Giro de Italia

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Comienza el reto de Contador

San Remo abre el telón del Giro donde Alberto Contador inicia su histórico asalto al doblete Giro-Tour

El ciclista español del Tinkoff-Saxo, Alberto Contador, ofrece una rueda de prensa en San Lorenzo al Mare, Italia
El ciclista español del Tinkoff-Saxo, Alberto Contador, ofrece una rueda de prensa en San Lorenzo al Mare, Italialarazon

San Remo abre el telón del Giro donde Alberto Contador inicia su histórico asalto al doblete Giro-Tour

San Remo es una meta. Un punto y final. El lugar donde residen los sueños y estalla, mágica, la primavera cuando el ciclista más rápido y más hábil, el más inteligente y el más habilidoso, logra alzar los brazos, primero y feliz la meta del primer monumento del año. Eso es San Remo. Las ojeras del madrugón que empiezan en Milán muy pronto, con la «Classicissima», las olas blandiendo la costa azul tan decadente y a la vez tan atractiva. San Remo es una melodía, cada año, una canción, el festival italiano. San Remo siempre es el final excepto ahora, que llega mel Giro y sus calles se inundan de rosa, y abren sus puertas los habitantes, los escaparates se tiñen de rosa para la carrera que rinde orgullo y homenaje a la patria italiana.

De aquí saldrá el Giro, de un carril bici que hará las veces de circuito para los 21 equipos que desfilarán como canto armonioso por los primeros 17 kilómetros de esta 98º edición de la «Corsa Rosa». De ellos, uno sobresale por encima de todos. El amarillo de Alberto Contador dirigido por Oleg Tinkov. Sí, han leído bien. El magnate ruso ha decidido que prefiere seguir este año la carrera desde el coche para dar órdenes en vez de quedarse en su yate o viajar con su avión privado a las Seychelles o recorrerse, como el año pasado, las etapas en bici un par de horas antes de que se diera la salida para los corredores. Sin Riis, borrado de un plumazo, Steven de Jongh será el guía del madrileño en el asalto a su tercero –oficialmente segundo–, Giro, pero no se librará del carácter del banquero ruso.

Después de un mes en las alturas del Teide, Contador ha desembarcado en San Remo como gran favorito y reconoce que tendrá que «llevar el peso de la carrera» y, aunque el recorrido es propicio como lo es cualquiera para un corredor de sus características y poderío, el madrileño echa en falta la montaña. «No hay llegadas en alto muy exigentes», afirma. No le falta razón. El Giro concentra este año su esencia en las últimas dos

etapas antes del paseo triunfal por Milán. Cervinia y Sestriere serán los finales en alto de las dos jornadas más duras y, a priori, decisivas. «Pero esos finales no son los puertos más duros del día», explica Contador, refiriéndose al Mortirolo, incluido en la décimo novena etapa, y al Colle delle Finestre en la vigésima. «Y eso puede cambiar un poco la forma de correr, la interpretación táctica de la carrera. Quizás motivan a la gente a atacar de lejos», sugiere el madrileño.

Para llegar hasta allí, Contador, y todo el Giro deberán primero mostrarse en las cinco anteriores metas en alto de las siete que en total suma: Abetone (quinta etapa), Campitello Matese (octava), Monte Barico (duodécima) y Madonna di Campiglio, allá donde comenzó el principio del fin de Marco Pantani y donde se dilucidará la décimo quinta jornada.

Y antes, sobre todo, hay que superar la temida contrarreloj de la décimo cuarta etapa: 59’4 kilómetros casi en su totalidad llanos, el punto de inflexión para los cuatro grandes favoritos, junto a Contador, Aru, Uran y Porte, el mejor capacitado para salir beneficiado de esa jornada. «Hasta entonces no habrá grandes diferencias entre nosotros», pronostica Contador.

San Remo, sus olas tranquilas y todo el rosa de la vida es también otro punto de inicio. El de un reto histórico que se ha propuesto Alberto Contador, ganar el Giro y el Tour en el mismo año. Para ello ha sacrificado el chico de Pinto toda la primera parte de la temporada y se ha refugiado en extenuantes sesiones de entrenamientos en el Teide. «Es un reto que me motiva y necesitaba buscar alicientes nuevos», confiesa. Solo cinco ciclistas lo han logrado: Eddy Merckx, Fausto Copppi, Bernard Hinault, Anquetil y Miguel Induráin. Nadie desde el navarro ha osado ni siquiera intentarlo. «Si alguien puede conseguirlo, ése es Contador», afirma sin dudar Hinault. Que el Giro dé comienzo.