadores para que sufrieran menos las consecuencias negativas, ¿en forma de qué?: tener planes de entrenamiento, incluso evaluándolos, había que hacer una evaluación de si las cargas de entrenamiento estaban bien aplicadas, si se entrenaba con continuidad y con la exigencia de cada deporte”, prosigue Jaenes. Y fueron muchos los ejemplos de esto, como el grupo de natación que dirige Fred Vergnoux, que tenía reuniones casi diarias, y eso que se trata de uno de los deportes más afectados porque perdieron por completo su elemento: no podían entrar en una piscina, sólo intentar mantener el tono físico. Y contra la incertidumbre, la cura era la información veraz: “Que las federaciones conectaran con los deportistas para decirles cómo estaba la situación, si se cancelaban los Juegos, si seguía la competición... Para tener una información realista”, asegura Jaenes. Porque estamos en el mundo de las fake news. “Una de las cosas que yo les decía a los deportistas cuando hablaba con ellos era que comprobaran si la información que les llegaba era real o era un fake, que ha habido tantos...”, insiste el psicólogo.
El aplazamiento de los Juegos fue un alivio general, porque en un primer momento apenas podían hacer nada mientras en otros países se seguía entrenando, y eso creaba ansiedad. Se reorganizó la planificación, se volvió a las pistas y a los CAR poco a poco con las prevenciones exigidas y pensando en el nuevo calendario. Ha pasado un año y las competiciones internacionales vuelven, con las medidas necesarias. “De lo que vive el deportista es de la competición y estar seis o siete meses sin competir es antinatural en la mayoría de deportes”, afirma Jaenes. La incertidumbre se mantiene ahora porque los Juegos de Tokio previstos para un año después (23 de julio al 8 de agosto de 2021) siguen en el aire, pero los deportistas son informados constantemente por el Comité Olímpico Español de cómo está la situación y han creado como una barrera para no mirar mucho las noticias y seguir preparándose. “Los humanos somos maestros de la adaptación, con todas las consecuencias, por eso estamos donde estamos, y nos adaptamos a las circunstancias que nos toca vivir a pesar de la tragedia tan grande que hay”, asevera Jaenes. “En atletismo por ejemplo, se están batiendo marcas que hace años que no se baten y hemos preguntado que por qué creen que ocurre esto. La respuesta apunta a que ahora los deportistas tienen dos cosas que hacer: entrenar y descansar. Se ha perdido, aunque ha sido aquí una ganancia, el hecho de tener que estar a mil tareas, y parece que el quitar toda esa fuente de estrés, poder estudiar en casa (algunos hasta se han reenganchado a los estudios)... Ha promovido mucho descanso y ha ayudado a que los deportistas hayan vuelto con marcas muy buenas. En remo hemos visto que el rendimiento se mantiene, que no hay pérdidas, y esto es una buena noticia para el deporte: estamos teniendo récords en los controles y en los test. En atletismo, en el ránking Mundial de 1.500 hay como 15 que han bajado de 3:35, una barbaridad de mujeres que han bajado de 9 minutos en 3.000. Los Juegos sí van a ser diferentes: es posible que haya menos público, menos técnicos... Pero no creo que tengan menos calidad deportiva”, concluye Jaenes.
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