Madrid

82-57. Un despertar a lo bestia

El Madrid, apoyado en la energía de Reyes, destroza al Valencia tras un partido gris

El ala-pívot del Real Madrid Felipe Reyes (d) tira a canasta ante el pívot del Valencia Basket Bojan Dubljevic durante el primer partido de las semifinales
El ala-pívot del Real Madrid Felipe Reyes (d) tira a canasta ante el pívot del Valencia Basket Bojan Dubljevic durante el primer partido de las semifinaleslarazon

El Real Madrid tuvo que sudar tinta china y entrar en modo campeón en el último cuarto para doblegar, 82-57, a un Valencia con una gran puesta en escena, que llegó a ir ganando por 8 puntos de ventaja (16-24) en el inicio del segundo tramo

Es difícil de creer que el último cuarto del Real Madrid corresponda al mismo partido que los tres anteriores. Con Felipe Reyes como despertador junto a Llull y Rudy, los blancos acabaron disfrutando y vapuleando al Valencia después de media hora de sufrimiento, desacierto y aburrimiento. Con sólo 47 puntos anotados y 13 pérdidas llegaron los de Pablo Laso al comienzo del cuarto parcial, en el que todo lo que era cuesta arriba empezó a salir rodado, mientras el Valencia seguía dentro de ese túnel negro en el que se metió después de un aceptable comienzo (14-19, min 10). El 2 de 22 en triples de los naranjas lo dice todo de un partido en el que los dos equipos se igualaron a la baja hasta la explosión bestial del Real Madrid en los últimos minutos.

Más que gris, la noche estaba negra; era un día para sobrevivir y en esto no hay nadie mejor en el mundo del baloncesto que Felipe Reyes. Tras el último descanso, el capitán agitó el partido como él sabe. Un palmeo imposible, un rebote que acaba en falta y tiros libres y mucho sudor bajo el aro. Junto a él apareció Llull, que se sacudió el desacierto con un grito al que respondieron Rudy y Carroll desde el triple. En un abrir y cerrar de ojos, el 47-42 del minuto 30 se convirtió en un 59-44 sólo dos después, y lo que parecía que iba a ser una primera victoria sufrida en el arranque de las semifinales de la Liga Endesa acabó en un agradable paseo.

Se había dejado el Real Madrid el buen juego en Murcia, donde perdió y necesitó volver al Palacio para cerrar la serie de cuartos. Lo hizo con holgura, pero sin brillo, tan triste como empezó ayer ante el Valencia, un equipo que venía con algunas cuentas pendientes tras los últimos enfrentamientos.

Sato dio el primer arreón con 8 puntos en el primer cuarto. Los blancos ni atacaban ni defendían y Laso removió el banquillo. Probó con Nocioni, con Taylor y con Doncic en busca de cambiar el ritmo. Mientras el Valencia fallaba y fallaba desde el triple, el Madrid se las apañó para llegar al descanso por delante (31-26), aunque las mejores sensaciones eran las que venían del marcador.

Todo lo demás estaba atascado, quizá porque el calendario es muy ajustado o porque esta temporada parece que nada puede ser fácil para los blancos. Están acostumbrados a remar a contra corriente, aunque ayer despertaron a tiempo para empezar mandando en semifinales. Laso puso a su capitán de 5 y él señaló el camino a los suyos. Un empujón que acabó con un parcial de 35-15 o, lo que es lo mismo, que en los últimos 10 minutos, el Madrid anotó sólo 13 puntos menos que en la media hora previa. El Madrid se reinventó a tiempo para pasar de algunos de sus peores momentos del curso a unos cuantos de los mejores. De espeso a demoledor en un abrir y cerrar de ojos.

. Ficha técnica:

82 - Real Madrid (14+17+16+35): Maciulis (5), Rodríguez, Ayón (10), Taylor (6) y Thompkins (5) -equipo inicial-, Nocioni (7), Reyes (10), Doncic (2), Carroll (15), Hernangómez (2), Rudy (7) y Llull (13).

57 - Valencia (19+7+16+15): Diot (10), Sato (8), Martínez (2), Hamilton (8) y Peterson (3) -equipo inicial-, Vives (1), Stefansson, Dubljevic (13), San Emeterio (2) y Shurna (10).

Árbitros: Juan Carlos García, Miguel A. Pérez y Sergio Manuel. Sin eliminados.

Incidencias: Primer partido del playoff de semifinales de la Liga Endesa disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard center) ante 8.696 espectadores. EFE