Mundial de Atletismo

Daniel Arce y Claudia Conte rozan el puesto de finalista

El burgalés acaba noveno en 3.000 obstáculos (Sebas Martos fue décimo tercero), misma posición que la valenciana en heptatlón. Marta Pérez, undécima en la final de 1.500

Un cámara se coló en la pista en medio de la carrera de 3.000 obstáculos
Un cámara se coló en la pista en medio de la carrera de 3.000 obstáculosAshley LandisAgencia AP

“Es que en los últimos 100 me vi cuarto, y eso, mirando a quien tenía delante y a quien tenía detrás, es una sensación...”, explicaba Dani Arce sobre la final de 3.000 obstáculos. La carrera fue lenta, sinónimo de peligro para los que tienen mejor tiempo porque muchos se pueden meter en la pelea y eso produce también que haya nervios porque todos están muy agrupados. “Ha habido golpes, codazos, la primera parte bien, pero después la he gestionado mal”, añadía Sebas Martos, el otro español en esa final, que reconoció que no estaba del todo contento. Él acabó décimo tercero y en ese comienzo fue el que se puso por delante, con el keniano Kipruto por allí enredando, pero sin dar el paso.

Entonces, al etíope Girma, uno de los favoritos, que iba último, no le gusta lo que está sucediendo y pasa de último a primero para avivar el ritmo a falta de cinco vueltas, pero tampoco quiere desgastarse y se paran. Todos se miran, casi nadie actúa. Y de los que menos, El Bakkali, el marroquí gran aspirante al oro que sólo se deja ver a falta de 250 metros para dar un hachazo mortal que deja a todos secos. Cumple, gana el oro con brillantez, por delante de Girma y Kipruto. Y el campeón coge la bandera de su país y se pone a bailar. Pese a que no se fue a todo trapo, el podio fue el previsto. Y Dani Arce, que comenzó a la expectativa, desde la mitad ya se deja ver y entra en ese segundo grupo, todos muy justos, y aunque por un momento se ve cuarto, termina noveno, a un paso del puesto de finalista.

Como novena fue Claudia Conte en heptatlón. La valenciana era la segunda española de la historia que competía en las multipruebas en unos Mundiales (la anterior fue Inma Clopés, decimosexta en Atenas) y los 6.194 puntos que logró son su mejor marca personal, por tanto su rendimiento fue bueno, pero se reprocha que en el segundo día, el lunes, no le salió bien la longitud, que la jabalina la lanzó con problemas de espalda y que en el 800 le hubiera gustado dar un poquito más, pero tenía “las piernas muy pesadas”. El oro fue para la belga Nafissatou Thiam, que es doble campeona olímpica.

Marta Pérez y la “guerra” Kenia-Etiopía

La participación española en la jornada del lunes la cerró Marta Pérez, que había logrado meterse en la final de 1.500, como ya hizo en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio. En Eugene, fue una locura de prueba por la lucha eterna de las gigantes africanas del fondo. La etíope Tsegay lanzó la carrera para intentar reventar a la keniana Kipyegon, la gran favorita, pero quien termina fundida es la otra etíope que las siguió Meshesha. Se queda en cabeza un trío con las dos grandes aspirantes y la británica Laura Muir, que se cuelga el bronce y mira el espectáculo de cerca, los acelerones, casi codo con codo, entre Tsegay y Kipyegon, ahora tú, ahora yo, una batalla fantástica hasta que la keniana se marcha a falta de 200 metros a por un oro que consigue con un tiempazo: 2:52.96. “Si me voy con ese primer grupo hubiera sido un auténtico desastre”, opina Marta Pérez.

Por detrás de las medallas, cada una hace lo que puede, van llegando desperdigadas, y la española lo hace undécima. “Me hubiera gustado cambiar un poco más, pero no tenía más”, confiesa.