Fórmula 1
La victoria de Alonso
Parecía que acababa de terminar en el podio o que estaba anunciando que el año que viene competirá en todos los campeonatos posibles: Náscar, Indycar, Resistencia...Alonso estaba feliz en Singapur, casi radiante. Gesto amable, sin la crispación de los malos días y con un discurso positivo. Tanto que calificó como «mágica» su carrera. Son tiempos duros para Fernando. Las frustraciones se acumulan de tal manera que ha tenido que dar un paso al lado y dejar el Mundial. Pero también son tiempos delicados para la F-1, tiempos en los que competir con las tres mejores escuderías es imposible. Acabar séptimo, como Fernando ayer, supone ganar. Sí, ganar, al menos moralmente. Alonso, y cualquier otro que no conduzca un Ferrari, un Mercedes o un Red Bull, tiene ese tope si no media un accidente, la lluvia o la conjunción de todos los astros. Que se lo hagan mirar.
Fernando fue el mejor donde puede serlo, en la salida, ganando posiciones y evitando el accidente de Ocón. Luego, estrategia adecuada, pilotaje pulcro y a sumar puntos para el Mundial. Es octavo, a tres puntos del séptimo. O lo que es lo mismo, segundo en el Mundial de los otros. Un lío, vaya, pero así es la vara de medir de esta F-1. Y el mérito se multiplica cuando conduces el coche menos fiable de la parrilla. El coche que, muy a su pesar, le ha obligado a dejar (de momento) la competición que más le gusta.
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