Mundial de Atletismo

Llegan los 35 kilómetros marcha, nueva distancia, a las 6 de la mañana...: “Una siesta larga y a competir”

Marc Tur y su técnico, José Antonio Quintana, explican cómo han adaptado los entrenamientos a la nueva distancia de la marcha, con la dificultad añadida del horario en el que se disputa

Marc Tur y su entrenador, José Antonio Quintana, durante un entrenamiento en la concentración previa al Mundial
Marc Tur y su entrenador, José Antonio Quintana, durante un entrenamiento en la concentración previa al MundialTwitter @sabiowalkTwitter @sabiowalk

Son unos días de mucho ajetreo para José Antonio Quintana, el entrenador que más atletas tiene en el Mundial de Oregón. El grupo de los marchadores ha estado concentrado en altitud en Longmont (Colorado), a 1.500 metros, y el plan era que fueran bajando a Eugene cuatro días antes de la competición. Lo hicieron los de 20 kilómetros, y Quintana se fue el primer día de competición con Diego García, que después no pudo rendir como esperaba y fue décimo sexto.

El técnico volvió a Colorado para seguir con la preparación del resto, porque ahora llegan los 35 kilómetros. Primero, el martes viajaron a la sede del Campeonato del Mundo las mujeres, Raquel González y Laura García Caro, porque compiten el viernes 21 de julio (15:15 hora española, Teledeporte), y el jueves lo hicieron los hombres, Álvaro López y Marc Tur, ambos dirigidos por Quintana en el CAR de Madrid, como la chicas; y Miguel Ángel López, que está a las órdenes de José Antonio Carrillo, para marchar el domingo. Por delante, el desafío de una distancia nueva que se estrena en una gran competición. Porque los míticos 50 kilómetros terminaron en los Juegos Olímpicos de Tokio y se sustituyeron por los 35. Y hay que reinventarse. «Los 35 son más parecidos al 20 que al 50, sin duda, por los ritmos, por las pulsaciones, por la acumulación de ácido láctico. Es una prueba muy rápida, esa agonía de los últimos kilómetros del 50, la mayor importancia del avituallamiento, no existe», explica José Antonio Quintana. «Las chicas han tenido un volumen de entrenamiento inferior que en el 50 y un poquito más que el 20, por ejemplo 7x2.000 o cambios de ritmo de 1.000-1.000 hasta 14 veces, y rodajes de 35 km encontrándose bien a ritmos suaves. Han hecho un entrenamiento con muchas cosas del 20, pero más adaptado al 35», continúa el entrenador.

«Ha sido un año diferente al resto», cuenta Marc Tur. «Yo no estaba acostumbrado a entrenar a ritmos tan altos, estaba acostumbrado a hacer muchísimos kilómetros: el año pasado, tiradas largas de hasta 42 kilómetros, hacía una maratón entrenando; eso se acabó, ya no es ir lento y muchos kilómetros, sino ir más rápido y algo menos de kilómetros. Lo curioso es que los ritmos son más exigentes, pero la distancia de los entrenos se ha modificado muy poco, llego a hacer hasta 35 kilómetros, por lo que ha sido un año en el que me he tenido que adaptar. Al principio fue difícil con esos ritmos tan exigentes, pero ya ahora he notado que he asimilado toda la preparación», desvela Tur a punto de viajar a Eugene. «Es curioso, pero en algunos entrenamientos añoraba esas tiradas largas de 40 km, porque al final sabía cómo afrontarlas. Es adaptarse o morir y no me ha quedado otra», continúa. Tiene que pasar, más o menos, de ir a unos 4:30 por kilómetros a 4:12. Eso en circunstancias «normales», porque también depende de las condiciones, del calor y la humedad, que pueden también jugar su papel.

Pregunta: Para usted, ¿se parece más al 20 o al 50?

Respuesta: Los 50 eran muy estratégicos, era muy mental, tenías que saber gestionar muy bien los ritmos desde el principio, no pasarte ni lo más mínimo, y en el 35 se asemeja más al 20: más cambios de ritmo, ritmos que se parecen más al 20 que al 50... A pesar de que es una mezcla entre los dos, ha favorecido más a los veinteros, pero aún así creo que me he adaptado.

Hasta ahora, Marc sólo ha competido una vez en 35 kilómetros, en la Copa del Mundo disputada en Omán, el pasado mes de marzo, y al atleta ibicenco le quedó una sensación «agridulce». El circuito tenía pendiente y hacía calor y le impidió que encontrara su «cien por cien». «Quiero quitarme la espinita. Allí acabé undécimo, pero en el Campeonato del Mundo creo que puedo hacerlo mucho mejor», opina Marc, que fue cuarto en los Juegos de Tokio en los 50 kilómetros de forma cruel, porque sufrió una «pájara» a falta de 200 metros, cuando en los más de 49 restantes había sido muy protagonista. En Eugene habrá otro problema añadido: el madrugón, porque la prueba es a las seis y cuarto de la mañana en Eugene (15:15 en España). En realidad, tampoco es nada nuevo porque en Omán se disputó a las 7:00 y en los Juegos de Tokio, los 50 kilómetros, a las 5:30 horas.

¿Cómo se adaptan a eso?

Por suerte, llevamos tiempo en Estados Unidos y la diferencia horaria es agua pasada. Con el horario tan pronto, lo que hacemos es intentar irnos a acostar más temprano y levantarnos antes. Tampoco nos vamos a levantar a las 3, eso lo haremos el día de la competición, porque sería totalmente vivir sin control de los biorritmos, pero sí estamos intentando ir a dormir a las 22:00, o antes, y sobre las 6 despertarnos, y cada día acortar aunque sea un cuarto de hora o media hora y así adaptarnos para que el día de la competición no nos cueste levantarnos pronto y podamos descansar, a pesar de que la noche de antes se duerme poco teniendo que competir a las seis, porque tenemos que desayunar –yo por ejemplo necesito hacerlo dos horas antes–, tenemos que hacer el calentamiento... Esa noche te echas una siesta larga y compites.