Fútbol

Las 7 claves del final de la Superliga: del dinero de la UEFA a las presiones de los gobiernos

Se acabó un proyecto que podía haber revolucionado el mundo del fútbol, pero que no convenció a los aficionados y movilizó a gobiernos y a la UEFA

La Superliga no será, al menos por ahora, pero puede que haya puesto los cimientos de un cambio en el fútbol. Aunque no está claro hacia dónde. Una Superliga como la que se ha planteado no puede ser; ahora la UEFA tiene que ver cómo se plantea el futuro, aunque las decisiones que ha tomado para convencer a los clubes ingleses dan a entender que no va a poder tomar ninguna sin contar con los multimillonarios propietarios de los clubes. La UEFA ha salvado un round que parecía definitivo. A los clubes ingleses les faltó decisión para aguantar hasta el final el envite, agobiados por la presión del Gobierno británico, por el ruido de los hinchas y principalmente, por la UEFA, que buscó minar al grupo de los 12 y al final lo consiguió.

No le va a salir barato, claro. Aleksander Ceferin ya es consciente de que si sigue al mando del fútbol europeo es porque los dueños ricos de los clubes más ricos han jugado a dos barajas. Primero se aliaron con Florentino Pérez, el único de todos que dio la cara, y después se pasaron al bando las instituciones actuales para congraciarse con unas aficionados que mostraron su indignación en las calles.

  • No al Brexit de la Champions. Fue Boris Johnson, el primer ministro británico, quien más apretó a los clubes ingleses para que no se unieran a la Superliga. El mayor propulsor del Brexit no quería que los más poderosos de su fútbol abandonasen la vieja Europa.
  • Los aficionados. También ha sido en Inglaterra donde los aficionados han mostrado mayor rechazo que en otros países. También los jugadores, que hablaron antes de los clubes tomaran la decisiones. En España, los futbolistas esperaron.
  • Los rebeldes de los rebeldes. Los dueños de los clubes ingleses compraron clubes sin tener ningún arraigo en ellos, son los que han reventado el mercado con contratos imposibles de igualar, pues no lo generan por sí mismos, por la competencia y son ahora, los que defienden el fútbol como expresión popular y local.
  • Nuevas medidas. La UEFA sabía que tenía que romper el grupo de los doce clubes y a eso se dedicó. Con el apoyo del Bayern y del PSG, Ceferin habló de relajar las medidas del Fair Play financiero y de impulsar de nuevo la Champions.
  • El Atlético. Sin ingleses, el proyecto era casi inviable, pero aún mantenía alguna esperanza de reconstruirse: la salida rojiblanco lo finiquitó. Fue el último en entrar, no ha opinado mucho acerca del asunto y fue el primer no inglés en marcharse
  • Real Madrid y Barcelona. Son los únicos clubes que no han anunciado su salida de la Superliga. Enemigos en casi todo, en esto han estado unidos, aunque Florentino ha dado la cara más que Laporta. Incluso dijo que el presidente azulgrana iba a salir a explicarlo y eso nunca sucedió
  • El futuro. La UEFA puede seguir igual, lo que es complicado, acercarse a ellos o liderar una transformación más profunda. «La UEFA mantiene el control de las competiciones, un monopolio de facto, sin asumir ningún riesgo económico», reflexionaba Agnelli, de la Juve, una vez fuera del proyecto. «La UEFA sólo extrae los beneficios. Venden, deciden cómo redistribuir, nos regulan… o son reguladores o son promotores comerciales. Necesitan decidir lo que quieren ser».