Tour 2013
Froome, contra la armada española
¿Qué es lo que tiene el Tour? Nadie lo sabe, misterios; pues quien quiere pasión se coge la mochila en el mes de mayo y se va a los Dolomitas, al Giro, por muy congelado que sea. Quien busca la cercanía se marcha a la Vuelta a España, en agosto y en septiembre, a sus mil y un finales en alto y sus tantos repechos de mecha explosiva por los que ver a los ídolos pasar a medio metro retorciéndose. El que busca el amor se marcha en caravana a Bélgica en abril, cerveza, chocolate y piedras, de Flandes a Roubaix, de la Amstel Gold Race a la Lieja. Pero en julio... en julio no hay nada. Cerveza sí, y helados de chocolate a montones.
Pero nada más, ni liga de fútbol, ni baloncesto, ni trabajo. Hay que ocupar las tardes con algo, y ese algo son las bicicletas esas que recorren Francia, como dicen las mujeres de los maridos que tumbados en el sofá echan la siesta y de repente, ¡zas!, un grito del comentarista los despierta poniéndoles a todos el corazón en un puño. Primero los de Ocaña, luego los de Bahamontes y Perico Delgado, después Miguel Indurain. ¡Ay! Aquellos románticos años que ahora se desmoronan. Y luego Joseba Beloki, su rendición y su agonía tiradas por una cuneta camino de Gap. Y después y ahora, Alberto Contador.
Encabeza el madrileño ya emigrado a Lugano, a la rica Suiza, la armada española más potente de los últimos Tours de Francia pues a él, a su Saxo Bank– que, por fin, al menos sobre el papel, es una escuadra fuerte, aguerrida y potente entre Michael Rogers, Roman Kreuziger y Nicolas Roche junto a sus inseparables Jesús Hernández y Benjamín Noval–, a ellos se unen Alejandro Valverde y Joaquim «Purito» Rodríguez entre los representantes españoles.
A falta de Samuel Sánchez, pues –que eligió este año el Giro de Italia y deja a un Euskaltel con Igor Anton y Mikel Nieve como capitanes de un barco joven, el naranja y prometedor con los «novatos» hermanos Izagirre y el esprinter andaluz Juanjo Lobato–, el ciclismo español acude con sus mejores armas a la ronda gala del centenario. Buena falta harán para echar abajo la hegemonía del temido Sky, que allá donde va arrasa, bien sea con gregarios o con jefes, y que tiene un líder sólido como es Chris Froome, claro, mucho más claro desde que el ganador del pasado año, Bradley Wiggins anunciara su ausencia y con ella, disipara toda duda en la capitanía del equipo inglés.
Pero, por mucha fuerza que haga la unión, por más que la suma de cada cosa sea el total de un todo, de un triunfo o de un derrocamiento, de matrimonios nada quiere saber ninguno.
«¿Alianzas?», se repite Joaquim Rodríguez, segundo Tour, 34 años, «Yo voy a intentar ganar el Tour y punto. Froome es el más fuerte pero pasarán mil cosas. No es un todos contra él. Vengo a por la general, y así los triunfos de etapas vendrán solos. Espero estar con los mejores y para eso he trabajado. El recorrido se adapta a corredores como yo o Valverde; él tiene más velocidad y yo subo un poco más, y creo que ambos seremos beneficiados a la hora de disputar las etapas. Pero ya no tengo 22 años, vengo a por la general», dice el siempre ambicioso Purito.
El recorrido da para que pasen las mil cosas que dice Joaquim y mucho más, con cuatro finales en alto, uno temprano, la octava etapa, en la pirenaica estación invernal de Ax3Domaines, y los otros tres alpinos: el asfixiante Mont Ventoux en la 15ª etapa, el Alpe d'Huez, que habrá que subir dos veces y final en la 18ª y Annecy Semnoz antes de pasear, de noche esta vez, por los Campos Elíseos. «No me desagrada», dice Alejandro Valverde, 33 años de veteranía a compartir con los 23 de la sensación de la temporada, Nairo Quintana. «Este año me veo diferente: con otra mentalidad, más hecho; con un equipo aún más potente del que siempre he tenido. Venimos más convencidos y creo que podemos hacerlo muy bien. Por los méritos, Froome es el gran favorito. Tiene un gran equipo, pero nosotros también, y en cualquier etapa se puede hacer una estrategia y desmontarlos. Es difícil, pero no son invencibles. Ya vimos lo que pasó con Contador en la Vuelta, en Fuente Dé, en una etapa que parecía intrascendente», sueña Valverde, al que según su director deportivo, las desgracias del curso pasado en las carreteras francesas le han hecho más fuerte para este nuevo intento: «Alejandro ha madurado con la adversidad. El pasado Tour le resultó cruel a causa de las caídas, pero a pesar de todo fue capaz de sobrevivir y ganó la última etapa de montaña de manera brillante. Se siente con confianza, convencido de sus posibilidades. Superar la adversidad le ha hecho ver las cosas de otra manera; no es menos que nadie».
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