Austria

Hirscher hace historia al ganar en la Planai e igualar a Hermann Maier

Copa del Mundo de Esquí Alpino

El austríaco Marcel Hirscher, el gran dominador del esquí alpino durante las últimas temporadas -con seis triunfos finales en la Copa del Mundo, competición en la que reforzó su liderato-, ganó este martes el eslalon nocturno de Schladming, donde, ante su afición, igualó los 54 triunfos de su compatriota Hermann Maier en esa competición.

Hirscher, de 28 años, que firmó su noveno triunfo de la temporada y el sexto en un eslalon, igualó en la pista Planai la segunda mejor marca histórica de triunfos en la Copa del Mundo del irrepetible ‘Herminator’, al ganar por delante del noruego Henrik Kristoffersen y del suizo Daniel Yule.

Con lo que ya sólo tiene por delante a otro mito, el sueco Ingemar Stenmark, plusmarquista absoluto, a cuyas 86 victorias sólo se acerca una mujer, la estadounidense Lindsey Vonn, que tras ganar el sábado el segundo descenso de Cortina d’Ampezzo (Italia), mejoró a 79 su propio récord en féminas.

Tras haber perdido el domingo su primera oportunidad de igualar ‘en casa’ a Maier -cuyo sobrenombre data de su explosiva actuación en los Juegos de Nagano’98 (Japón), donde, tras accidentarse de forma espectacular en el descenso (volando por encima de todas las redes de protección), acabó capturando oro en supergigante y gigante-, Hirscher no iba a dejar escapar una nueva ocasión este martes en la prueba nocturna de la estación mundialista de 2013.

Marcel buscaba con ahínco esta victoria en Schladming, donde sólo había ganado una vez con anterioridad, en 2012. Por diferentes motivos. El primero, igualar a su compatriota Maier en su país. Pero, sobre todo, ‘vengarse’ deportivamente de Kristoffersen, que, además de haberle chafado el primer intento de empatar al mítico ‘Herminator’ el domingo en Kitzbühel, siempre le había relegado al segundo puesto en sus tres victorias en la Planai (2014-16-17).

El noruego, por contra, consciente de que el único que le pone freno a su indiscutible talento es Hirscher, deseaba volver a batirlo ante su público.

Tras haberse resarcido de alguna manera en el Tirol, donde, tras haber subido a todos los podios de eslalon de la temporada -había sido tres veces segundo y otras tantas, tercero-, logró al fin, su primera victoria del curso, Kristoffersen también tenía en sus manos la posibilidad de igualar el récord de victorias (cuatro) en Schladming, en poder de otro austriaco, Benjamin Raich.

Así que, con el dorsal 2, Kristoffersen rápidamente mejoró el tiempo de Manfred Mölgg -cuarto en la primera manga-, pero Hirscher batió el suyo, al cubrir -con el 6- las 63 puertas marcadas por el italiano Stefano Costazza en la pista de la estación estiria -con salida a 961 metros de altura y un desnivel de 216- en 49 segundos y 67 centésimas, veinte menos que el noruego. De 23 años, cinco menos que él.

El duelo entrambos estaba servido, porque el tercero, por delante de Mölgg, era otro italiano, Stefano Gross, a 76 centésimas. Diez menos que el anterior. Y otro austriaco, Michael Matt, hermano del gran Mario -retirado con un oro olímpico de eslalon, en Sochi’14 (Rusia), y dos títulos mundiales, en su localidad natal de Sankt Anton, en 2001, y en Are (Suecia), seis años después; y doble ganador en la Planai, en 2000 y 2006- circulaba a más de un segundo.

Con el suizo Daniel Yule -que acabaría repitiendo el tercero de Kitzbühel, donde subió por primera vez al podio-, sexto, a 1.31; y otro austriaco, Manuel Feller, séptimo, a casi segundo y medio.

Con el habitual ambiente de gala de la famosa prueba nocturna, que ganó por primera vez en 1997 el italiano Alberto Tomba -y que entre sus ilustres ganadores también cuenta al estadounidense Bode Miller, al finlandés Kalle Palander, al austriaco Reinfried Herbst o al francés Jean-Bapstiste Grange- arrancó la segunda manga. En la que Hirscher re-confirmó su condición de superdotado y marcó de nuevo el mejor tiempo (53.89), en el trazado de 66 puertas que diseñó el suizo Thierry Meynet.

La primera referencia buena la había marcado el talentoso Clement Noel, nacido hace 20 años en Val d’Isere, que acabó la manga a cinco centésimas del astro salzburgués y ascendió al sexto puesto final. El sueco Andre Mhyrer -cuarto este martes en la Planai- mejoró a Noel, pero Feller se quedó por detrás de la promesa gala, a la que ya sólo superaron los tres del podio y Mölgg.

Al igual que en Kitzbühel, donde iba segundo tras la primera manga, Matt la pifió en la segunda, esta vez en la parte alta, donde se salió de recorrido; Gross también falló -se desplomó hasta el vigésimo- y Yule confirmó, tras repetir el tercero del domingo, que también habrá que contar con él en los Juegos de PyeongChang (Corea del Sur), en febrero.

Kristoffersen imprimió toda la presión que pudo y aguantó la que le metió un público espectacular entre el que se hizo notar el antideportivo comportamiento de un par de beodos que decidieron lanzarle unas bolas de nieve al noruego, que se quejó de este incidente en meta.

Pero Hirscher, que a ratos parece de otro planeta, no se dejó impresionar y, de nuevo con el mejor crono parcial, firmó una nueva jornada de fábula, ante el enloquecido público local. Y, en presencia de toda su familia y de su novia, Laura Mails, redondeó la jornada logrando la victoria 500 para su país en una prueba masculina de la Copa del Mundo de esquí alpino.

‘Herminator’ fue de los primeros en felicitar, a través de un comunicado oficial, a su paisano, que lo podrá superar este mismo sábado si gana el gigante de Garmisch-Partenkirchen, en Alemania.

Hirscher ya mira a Stenmark. Al que mejorará si mantiene el tipo y decide seguir otro ciclo olímpico, algo en lo que tendrá mucho que ver lo que haga en Corea, donde buscará el único título que le falta en su más que sobresaliente palmarés. Y, sin duda, tendrá todas las posibilidades de rebasar al sueco si decide seguir esquiando hasta los 39 años. Edad a la que este martes disputó su última prueba, en la Planai, el italiano Patrick Thaler. El día que Hirscher hizo sonar de nuevo el ‘Land der Berge’. Haciendo felices a la mayoría de sus compatriotas, para los que el esquí es el deporte rey.