Euroliga
La Final Four y la maldición de los Clásicos
En ninguna de las tres ocasiones en las que Barça y Real Madrid se midieron en las semifinales de la Final Four alcanzaron el título
El imponente Stark Arena de Belgrado con sus 19.394 asientos albergará el jueves el sexto Clásico de la temporada. El Madrid ganó el primero. Fue en la final de la Supercopa, la del arrebato de Llull, allá por mediados de septiembre. Los cinco siguientes, final de Copa incluida, fueron para el Barça. Esta Final Four no va a acoger el primer Clásico en la antesala de la final. Hubo tres precedentes.
Liga Europea
El baloncesto europeo todavía no estaba dividido, al menos oficialmente. En el año 1996 la máxima competición continental a nivel de clubes era todavía cosa de la FIBA que cuatro años antes había rebautizado la tradicional Copa de Europa como Liga Europea. Real Madrid Teka y Barcelona Banca Catalana se encontraron en la fase de grupos que dominaron los azulgrana con autoridad. El Madrid se deshizo del Olympiacos en cuartos (2-1) en lo que fue una reedición de la final del año anterior en Zaragoza y que acabó con la Octava de los blancos. El Barça no encontró rival en el Ulker (2-0). En la semifinal se medían el vigente campeón de Europa, eso sí ya sin Sabonis ni Antonio Martín, aunque con Zeljko Obradovic en el banquillo, con el Barcelona de Aíto García Reneses. «Aquel equipo campeón de Europa tenía una gran virtud y es que se le dio tiempo a que cogiera su poso, crecimos juntos. Cada uno era líder en una situación y los roles estaban muy definidos. Era un grupo muy profesional, no teníamos una relación extraordinaria fuera de la pista, no éramos una familia, pero sabíamos qué había que hacer en cada momento. Además, había un maestro con una batuta mágica como Obradovic, el mejor entrenador europeo de todos los tiempos. Se juntó todo, pero hay algo de amargura porque las siguientes 2-3 Copas de Europa tenían que haber sido nuestras», relata Isma Santos (6 puntos, 5 asistencias, 5 faltas y 34 minutos aquella noche). El Barça estaba en su quinta Final Four y ya había perdido dos finales, ambas ante la Jugoplastika. El Madrid arrancó mejor y llegó a dominar por 15, pero al descanso el partido ya estaba igualado (34-38). Karnisovas (24 puntos) y Dan Godfread (22), decisivos (76-66). Era la primera temporada de Laso en el Madrid y el base se quedó en 2 puntos y 3 asistencias en 15 minutos. La final del Barça ante el Panathinaikos se resolvió con el tapón ilegal de Vrankovic a Montero.
La primera de la «era Laso»
En 2013, el O2 Arena de Londres albergó la Final Four. A los dos equipos españoles se sumaban otros dos clásicos, Olympiacos y CSKA. Era la primera Final Four para el Madrid de Laso y allí estaban ya Llull y Rudy. Niko Mirotic vestía de blanco y había sido elegido Mejor Jugador Joven las dos temporadas anteriores. Enfrente estaba el Barcelona de Xavi Pascual. Abrines es el único superviviente de aquella plantilla, de la que también formaban parte Navarro, actual responsable de la sección, y Jasikevicius, el técnico. Más coincidencias: el Madrid se cargó 3-0 al Maccabi en cuartos y aquel Barça lo pasó tan mal ante el Panathinaikos como el de esta temporada ante el Bayern (3-2). El Madrid resolvió la semifinal en el último cuarto con un parcial de 26-16 (74-67). Felipe Reyes anotó 17 puntos y Jasikevicius se quedó en 6. La Novena tuvo que esperar porque el Olympiacos liderado por Spanoulis se impuso en la final, 100-88.
Derrota histórica
En Milán, un año después, se vivió la mayor diferencia histórica en una semifinal de la Final Four. El Madrid superó al Barça por 62-100 después de dos primeros cuartos equilibrados (37-45). Antes, el Madrid había superado al Olympiacos en cinco partidos y el Barça se deshizo sin problemas del Galatasaray. Sergio Rodríguez, que había sido elegido MVP, sumó 21 puntos; Mirotic, que seguía de blanco, 19. En la final, el Maccabi de Tyrese Rice dejó al Madrid sin el título. «Recuerdo que ganamos muchísimos partidos, jugando muy bien, divirtiéndonos y con grandes victorias. Fue la tónica del año, cuando nos salían las cosas bien, era muy difícil pararnos. En Milán, íbamos a ganar el título que se nos escapó en Londres, pero no pudo ser. Hubo que esperar un año más», asegura el Chacho.
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