Ciclismo

París

La soledad de Froome

Valverde es segundo tras una gran etapa del Movistar, que desmanteló al Sky. El líder se quedó solo y Porte se hundió. Ganó Daniel Martin

Valverde es segundo tras una gran etapa del Movistar, que desmanteló al Sky
Valverde es segundo tras una gran etapa del Movistar, que desmanteló al Skylarazon

Bagnères de Bigorre- La mañana en Bagnères de Bigorre se despierta agitada. Ha venido Federico Martín Bahamontes para recoger el premio al mejor escalador de la historia del Tour y tiene a la Prensa revolucionada con su energía, con sus batallas mezcladas con bromas, que se convierten en carcajadas de los plumillas que le rodean. Y él, encantado. Aún suenan los ecos de la llegada a Aix3 Domaines. Le preguntan qué opina. «¿Por qué miraba tanto Froome para atrás? Estaba más preocupado por si su compañero le iba a quitar tiempo, que en ganar la etapa», dice. Poco más se va a tener que preocupar el entrañable «Fede», que trae loca a la asistenta del Tour que le lleva y le recoge, del compañero de Froome. Poco se van a tener que preocupar todos ya de él.

Amanecía el 7 de julio en Saint Girons y, como la tradición obliga, al Reynolds, al Banesto, al Caisse d'epargne y ahora al Movistar, los corredores se colgaron el pañuelico rojo al cuello. Aguardaron su salida, como si de recorrer la Estafeta se tratara, pero en vez de curvas, montaña. Portet d'Aspet, Menté, Peyresourde, Val Louron y La Hourquette d'Ancizan para acabar entrando en el ruedo que era Bagnéres de Bigorre. Al primer asalto cayeron dos mozos del Sky: David López, el vizcaíno débil y sufridor, que con sobrevivir ya tiene bastante; y Peter Kennaugh, el penúltimo hombre de Froome en Aix3 Domaines, que se va al suelo. Para entonces, diez hombres ruedan en cabeza. Castroviejo, Plaza, Rui Costa, Izagirre... Por detrás, a Froome le empiezan a llover ataques. Y lo que le queda.

Es comenzar el Col de Menté y verse Froome solo, sin nadie para protegerle. La resaca del sábado hace estragos en los mozos de San Fermín. Contador y Valverde toman la cabeza. Sufre Evans. Aguanta Purito y Andy Schleck se deja ver, de nuevo y al fin. El Saxo Bank tira con Rogers y Roche y detrás Valverde, certero como una bala, afina pedaladas. Se dejan caer Castroviejo, Rubén Plaza y Rui Costa para acompañar a Valverde, descienden Menté y en medio del llano, el murciano echa una mirada a Plaza. Y levanta la cabeza dos veces. «Vamos».

Y allá que van, solos hasta que Froome ve su amarillo descosido y los atrapa. Y sufre, «como nunca había sufrido encima de la bicicleta». Le sacan los colores los toros del Movistar.

El Tour es entonces un campo sembrado de minas. Richie Porte, explotado por sí mismo, perdido, encuentra a Kennaugh, que lo ahoga. Corona con tres minutos. Descalabro. Va a dejarse 18 en meta. Al pie del Peyresourde, el grupo de Contador atrapa a los verracos del Movistar, que tienen a Froome sumido en una pesadilla de la que no tiene claro aún si saldrá con vida.

El keniano duda hasta de su respiración, más cuando Amador toma el mando. Y luego llega Castroviejo. Y después Rui Costa y Plaza. Y entre medias los rejoneadores, Valverde y Quintana. Seis hombres al comando cabalgando sobre Val Louron, la montaña que en 1991 vistió por primera vez de amarillo a Indurain. El color que persigue Valverde.

Y agita Quintana en Hourquette d'Anzican. Cuatro veces. Tiene a Froome loco. «Sólo me preocupaba seguirlo», dijo. «Tampoco eran ataques con mucha convicción», asegura después Contador. A la cuarta que azotó, Valverde le dijo que parara, que quedaba aún llano y debía reservar. De ese parón se aprovechan Dan Martin y Jakob Fuglsang, anónimos para jugarse el triunfo. Puede Dan Martin, claro, más rápido, más ligero y mucho más vivo. Y luego llegan los toros del Movistar, Valverde, ya segundo de la general a minuto y medio de Froome, solo y desmantelado.

«No doy nada por perdido hasta París»

«Está fuerte Chris Froome». Son las palabras que más se repiten a pie del asfalto de la preciosa Bagneres de Bigorre, entre jadeos, gritos del público enloquecido, quién sabe si por los ciclistas, por la caravana publicitaria o por la visita de François Hollande al Tour. «Pero le hemos desmontado al equipo», dice Alejandro Valverde, «hemos dejado al Sky completamente sin equipo. Me hubiese gustado ganar la etapa, no ha podido ser, pero aún así estoy contento». Él y su Movistar, no sólo por auparse al segundo puesto sino, sobre todo, por el golpe psicológico de dejar a Froome en la más absoluta soledad, fueron los grandes vencedores de la jornada con una apuesta valiente, desde lejos, tan arriesgada como bella.

«Tampoco ha probado con mucha convicción», ponía la puntilla Alberto Contador refiriéndose a Nairo Quintana y sus cuatro ataques en la Hourquette d'Ancizan. «Porte ha perdido mucho tiempo y eso es buenísimo. Mis sensaciones han sido bastante mejores que el sábado, que fueron pésimas», reconoció. «Yo no doy nada por perdido hasta París. Aún queda mucha carrera».