F. C. Barcelona
¡Ole tú!: Conmigo el Rayo Vallecano no pierde este partido
«Al Lleida de D'Alessandro le metí a un auxiliar para atender a un jugador con el juego sin detener. La que se armó... pero ganamos 0-1»
«Al Lleida de D'Alessandro le metí a un auxiliar para atender a un jugador con el juego sin detener. La que se armó... pero ganamos 0-1».
No estoy de acuerdo con el entrenador del Rayo. No comparto lo que manifestó Michel tras perder contra el FC Barcelona. ¿Estás cabreado porque te han marcado dos goles en tres minutos y probablemente no vuelvas a enfrentarte en los próximos años a un Barça sin Messi? Puedo entenderlo, míster. Pero permíteme opinar: estas situaciones que se pueden plantear en los minutos finales son entrenables. Con 2-1 y en Vallecas, no se te puede ir ese partido. Por mucho Barcelona de Luis Suárez que tengas delante. Queda bonito hacer un brindis al sol alabando a la afición y a la entrega de tus jugadores, que también. Pero ese discurso sabe infinitamente mejor si ganas.
No se juega más
Con lo que cuesta ponerse por delante, a partir del minuto 80 no se juega más al fútbol. El rival no va a enlazar dos jugadas ni va a meterle ritmo al partido porque tu equipo y la gente de alrededor no lo va a permitir. Y cuando se quieran dar cuenta, sólo le quedarán treinta segundos de juego. Porque si no falta un balón para sacar, sobran dos sobre el terreno de juego. Porque al portero se le han subido los gemelos. Porque entre banquillos se va a formar un lío tan gordo que el árbitro va a tener que parar el partido para consultar con el cuarto árbitro qué está pasando. Porque queda un cambio y el jugador que va a ser sustituido está hablando con el asistente de la banda contraria y no se entera.
¡La que armé!
Conmigo en la banda, míster, este partido no se te habría ido jamás. Te invito a que le preguntes al maestro Jorge D’Alessandro por lo que le ocurrió siendo entrenador del Lleida contra el Sevilla Fútbol Club. Nos pusimos 0-1 en el minuto 80 y en inferioridad numérica cuando en el minuto 86 le metí un auxiliar en el campo corriendo con una manta para atender a uno de mis futbolistas, estando el juego aún sin detener. ¡La que se armó! Pero los puntos se vinieron para Sevilla.
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