Boxeo
‘Dum Dum’ Pacheco: “Pude llegar a Hollywood con Frank Sinatra, pero no se dio”
El exboxeador coincidió en la cárcel con Jesús Gil: “Me hice muy amigo suyo y me regaló un carnet del Atlético”
“La vida me ha dado más golpes que el boxeo”, confiesa José Luis Pacheco, más conocido como ‘Dum Dum Pacheco’, un boxeador que primero alcanzó la gloria como deportista tras salir de la cárcel, después como actor en algunas películas míticas que fueron éxito de taquilla y que a punto estuvo de llegar a Estados Unidos de la mano de Frank Sinatra.
Pacheco (Madrid, 1949) vivió su infancia en la calle Alejandro Dumas, en los aledaños del antiguo Vicente Calderón, cuya construcción provocó que su familia se mudara más al sur de Madrid, al barrio de Carabanchel. La calle fue parte de su escuela y también de su condena en aquellos difíciles años sesenta.
Entró de niño en la banda callejera ‘Los Ojos Negros’ y, uno de los múltiples altercados en los que se vio envuelto, fue cuando amenazó al dueño de una discoteca para que permitiese tocar al grupo Los Dayson, del que formaba parte un joven Camilo Blanes, más tarde conocido como Camilo Sesto. “No tuve mucha relación con él, pero sé que me agradeció ese gesto. Me lo dijo su hermano una vez que nos encontramos”, recuerda.
En aquella época, con las peleas y los atracos a la orden del día, al final acabó en la cárcel, dónde coincidió con Jesús Gil. “Me hice muy amigo suyo hasta el punto que me regaló un carnet del Atlético para ir al estadio. De hecho, siempre que iba al campo me sentaba al lado suyo en el palco”.
De la cárcel salió porque consiguió salvarle la vida a Saturnino García Guirao, el cura de la prisión. “Eso permitió que Don Leoncio, el director, pudiera concederme la libertad y salir a la calle de nuevo”, comenta Pacheco, cuya intensa vida vuelve a salir a la luz con la reedición del libro ‘Mear sangre’ (Autsaider División Sesuda), escrito de su puño y letra, como recalca.
Al salir de la cárcel empezó a entrenar con Pampito González en el Palacio de Deportes, encontró refugio en el boxeo y tocó la gloria. Primero como amateur, con 90 victorias en 93 peleas, y después como profesional, con 109 combates, 73 triunfos por KO, 14 por puntos y 22 derrotas. Su potencial sobre el ring le valió el apodo de ‘Dum Dum’, que se lo puso el periodista Julio César Iglesias porque sus golpes eran tan potentes como las balas de ese nombre, que son estriadas en la punta y, al impactar con el objetivo, se abren y causan un destrozo mayor del normal.
Las victorias le permitieron lograr numerosos campeonatos de España y ser número de Europa. Fue entonces cuando la fama y el reconocimiento llamaron a su puerta. “Iba por la calle y no paraba de firmar autógrafos, era una cosa increíble”, recuerda Pacheco, que sigue presumiendo de su amistad con Pedro Carrasco, del que fue testigo en su boda con Rocío Jurado. “Una de las últimas personas que vio a Pedro con vida fui yo”, asegura Pacheco, también muy amigo de Alfredo Evangelista, Urtain, una “persona a la que apreciábamos todos”, y Perico Fernández, del que confiesa que “murió por culpa de una mujer que le amargó la vida”.
A finales de los setenta, instalado en el circulo social y con muchos amigos de la farándula, entró en el cine. Primero con ‘Juventud drogada’ (1977) y después con otras seis películas dirigidas por ilustres como Manuel Summers o Mariano Ozores, con el que reventó la taquilla en ‘Yo hice a Roque III’, con Andrés Pajares y Fernando Esteso.
“Fueron películas muy exitosas y que, a día de hoy, se siguen viendo. De hecho cobro algo de derechos de autor todavía”, señala Pacheco, al que también le unió “una amistad muy grande” con Tony Leblanc. “Era muy buen actor y muy buena persona. A veces hacíamos guantes en el Palacio de Deportes porque a él también le gustaba mucho boxear e, incluso, llegó a hacerse promotor de veladas”, apunta.
Para entonces ya había muerto Franco, al que conoció en persona y con el que simpatizó ideológicamente. “Vicente Gil, el médico del Caudillo, que también era mi presidente en la Federación de Boxeo, me dijo que Franco me quería conocer. Entonces fui a El Pardo y allí me pidió que siempre que subiese al ring me pusiera el gorrillo de legionario. Y eso hice desde entonces”.
46 Años después, Pacheco asegura que Franco le “apreciaba”, una relación que en su momento le ocasionó muchas antipatías y más cuando dijo que sus ídolos eran el Caudillo, Hernán Cortés y Elvis Presley. “Elvis por ser el mejor cantante de la historia y a Hernán Cortés porque descubrí su historia en el libro ‘El Dios de la lluvia llora sobre México’, de László Passuth”.
Esa vorágine de fama, boxeo y farándula terminó, en gran parte, cuando en 1982 sufrió un grave accidente de coche volviendo de Almería a Madrid. La recuperación fue lenta, pasó un tiempo sin competir y después todo ya no sería igual.
De aquel periodo le quedó un sueño por cumplir. Ir a Estados Unidos con Frank Sinatra. “Estando en Marbella, vi a unos hombres que iban a pegar a Frank Sinatra y yo lo impedí. Como eran tres o cuatro me acerqué a ellos y con unos puñetazos los tiré al suelo y le salvé de la agresión”. “Después, en señal de agradecimiento, cuando cantó en Madrid, Frank Sinatra me dedicó una canción diciendo que era un gran hombre que le había salvado. Se habló de la posibilidad de ir a Estados Unidos a pelear, pero no pudo ser por el accidente”, confiesa Pacheco, que asegura que aprendió idiomas cuando viajaba para competir. “Por eso pude hacer amistad con gente como Frank”.
Frank Sinatra no fue la única estrella de Hollywood con la que se relacionó. “A Sean Connery también le conocí en Puerto Banús”, recuerda.
Los últimos treinta años, ‘Dum Dum Pacheco’ los ha pasado viviendo en el madrileño barrio de Hortaleza, dónde lleva una vida anónima. Pasó por diferentes trabajos como jefe de seguridad en la residencia del primer ministro de Arabia Saudí en Madrid o relaciones públicas en discotecas de la Costa de Levante.
De lo que no se olvida es de sus grandes amigos, como el rockero Bruno Lomas, y de los años dorados en los que compartía mesa y mantel con artistas en el restaurante italiano Alduccio, muy cerca del Santiago Bernabéu. Allí compartían confidencias de boxeo, un deporte que "ahora no interesa nada, ha perdido la esencia".
Precisamente a través del boxeo se corrió alguna juerga con Mickey Rourke. “Había sido boxeador y, cuando estuvo en España, me llamó la Federación para decirme que fuera a verle boxear en Oviedo. Cogí el coche y estuvimos una semana por ahí. Me reía porque me contó que, después de rodar ‘9 Semanas y media’, Kim Basinger le dijo que ya no trabajaba más con él porque olía mal”.
Éxitos, fracasos, gloria y bajos fondos. Una montaña rusa de emociones salpican la vida de ‘Dum Dum’ Pacheco, iconografía popular del deporte español transcrita en las páginas de ‘Mear sangre’, una biografía, para los tiempos que corren, políticamente incorrecta.
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