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El Liverpool despide a Casillas (1-4) y desafía al Barcelona

Klopp consuela a Casillas tras el encuentro
Klopp consuela a Casillas tras el encuentrolarazon

Los chicos de Klopp apagan el fuego del Oporto con el gol de Mané y después destrozan al equipo de Casillas a la contra. Serán el rival del Barça en semifinales

Hay pocos equipos mejores que el Liverpool para jugar con el marcador a favor. El conjunto «red» sabe que en un momento dado, con espacios, va a tener ocasiones. Y que las suele aprovechar. Pues el partido de vuelta de cuartos de final lo afrontaba con la ventaja de la ida: 2-0, un tesoro. Por eso no se puso nervioso cuando los portugueses apretaron en los primeros minutos. Si marcaba el Oporto, se metía en la eliminatoria. Y lo buscó de verdad, de todas las maneras: con esfuerzo físico, con la habilidad de Corona, con la fuerza de Manega... Pero sus intentos se iban fuera. Por mucho, como casi todo lo que intentó Marega, más bullicioso que efectivo; o por poco, como el tiro de Alex Telles.

Era un partido cómodo para Casillas, que no tenía que intervenir para nada, pero a la primera que le llegó, adentro. Y no pudo hacer nada. Recibió Salah en el área y logró girarse para asistir a Mané, que entró en carrera para marcar a placer. Hubo suspense porque la posición era muy justa, pero desde el VAR le dijeron al árbitro holandés Makkelie que para adelante. Fue la típica celebración a posteriori tan habitual desde que la tecnología se ha instalado definitivamente en el fútbol.

El golpe moral para el equipo portugués fue tremendo. Lo había hecho bien, y el premio por ello fue un gol en contra y tener la eliminatoria demasiado cuesta arriba ya. Pensar en marcar cuatro tantos y no recibir ninguno más era poco más que creer en milagros, ahora que estamos en época de Semana Santa. En el fútbol los milagros suceden, pero no son habituales. Y el Liverpool, lejos de relajarse, castigó todavía más a un rival tirado definitivamente arriba, con dos delanteros. Hizo sangre el equipo dirigido por Klopp, más cómodo en la segunda mitad. Corrió mejor a los espacios y no tuvo piedad: Salah, en una contra de libro, hizo el 0-2, Militao marcó en un córner el tanto merecido para el Oporto, pero Firmino volvió a aparecer para anotar el tercero de cabeza. El brasileño no había sido titular, pero la primera parte no debió gustar en exceso a su entrenador y no tardó en ponerlo a jugar.

El Liverpool demostró en Do Dragao todo lo que es y todo el peligro que tiene: fueron cuatro goles, uno de cada uno de su tridente y otro de su mejor defensa, Van Dijk, en un córner. Más allá de sus atacantes, el conjunto inglés ha demostrado en la eliminatoria de cuartos ser capaz de manejar un montón de registros. En la ida doblegó al Oporto por aplastamiento, con la posesión y con un ritmo alto de partido; cuando tomó ventaja, se calmó. En la vuelta se refugió y aprovechó los contragolpes para volver a vencer.

Casillas no hizo ninguna parada como tal en todo el encuentro. No pudo hacer ninguna. El Liverpool tuvo cuatro llegadas: fueron tres goles y un tiro fuera de Mané después de haber regateado al portero. El cuarto tanto llegó en una acción de estrategia. El portero español es el futbolista con más partidos en la historia de la Liga de Campeones, con 181, y no se va a quedar ahí, porque a sus 37 años ha renovado con el Oporto hasta 2021.