Ciclismo
Froome cambia de estrategia
El Sky ya no ataca en la primera etapa de montaña y reserva a su líder para los Alpes.
El Sky ya no ataca en la primera etapa de montaña y reserva a su líder para los Alpes.
En el equipo Sky no pueden presumir de historia como puede hacer por ejemplo el Aspin, el primer puerto de verdad que sube este Tour. Por sus rampas Stephen Cummings se despidió de sus compañeros de fuga, de Dani Navarro y hasta de Nibali, y se marchó a por su segunda victoria en la ronda gala y la cuarta del Dimension Data en siete días. Por esas mismas cuestas en 1950 Gino Bartali decidió que no podía más. Y no era cuestión física, sino miedo al público francés de la posguerra que le amenazaba de muerte a su paso. Le empujaron y hasta le tiraron. Pidió ayuda a los coches de carrera y uno se le acercó tanto que le dejó pendiendo de un hilo para caer al abismo.
El Sky llegó, históricamente hablando, antes de ayer al Tour, pero sí ha creado un precedente. El equipo británico ha ganado tres Tours de Francia, uno con Wiggins y dos con Froome y todos con el mismo guión: un mazazo brutal en la primera etapa de montaña, suficiente para coger una buena renta y atemorizar a los rivales. Después, hasta el final, a mantener la ventaja. En 2012 lo hizo «Wiggo» en La Planche des Belles Filles. Al año siguiente, Froome en Ax3 Domaines y en 2015 en la Pierre Saint Martin. Siempre en los Pirineos. No es casualidad.
A los ingleses se les da mejor defender que atacar. Pero esta vez se han visto obligados a cambiar de estrategia. «Hemos retrasado la forma de Chris. Ha llegado más justo que otros años a la primera semana, pero estará mejor en los Alpes. Como si fuera una máquina que se pueda programar. Eso son para el Sky sus ciclistas.
En el Aspin de Gino Bartali el Sky tomó las riendas del grupo de favoritos, pero dejó marchar una fuga numerosa donde Nibali no pudo terminar de seguir a Cummings. Los favoritos no se movieron hasta que bajo el globo del último kilómetro Adam Yates saltó tan fuerte del grupo que lo hizo tambalear y se le cayó encima. A él, ensangrentado, y al resto que llegaban por detrás y se vieron frenados. «Yo he pasado por encima, otros por debajo», narraba Maté. «Para mí, mejor, así hemos ido el último kilómetro tranquilos y soltando piernas para que no llegaran tan hinchadas a la meta», opinaba Contador, feliz de haber llegado con el resto de favoritos. «Mañana –por hoy– será otro mundo, a ver si salimos vivos de los Pirineos».
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