Europa

Francia

«He llorado mucho»

Amaya Valdemoro recibió un cariñoso abrazo de Jorge Garbajosa poco después de que las campeonas de Europa aterrizaran en Madrid
Amaya Valdemoro recibió un cariñoso abrazo de Jorge Garbajosa poco después de que las campeonas de Europa aterrizaran en Madridlarazon

Mientras sus compañeras de Selección comían y bebían, la mejor deportista española de la historia estaba desbordada. Amaya Valdemoro pagaba encantada el peaje de sus 258 internacionalidades y de una despedida del equipo nacional como campeona de Europa. Había dormido apenas hora y media, pero «porque nos hemos tenido que levantar muy pronto y estamos muertas. La fiesta fue tranquila: una cena, unas palabras cariñosas del presidente y poco más», confesaba. Alejada de los focos que acosaban a Amaya se encontraba su inseparable compañera de concentraciones, Elisa Aguilar. La trayectoria de la Selección desde finales del siglo XX no se entiende sin ellas. La histórica base, que también se despidió de la Selección, aunque seguirá un año más en activo, se sinceraba: «Hemos llorado mucho las dos juntas, hemos vivido momentos muy duros y el oro hace justicia con Amaya y conmigo». «Me acordaba de todos los malos ratos que hemos pasado, de cuando no conseguíamos los objetivos», destacaba Amaya con los ojos enrojecidos por la emoción.

Ella recuerda que hace 20 años siguió el anterior título de la Selección «por la televisión», pero era «hace mucho tiempo como para recordar algo más». La victoria ante Francia era su último partido como internacional y su futuro es una incógnita. «Es que no lo sé, de verdad. Seguro que ahora ''vacaciones Santillana, vacaciones Santillana'', pero no quiero pensar, no quiero pensar en nada. Sólo quiero disfrutar de este momento». Su hermana Virginia confiesa que el campeonato ha sido más especial que ninguno: «Es que ha sabido adaptarse a un rol que antes no había tenido en la Selección. Sabía que no iba a jugar muchos minutos, pero ha tenido un comportamiento ejemplar. Es un ejemplo para todas». «Es que yo tenía muy claro en este torneo a lo que iba. Sabía el papel que tenía que jugar y lo he hecho encantada. He tenido actuaciones importantísimas para el equipo y eso no se paga con más o menos minutos en la pista».

Amaya, que el 18 de agosto cumplirá 37 años, tiene clara una cosa: «De la Selección me retiro, eso sí, eso seguro, pero de lo demás, no lo sé. No estoy harta de baloncesto y, aunque tenga 60 años me seguirá gustando este deporte». Lo que parece seguro es que, pase lo que pase, Amaya seguirá vinculada a la Federación.

Sin su protagonismo, porque es bastante más tímida, Alba Torrens parecía una más. La alero, con permiso de Sancho Lyttle, ha sido la jugadora decisiva de la Selección y la encargada de tomar el relevo de Valdemoro. «Ella se merecía este oro más que nadie. Su carrera ha sido admirable dentro y fuera de la pista», comentó sobre su compañera la jugadora que resultó indefendible para las francesas. Alba no quiere quedarse sólo en el oro de este campeonato: «El nivel del equipo está muy alto y lo que tenemos que hacer es mantenerlo para poder seguir compitiendo con las mejores. El trabajo de todas ha sido excelente y ver que al final del torneo el himno que suena es el tuyo y que el oro es nuestro y no de otro equipo resulta impresionante». Mientras, Amaya, una vez más, seguía recordando a su madre: «Sólo le diría otra vez que la quiero, que la echo mucho de menos y que todo esto va por ella».