NBA
Willy Hernangómez: «Un juego que tengo cuando voy por la calle es adivinar quiénes son españoles»
Pívot de los Knicks. En Nueva York sólo echa de menos la paella. Siete semanas después de debutar en la NBA podría escribir un manual titulado «Cómo ser feliz en la Gran Manzana»
Pívot de los Knicks. En Nueva York sólo echa de menos la paella. Siete semanas después de debutar en la NBA podría escribir un manual titulado «Cómo ser feliz en la Gran Manzana».
Guillermo Gustavo Hernangómez (27-5-1994, Madrid) está cumpliendo un sueño. Los números (5,6 puntos y 4,3 rebotes en 13:30 minutos) no reflejan su grado de satisfacción por integrar una las franquicias históricas de la NBA.
–Lo de la leyenda de que en los equipos de la NBA cada uno va a lo suyo no cuadra con su «pandilla» (Porzingis, un letón de Sevilla; Kuzminskas, un lituano de Málaga; Ndour, un senegalés al que tuvo como compañero en el Madrid...) en los Knicks...
–Para nada, una de las cosas buenas que tenemos en el vestuario es que nos juntamos muchísimos, hacemos planes entre todos y, como somos muchos jugadores europeos o que han pasado por allí, como Holiday y Jennings, el día a día es mucho más divertido. Normalmente después de los partidos nos vamos a cenar juntos y cuando viajamos solemos comer juntos, en el avión jugamos a las cartas... Es muy agradable.
–Imagino que no jugarán a la pocha como en la Selección...
–No porque juegan a otra cosa un poco rara y con cartas diferentes a las nuestras. Yo juego a la pocha on-line con la aplicación que tiene Rudy y así juego a veces con mis ex compañeros.
–Mejor introductor que Porzingis no ha podido tener...
–Que esté aquí es algo increíble porque es como si no empezara de nuevo. Me siento con mucha más confianza, es como mi hermano, me ayuda muchísimo, me apoya, me da consejos... Ha sido un apoyo desde el primer día y me ha hecho la vida más fácil.
–¿Ya hablaban en Sevilla de la NBA y veían partidos juntos?
–Sí, sí, por supuesto, y comentábamos que ojalá pudiésemos jugar en la NBA y resulta que los dos fuimos «drafteados» por los Knicks. Mejor no podemos estar.
–¿Qué le llama más la atención de los partidos en el Madison?
–El show inicial, la presentación del equipo o cuando escuchamos el himno americano. La primera vez se me puso la piel de gallina.
–¿Ha hablado ya con los vips que pueblan las primeras filas?
–En un partido, al descanso, Floyd Mayweather, el boxeador, estaba a pie de pista con otros jugadores y dije: «Voy a saludarle». Le pregunté qué tal le iba y luego me vino Kristaps diciéndome que por qué le había saludado. ¿Y por qué no? Estaba hablando con todos y yo también quería saludarle.
–¿Cómo es Phil Jackson?
–Es una persona increíble, un sabio, es el señor de los anillos, está cada día pendiente de todo y da siempre consejos para mejorar.
–Su presencia en el equipo está creciendo...
––Cada vez me siento más parte del equipo, más integrado en el grupo, y noto que los compañeros confían en mí, que me apoyan... Aparte de tener una grandísima relación fuera del campo, en la cancha me buscan y eso es importante. Al equipo le está yendo bien, estamos consiguiendo victorias y vamos a más.
–¿Agota tanto partido?
–Al principio era duro, pero te acostumbras. Lo que quieres es jugar, aunque nunca había jugado cinco partidos a la semana, un día en Miami y al siguiente en casa... Es duro así que se trata de estar en forma y sano para adaptarte y aguantar el ritmo de la NBA.
–¿En qué más cosas es diferente al baloncesto europeo?
–Creo que en todo. Aquí la gente llena los pabellones todos los días y en la mayoría de los estados es el deporte principal. La gente lo vive muy de cerca. Allí el fútbol es muy fuerte.
