Baloncesto

Sevilla

«Musho» basket, «musho» basket, eh, eh

La compra del CB Sevilla por el Real Betis y su nueva denominación han trasladado la guerra futbolera de la ciudad a la cancha

Zoric es uno de los jugadores básicos del Real Betis Energía Plus. Fue el mejor en la victoria ante el Estudiantes
Zoric es uno de los jugadores básicos del Real Betis Energía Plus. Fue el mejor en la victoria ante el Estudianteslarazon

La compra del CB Sevilla por el Real Betis y su nueva denominación han trasladado la guerra futbolera de la ciudad a la cancha

«El baloncesto late a un nuevo ritmo en nuestra ciudad». El lema de la campaña de captación de abonados del Real Betis Energía Plus, nuevo/viejo equipo de la Liga Endesa, ya daba pistas sobre cómo se vive el deporte a la sombra de La Giralda, en la tierra de la eterna dualidad. Ni una mención a Sevilla que, para los béticos, antes que nada es el nombre del eterno rival futbolero. Los que ponen en el encabezamiento de sus cartas «ciudad del Betis» junto a la fecha han colonizado este verano el Club Baloncesto... Sevilla y han borrado de la faz de la cancha la palabra maldita.

El 21 de julio pasado, el eterno Caja San Fernando –como lo siguen denominando un puñado de renuentes– celebró la asamblea que habría llevado a su disolución de no mediar el salvamento del Betis. CaixaBank, propietaria del 99 por ciento de las acciones, llevaba un trienio intentando deshacerse de un club que en realidad era un problema, pero nadie, ni siquiera al precio simbólico de un euro, quería gestionar la ruina. Ángel Haro, presidente verdiblanco, acudió al rescate porque se le «planteó la posibilidad de ayudar y había dos caminos: mirar a otro lado, como han hecho otros, o asumir los valores de compromiso por la ciudad». El dardo al Sevilla no faltó, y la operación se consumó mediante una práctica «loperiana».

De hecho, el agraciado con el obsequio no es el Betis, sino Energía Plus, una empresa de la que Haro es socio principal y a la que el club de fútbol le cede sus símbolos y potencial de marca, lo que ha soliviantado a accionistas como Manuel Castaño, que lo cuadruplica en títulos de propiedad. Delante de Juan Espadas, alcalde de Sevilla y muñidor del acuerdo, el presidente bético dijo que su compañía sería la intermediaria para esta temporada de transición antes de que el Real Betis Balompié SAD cumpliese los requisitos legales para poseer otro club profesional.

Es decir, una maniobra para esquivar la Ley del Deporte y que así da a conocer a una empresa semidesconocida. Desde el punto de vista del marketing, un pelotazo para Energía Plus, cuya aportación económica al proyecto será muy limitada, porque durante esta temporada, el presupuesto lo cubrirá casi al ciento por ciento CaixaBank. Haro dice que cuando se den las condiciones legales cederá la titularidad del club al Betis, pero eso no está firmado en ningún sitio... y tampoco está garantizada su longevidad en la presidencia, que es más bien una silla eléctrica, de un club judicializado: él es el sexto en seis años.

La dicotomía futbolística, siempre presente en la vida sevillana, ha cambiado la percepción del club de baloncesto hispalense. Una semana después del desembarco bético, la peña «La Keka», la más emblemática, anunció su disolución debido a que «la venta del club a Energía Plus como intermediario del Real Betis» desnaturaliza la «razón de ser» de la entidad fundada en 1987. «Nacimos para alentar sin condiciones al CB Sevilla, un club de baloncesto que conseguía unificar y catalizar las dos pasiones futboleras de esta ciudad». Los «kekeros» expresaban su deseo de volver a ser «un club con los brazos abiertos a todos los sevillanos a los que les guste el baloncesto sin distinción de colores» y lamentaban que «la nueva poseedora de las acciones del club está deseando romper con todo lo que huela a ‘‘cajismo’’ de siempre».

Fernando Moral, presidente del club, ha admitido que «algunos socios han mostrado su intención de no renovar el abono por el vínculo con el fútbol», aunque esta pequeña pérdida se compensa «con el tirón de la marca Betis» y las cifras cantan: se han superado los 3.500 abonados, un 40 por ciento más que la temporada pasada, y las medidas que se implementarán para llenar el pabellón serán más eficaces debido a la fidelidad de la afición bética. «Queremos que todos los locos béticos vengan a San Pablo y que lo conviertan en un infierno verdiblanco», dijo Boki Nachbar, capitán y líder del plantel que entrena Tabak. En efecto, es una nueva era. Ni mejor, ni peor: nueva.