Waterpolo
España lo vuelve a hacer: campeona del mundo de waterpolo
La selección de David Martín se impuso en la final a Italia en la tanda de penaltis y logró el tercer oro mundialista de su historia (15-14)
España vuelve a ser campeona del mundo de waterpolo. 21 años después del oro de Fukuoka, 24 después del conquistado en Perth, en la séptima final mundialista de su historia, en una tanda de penaltis... el grupo de David Martín ya tiene un hueco por derecho propio entre los grupos legendarios del waterpolo español. Y lo hizo ante el rival más deseado. La Italia que estropeó la fiesta olímpica en Barcelona y la que estropeó otras dos finales de campeonatos del mundo se rindió ante un equipo que ha adquirido una capacidad competitiva extraordinaria. Cuartos en los Juegos de Tokio, subcampeones del mundo, subcampeones de Europa y ahora, por fin, campeones del mundo en Budapest. En unos Mundiales de natación donde la expedición española ha vivido una pesadilla, el waterpolo masculino ha protagonizado un torneo excepcional.
España e Italia ya se midieron en la primera fase y se impusieron los chicos de David Martín por 14-12. Demasiados goles para una selección que hace de la defensa su bandera. España había alcanzado la final con brillantez con Unai Aguirre y Álvaro Granados como referentes. Italia lo había hecho muy a lo “made in Italia”. Derrotaron a los anfitriones en cuartos y las pasaron canutas ante Grecia en semifinales.
Pese a que España arrancó con una de sus señas de identidad, el contrataque con un gol de Álvaro Granados, la otra señal distintiva, la defensa, no funcionó como debía en el primer cuarto. La selección encajó tres goles, pero eso sirvió de acicate para que el trabajo atrás se multiplicara antes del descanso. Los italianos habían aprovechado las superioridades a la perfección, pero la defensa de España en el segundo parcial ya no fue la misma. Unai Aguirre empezó a ser el jugador que se había convertido en el más valioso ante Montenegro y Croacia. Siete paradas sumaba en el ecuador del segundo periodo. Empezaron sus gritos, sus gestos con el dedo índice apuntando “no, no, no” y a los italianos se les cerró la portería. La presencia de Álvaro Granados en ataque y una asistencia de Felipe Perrone a Roger Tahull sellaron un ilusionante 3-0 de parcial (6-3).
Los italianos se vieron obligados a tomar medidas desesperadas. Apareció en la portería Gianmarco Nicosia y su presencia frenó el ataque español. Como los transalpinos siguieron aprovechando las superioridades no se fueron del partido y la final siguió abierta en el último periodo (8-6).
Martin Famera logró frenar el empuje italiano con un gol con el que se conservaron los dos goles de diferencia. A Italia no le quedaba otra que provocar el caos en la final. España seguía mandando, pero los transalpinos siguieron aprovechando las superioridades y a menos de tres minutos la ventaja española sólo era de un gol (9-8). Un cañonazo de Presciutti selló la igualada con sólo dos minutos por delante (9-9). No hubo más. España perdió la oportunidad de sentenciar en superioridad y la final desembocó en los penaltis.
El drama fue insoportable. Fueron necesarios doce lanzamientos. Ambos seleccionadores decidieron cambiar de portero después de ocho lanzamientos. Apareció Edu Lorrio en vez de Unai Aguirre. Y el portero suplente de España ejerció de héroe. Detuvo el penalti de Cannella y España vuelve a ser campeona del mundo 21 años después.
15. España (3+3+2+1): Unai Aguirre, Martin Famera (1), Felipe Perrone (1), Alberto Munarriz (2), Álvaro Granados (4), Miguel de Toro (0) y Roger Taull (1) -siete titular- Bernat Sanahuja (0), Marc Larumbe (0), Mallarach Guell (0), Alex Bustos (0) y Sergi Cabanas (0).
14. Italia (3+0+3+3): Marco del Lungo, Francesco Di Fulvio (1), Vincenzo Dolce (1), Edoardo Di Somma (1), Andrea Fondelli (1), Gonzalo Echenique (0) y Iocchi Gratta () -siete titular- Luca Damonte (0), Giacomo Cannella (2), Nicholas Presciutti (1), Lorenzo Bruni (1), Luca Marziali (1) y Gianmarco Nicosia.
Árbitros: Margetta (Esl) y Stavridis (Gre).
Incidencias: 4.000 espectadores en la Piscina Alfred Hajos de Isla Margarita en Budapest.
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