–¿Son comparables el Madrid y los Knicks en cuanto a dimensión y presión mediática?
–Madrid es una grandísima ciudad, hay mucha presión de los medios... Pero esto es otra cosa. Nueva York es la capital del mundo y está uno o dos escalones por encima de Madrid a nivel Prensa, de afición... Me vinieron muy bien los dos años en el Madrid para prepararme para lo que estoy viviendo este año porque el Madrid está a nivel de equipo NBA.
–¿Tiene apuntado en el calendario el 17 de diciembre?
–Tengo muchas ganas de que llegue y de ver a mi hermano, porque él estuvo en una Liga de verano y yo con la Selección y hace tiempo que no nos vemos.
–¿Qué le cuenta de Denver?
–Le gusta mucho la ciudad y desconectar los días libres por la montaña. Cuando mi madre estuvo en Denver y luego aquí, me dijo que son dos ciudades diferentes, opuestas, pero bueno... Está cumpliendo su sueño como yo.
–¿Cómo llevó su madre el puente aéreo Denver-Nueva York?
–Ha estado dos meses con nosotros y ahora ya está en Madrid. Cada dos semanas cambiaba de ciudad y ha sido un esfuerzo muy grande para ella porque, además, no le gustaba mucho volar. Al principio, cuando estábamos en pretemporada y no teníamos tele ni internet en casa, se hacía duro. Tenía que estar sola y se lo agradecemos mucho. Ahora que estamos más asentados los dos hermanos la hemos dejado irse a casa, por así decirlo. Luego es complicado que nos podamos juntar, esto no para y juego los días 25 y 31. Hemos mirado cuándo jugamos contra Denver aquí –10 de febrero– para que venga la familia en un vuelo directo.
–Eso es una semana antes del All-Star de Nueva Orleans, no estaría mal coincidir allí...
–Ojalá, nosotros queremos ir poco a poco porque ahora estamos cumpliendo nuestro sueño aquí. Somos los dos muy ambiciosos y queremos más, pero hay que ver cómo va la temporada.
–¿Cómo es reencontrarse con compañeros de Selección?
–Nos intentamos juntar siempre que es posible. Con Marc no pudo ser porque él venía de un «back to back» –jugar dos noches seguidas– y yo venía también de viaje. Pero con Ricky cenamos en Minnesota y en Nueva York. Contarnos nuestras cosas y que un jugador como Ricky, que es joven, pero es un veterano de la Liga, te dé consejos, está muy bien y se lo agradezco.
–Algún rival que le haya sorprendido...
–LeBron, Towns, Curry, Davis, Westbrook... Con éste entrené un par de días en pretemporada y ya se le veía que era un animal, un superdotado. Lo que está haciendo –promedia un triple doble– es increíble.
–¿Le ha dado tiempo a disfrutar de la ciudad?
–Sí, sí la he disfrutado bastante. Todos los compañeros me dijeron, sobre todo en la pretemporada, que era el momento para verla y ver otros deportes, porque durante la temporada no tenemos tiempo y lo que tenemos es para descansar y recuperar. He ido a partidos de fútbol americano, de hockey, de «soccer», como dicen aquí... Y he conocido a David Villa.
–¿Le reconocen por la calle?
–Cada vez un poco más. Me gusta mucho andar por Nueva York, aunque ahora que hace muchísimo frío voy a tener que cortar un poco eso. Está muy bien porque ves todo tipo de gente. Una de las cosas que me gusta cuando voy por la calle es que, cuando ves a un español, sabes que es español. Un juego que tengo por la calle es adivinar quiénes son españoles.
–¿Qué hizo el Día de Acción de Gracias?
–Justin Holiday –compañero de equipo– me invitó a mí y a todos mis amigos que estaban aquí a comer a su casa. Fue muy divertido conocer la fiesta americana desde dentro, todo el tema de la comida, el dar las gracias por todo lo que tenemos, y, después de comer, jugar a juegos de mesa con la familia, jugar al ping-pong... Éramos unos 15 y nos lo pasamos muy bien.
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