Vuelta a España

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Contador da vida a la Vuelta

Su ataque en las rampas de Los Machucos le sirvió para ser segundo y acercarse al podio.

El ciclista madrileño del equipo Trek, Alberto Contador a su llegada a la meta de la decimoséptima etapa de la Vuelta Ciclista a España
El ciclista madrileño del equipo Trek, Alberto Contador a su llegada a la meta de la decimoséptima etapa de la Vuelta Ciclista a Españalarazon

Su ataque en las rampas de Los Machucos le sirvió para ser segundo y acercarse al podio.

Chris Froome apuraba una ración de sandía mientras esperaba a comenzar su conferencia de prensa como si nada hubiera pasado en Los Machucos. Como si Alberto Contador no le hubiera recortado 1:24 en la general. Como si Nibali no hubiera reducido su desventaja en 42 segundos. Para el británico nada cambia. Sabía que la de ayer no era una etapa favorable para él, que sólo atiende a sus fuerzas y a las de su equipo y, de momento, todo está en orden. O eso dice el maillot rojo.

El líder de la Vuelta salió tocado de la jornada. Igual que el monumento a la vaca pasiega que daba nombre al final de etapa, que perdió un cuerno entre el trajín de gente que quiso fotografiarse con ella.El ataque de Contador a falta de seis kilómetros para el final acabó con la tranquilidad que se vivía en el grupo de favoritos. A partir de ahí de nada valía la solidaridad y el esfuerzo de los compañeros. Con rampas que en algún caso alcanzan el 26 por ciento de desnivel, los ciclistas sólo llegan hasta donde alcanzan sus fuerzas. Se hace complicado viajar en grupos numerosos. A Contador le cuesta siempre. Con los años se ha convertido en un aventurero capaz de seleccionar al compañero ideal para llegar hasta el final. Ayer escogió a Miguel Ángel López, igual que había sucedido en la etapa de Sierra Nevada. Pero esta vez fue al colombiano al que le fallaron las piernas. Cuando Alberto vio que no podía ayudarle más, lo dejó atrás y se marchó en busca de los restos de la escapada original, que había conseguido llegar en solitario hasta el pie de puerto.

Cuando comenzaron las rampas sólo quedaron Dani Moreno y el austriaco Denifl, que no tardó en dejar atrás al ciclista de Movistar. Contador ascendía ligero, con todo a favor, salvo la ventaja que llevaban los de delante. Era un puerto terriblemente duro, en el que la rueda del compañero no sirve dapenas; la meteorología era complicada, con agua y niebla toda la etapa. Y las piernas le respondían. «Con este tiempo me encuentro cómodo y eso siempre es bueno», reconocía después.

Sólo le sobraron unos segundos de ventaja de Denifl en el comienzo de la ascensión a Los Machucos para rematar la jornada con una victoria parcial. «Ha sido una lástima no poder conseguir la victoria, sobre todo por mi equipo y por la afición», admitía después. Pero consiguió algo mucho más importante, dar vida a la Vuelta, que parecía sólo esperar a confirmar el dominio de Chris Froome después de la contrarreloj del martes en Logroño. Y además, acercarse al podio, que ahora le queda a 1:21.

Fue el ataque de Alberto el que animó a Nibali a intentarlo. A pesar de que el líder estaba rodeado por cuatro miembros de su equipo, se atrevió a atacar. «El ataque de Contador me desbloqueó», admitió el italiano. Igual que a Zakarin, que entró con él en meta. Los primeros de la general, excepto Contador, llegaron a Los Machucos pensando más en las fuerzas que habían gastado en la contrarreloj que en las que les quedaban para moverse hasta llegar al monumento a la vaca pasiega. Pero Alberto abrió los ojos al líder del Bahrein y provocó que los corredores fueran llegando a meta de uno en uno, de dos en dos o, como mucho, de cuatro en cuatro. Mikel Nieve fue el único que aguantó al lado de Froome. «Era una subida difícil. Cuando te ponías de pie en la bici te patinaba la rueda de atrás», admitía. Pero el líder consiguió mantener el equilibrio.