Baloncesto

Así fue la obra maestra de Sergio Scariolo

El oro en el Eurobasket fue el fruto de la gestión modélica de un grupo que carecía del descomunal talento de sus predecesores

Los jugadores de la selección española de baloncesto se proclaman campeones del Eurobasket tras la final disputada contra Francia en Berlín
Los jugadores de la selección española de baloncesto se proclaman campeones del Eurobasket tras la final disputada contra Francia en BerlínFILIP SINGERAgencia EFE

Antes de comenzar el Eurobasket, a finales del mes de agosto, Sergio Scariolo tenía una inquietud que no estaba relacionada precisamente con lo que podía suceder en el Campeonato de Europa. Su madre Angelina, de 92 años, había decidido irse sola de vacaciones a la playa. Ni el seleccionador ni su hermana fueron capaces de convencerla para que cambiase de planes y fuera acompañada. Angelina disfrutó de sus vacaciones estivales, regresó a Brescia tan feliz mientras su hijo lograba el cuarto título de campeón de Europa y arrancaba una nueva temporada con la Virtus de Bolonia peleando en la Euroliga con los mejores del continente.

A estas alturas de la película nadie discute que Sergio Scariolo es el mejor técnico en la historia de la selección. Es más, pocos rebaten que es el mejor entrenador que jamás ha dirigido a cualquier selección española en todas las disciplinas de equipo. En lo suyo, en el baloncesto, lo dicen los números, los jugadores, la Federación Española, el aficionado que se acerca puntualmente a la selección, el seguidor que lleva toda la vida siguiendo al equipo nacional y hasta el presidente del Gobierno. «No hay un profesional como el italiano», se asegura desde la FEB. Campeón del mundo (2019); cuatro veces campeón de Europa (2009, 2011, 2015 y 2022) y dos medallas olímpicas (plata en Londres 2012 y bronce en Río 2016) le contemplan. «Scariolo al principio era un blanco fácil. Era italiano, era el de la gomina, era distante, tenía una carrera, su mujer era Blanca Ares... despertaba envidias y comentarios malintencionados», cuentan en la Federación. Todo eso ha cambiado. Con contrato hasta 2024, los dos últimos campeonatos –el Mundial de China y este Eurobasket– le han situado en el panteón del baloncesto español a la altura de los hermanos Gasol, Navarro o su capitán Rudy.

En 2019 calificó el oro mundialista como «quizá la medalla más inesperada». Lo sucedido en el Eurobasket del pasado verano le ha hecho cambiar de opinión. «Esta medalla es la menos esperada y la más satisfactoria», comenta. Si en las votaciones para ser el MVP pudieran entrar los seleccionadores, Scariolo se hubiera llevado el premio por unanimidad al igual que hubiera podido suceder hace tres años en China. Su Campeonato de Europa fue ejemplar, una vez más, como ya lo fue en la Copa del Mundo. La asignación de roles, la implicación de todos sus jugadores, su pizarra, el trampear los partidos de selecciones, a priori, superiores o con un jugador deslumbrante... Turquía, Lituania, Finlandia, Alemania y Francia claudicaron ante un equipo con el que no contaba nadie para el último fin de semana del torneo. Ni siquiera el propio Scariolo veía factible pelear por una medalla durante la preparación o en la primera fase. Lo realista y así lo vendió él mismo al principio era centrarse en la fase de grupos y luego ya se vería. Su percepción empezó a cambiar después del partido ante Lituania. Esa victoria y la manera en que se logró multiplicaron las buenas sensaciones en la expedición española.

El renovado equipo español no tiene nada que ver con el de la etapa más gloriosa. Ninguna relación, salvo Rudy y el propio Scariolo. A falta de talento puro, el técnico construyó un equipo en el que todos tenían clarísimo qué hacer. Todos los jugadores se sintieron importantes y partícipes de un éxito sin parangón. Su sensación de control, de tener soluciones para todo y de no dejar nada al azar alimentaron el potencial de unos jugadores que ni siquiera ellos mismos se veían capaces de poder llegar tan lejos. Y si lo hicieron fue porque en realidad uno de sus mandamientos, el ir de menos a más en el campeonato como en la Edad de Oro, también se cumplió. Lo que sucedió en el reciente Mundial de fútbol no ha hecho más que alimentar la valoración de un seleccionador único.