Ciclismo
A la mierda la bicicleta
Alberto Contador está muy cerca de experimentar la sensación que provoca el título del libro de Gonzalo Moure que encabeza este artículo.
Alberto Contador está muy cerca de experimentar la sensación que provoca el título del libro de Gonzalo Moure que encabeza este artículo. Obra que nada tiene que ver con el ciclismo, pero que define a la perfección lo que siente un profesional que se retira. La bicicleta, la herramienta de trabajo que les ha provocado sangre, sudor y lágrimas, es abandonada durante un largo tiempo. Lo contaba el ex ciclista Óscar Pereiro en «El Chiringuito». El día que se retiró aparcó su bici en el garaje. Allí estuvo dos años, no quería saber nada de ella. La razón es simple: ningún deportista sufre tanto su profesión como un ciclista. Por eso acaban «odiando» su bici. Aunque en el caso de Contador, el motivo de su adiós no sólo tiene que ver con el hartazgo.
► Ganar o ganar
El ciclista madrileño tomó la decisión durante el pasado Tour de Francia. Por primera vez fue consciente de que ya no podía ganar en París. Que por muy en forma que se sintiese su motor ya no era el mismo. Y eso le mató, no podía seguir otro año sin opciones de volver a ganar la carrera que sueñan casi todos los ciclistas. Alberto Contador se bajará al final de esta Vuelta a España con cartel de Tour. El objetivo es dificilísimo, ganar ante rivales como Chris Froome o Vincenzo Nibali. Un sueño irrealizable, probablemente.
► El legado
Sea cual sea el resultado (un podio a lo Perico Delgado en 1994 sería estupendo), Alberto Contador podrá presumir de ser el segundo mejor ciclista español de todos los tiempos. ¿Pudo llegar a más? Sí, pero la sanción por el Clembuterol partió su carrera en dos. Pagó con jirones de su prestigio y su palmarés menguó (un Tour y un Giro), pero el cariño de la gente siguió ahí. Lo comprobará cuando demarre a 80 kilómetros de meta en busca de lo imposible.
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